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Resultó, que los besos no eran una cosa de una vez. Coronel parecía pensar que ahora que lo había hecho una vez, tenía el derecho de besar a Andrés cuando quisiera y él parecía quererlo muy a menudo.

Por lo que, Andrés había estado pasando un montón de tiempo en el regazo de Coronel, con la lengua de Coronel en su boca y sus manos en su trasero. Lo último le hizo sentir un poco incómodo, pero Coronel no parecía querer otra cosa. Andrés pensó que no podía evitarlo, así que no hizo un escándalo sobre ello.

Por lo general, después de unos diez minutos de besarse duro, Coronel le ordenaba que se la chupara, pero hoy se estaba tomando su tiempo, besándolo una y otra vez, profundo y muy sucio. Andrés apenas podía respirar. La sensación de estar completamente abrumado estaba de vuelta, y Andrés se encontró a sí mismo jadeando y haciendo pequeños ruiditos, ni siquiera sabía el por qué. Él no estaba seguro de si le gustaba este sentimiento, el sentimiento de estar completamente abrumado o lo odiaba completamente.

Coronel rompió el beso, pero en lugar de simplemente ordenarle que se la chupara, como generalmente hacía, él comenzó a bajar besando el cuello de Andrés.

-E-Estoy seguro de que esto no era parte del trato-. dijo Andrés. Coronel lo ignoró, claramente.

Desde que todo empezó, había descubierto que en realidad Coronel se mantuvo bajo control en clases y no demostró su... encantadora personalidad, solo por halagarlo un poco. Cuando estaban solos, Coronel no se contenía: era completamente dominante. Todo tenía que hacerse del modo en que él quería.

Andrés fue arrancado de sus pensamientos cuando sintió la gran mano de Coronel deslizarse bajo su remera para acariciar su espalda desnuda.

-Cómo que estás cruzando la línea-. Andrés murmuró, aunque si era honesto consigo mismo, no le molestaba tanto que Coronel lo tocara. Se preguntó si debía hacerlo.

No era la primera vez que se le había ocurrido, que él no estaba ni cerca de estar asustado por todo el asunto como probablemente debería haberlo estado. Pero, de nuevo, él tenía la verga del hombre en su boca todos los días. Esto no era nada. Coronel continuó mordisqueando su cuello agresivamente. -Mastúrbame.

Antes de que Andrés pudiera hacerlo, el teléfono de Coronel empezó a vibrar en el escritorio.

Coronel levantó la cabeza del cuello de Andrés y extendió la mano por su teléfono.

-¿Sí?-. dijo sin mirar el identificador de llamadas.

Andrés observó con interés como la cara de Coronel se convirtió en una máscara de piedra. Obviamente, no le gustaba lo que sea que dijera la persona que llamaba, porque su voz se volvió dura. -No me interesa, Cache-. Una pausa. -Me importa una mierda lo que quiere. No iré.

La conversación despertada su curiosidad, Andrés se acercó al teléfono, tratando de escuchar lo que estaban diciendo.

-...papá está muy enfermo, Ari-. la mujer Cache dijo. -No estoy mintiendo. Él nunca lo admitiría, pero yo sé que él quiere verte antes de... Por favor, Ari. Hazlo por mí.

La expresión de Coronel se apretó. -Yo no voy a hacer lo que él quiere que haga. Yo no me voy a casar con esa niña.

-Catana es agradable-. dijo. -Su padre es amigo de nuestro padre, ella es amable y...

-Cache-. Coronel la interrumpió, clavando la vista en su escritorio. -Olvidas algo, no me interesan las mujeres; incluso si lo hicieran, nunca me habría casado con la mujer que él eligió para mí.

Cache suspiró. -Solo ven a casa este fin de semana. Eso es lo único que te pido-. Coronel se tocó el puente de la nariz.

-Bien-. escupió. Colgó bruscamente y tiró el teléfono sobre su escritorio.

-¿Tu hermana?-. dijo Andrés. Pensando que Coronel ya no estaría de humor para lo que estaban haciendo, estaba a punto de deslizarse de su regazo cuando Coronel lo agarró y lo tiró en un beso.

El beso fue cruel y duro; un beso creado para castigar. Se terminó tan rápido como empezó.

Coronel le agarró de la barbilla y lo miró fijamente, la ira aún en él en oleadas. -Tú iras conmigo.

Andrés rio. -¿Lo haré? Gracias por informarme.

-Te pagaré-. dijo Coronel. -Otros tres mil por el fin de semana.

Andrés se le quedó mirando. -Bromeas. ¿Estás dispuesto a pagarme tres mil euros solo para molestar a tu familia?

La mirada que Coronel le dirigió le habría hecho estremecerse algunas semanas atrás. -Eso no es asunto tuyo-. Echó un vistazo a su reloj. -Son casi las dos. Vete a casa y empaca para el fin de semana. Voy a recogerte en dos horas-.

Andrés puso las manos sobre los hombros de Coronel. -Espera un segundo. Yo no voy a ir a ningún lado. Lo digo en serio. No puedo.

Coronel le lanzó una mirada irritada. -¿Por qué no?

Andrés negó. -Tengo dos hermanos pequeños. Tienen solo cuatro años. No puedo dejarlos el fin de semana. Nadie puede cuidarlos.

Coronel tenía una expresión en su rostro que Andrés no podía leer. -Consígueles una niñera. Yo lo pagaré.

Andrés salió de su regazo. -¿Esa es tu respuesta para todo? No se puede comprar todo, ¿sabes? Yo no voy a dejar a los niños con alguien que no conocen. Su niñero habitual tiene el fin de semana libre.

Coronel exhaló, sus cejas alzándose levemente mientras el ceño fruncido alcanzaba a sus labios. -Bien. Trae a los mocosos con nosotros.

Andrés hizo una pausa. -Yo no creo que sea una buena idea. Ellos se ponen ansiosos con los extraños, y tú... bueno, tú eres tú.

Una sonrisa irónica apareció en el rostro de Coronel. -Contrariamente a las opiniones de la universidad, yo no como bebés para el desayuno-. Se puso de pie y caminó hacia Andrés. -Vienes conmigo-. dijo, deteniéndose frente a él. -No me importa lo que hagas con los niños, pero tú vienes conmigo.

Antes de que Andrés pudiera decir algo, Coronel lo agarró del cuello y lo tiró en un beso.

Unos minutos más tarde Coronel finalmente le permitió respirar de nuevo, y Andrés estuvo perturbado de encontrar sus dedos apretados en la camisa de Coronel.

-Bien-. dijo, un tanto aturdido, parpadeando.

Coronel le dio un empujón hacia la puerta. -Te recogeré en dos horas. Conozco tu dirección.

-Bien-. dijo Andrés de nuevo y se fue, sintiéndose un poco confundido y asustado.

MORBOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora