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Decir que la cena fue incómoda sería un eufemismo. No fue sólo incómoda: fue dolorosa.

Habían pasado sólo diez minutos y Andrés ya estaba mirando el reloj del padre de Coronel en la pared.

La atmósfera tóxica de la habitación era tan espesa que podría ser cortada, pero nadie se atrevería. Nunca había visto tanta pasivo-agresividad entre los miembros de una familia. Ahora Andrés se alegró de que a Teo y Bruno no se les había permitido comer con los adultos.

La parte molesta era, que nadie dijo nada incorrecto; todo estaba cuidadosamente oculto detrás sonrisas insulsas y modales pulidos. El marido de Denisse, era el único que parecía estar luchando por ocultar su disgusto por su cuñado.

Coronel no prestó mucha atención, sin embargo; sus palabras más de cortantes se reservaron para su padre. Coronel era bastante famoso por su crueldad en la universidad, pero no era nada comparado con su maldad hacia su padre. Andrés habría sentido lástima por Joseph Coronel si el anciano no fuera en realidad una mierda. Durante los primeros diez minutos, Joseph había logrado insultar todo sobre su hijo, desde su inteligencia a su sexualidad, su tono lleno de burla y desprecio.

Al verlos, Andrés estaba empezando a entender por qué Coronel había dejado su casa y no regresó en seis años. Él también estaba empezando a entender por qué Coronel era un monstruo del control. La personalidad de su padre era tan dominante que probablemente había desarrollado una necesidad similar por controlar todo como un mecanismo de defensa.

-Ellos se dan cuenta de lo mucho que son parecidos, ¿no?- Andrés murmuró a Denisse, asegurándose de que Coronel, que estaba sentado a su otro lado, no podía oírle. Denisse parecía ser la única cara amigable en la mesa.

Ella suspiró. -Creo que eso es, en parte, el por qué se odian entre sí-, murmuró. -Aunque en el fondo, se preocupan el uno por el otro-.

Andrés observó a padre e hijo como francotiradores el uno hacia el otro y le dio una mirada escéptica.

Denisse sonrió sin humor. -Lo sé, es difícil de creer, pero papá se preocupa por Raptor...Ari- Sus ojos se volvieron distantes. -Cuando éramos niños, padre solía estar muy orgulloso de él. Yo solía envidiarlo. Las cosas se volvieron... difíciles cuando papá se enteró de su sexualidad, pero estoy segura de que todavía se preocupa. Si él no lo hiciera, él le habría repudiado hace mucho tiempo y le hubiera desheredado.- Echando un vistazo a su marido, ella bajó la voz. -Mi esposo está muy enojado al respecto. Él ha estado trabajando en la empresa familiar durante años y piensa que se merece heredarla-.

-Ah-, dijo Andrés. Eso explicaba la mirada de recelo del esposo de Denisse hacia Coronel.

Hablando del hombre, este eligió ese momento para girarse hacia Andrés y preguntar: -¿Así que... tú trabajas? ¿O mi cuñado paga tus cuentas por abrir tus piernas para él?-

El silencio cayó sobre la mesa, y Andrés se sintió ruborizar.

No podía creer que el esposo de Denisse había dicho eso realmente. Y a juzgar por la mirada incómoda que brilló en el rostro del tipo, él no lo podía creer tampoco. Pero entonces el esposo apretó la mandíbula, mirándolo terca y decididamente: él podría haber lamentado decirlo, pero era evidente que no estaba retirándolo.

Andrés se mordió el labio, sin saber qué decir. Las palabras del hombre casado dieron un poco demasiado cerca de casa, es decir, que casi estaba en lo correcto. Claro que nadie aquí conocía la naturaleza de su relación con Coronel, pero sin embargo, hizo que se sintiera avergonzado y humillado. Andrés no había completamente llegado a un acuerdo con sí mismo al respecto, y ahora... él se sentía como una puta. Era ridículo, pero era la primera vez que realmente lo sentía. No se había sentido como una puta cuando chupaba la verga de Coronel por dinero; se sentía como una puta mientras estaba sentado en este comedor elegante con toda esta gente ridículamente rica.

-Discúlpate-. Coronel. Habló en una voz baja, pero todo el mundo en la sala lo escuchó. Su característica mirada fluyendo de sus ojos amenazante.

El esposo tragó pero miró a Coronel, trato de no titubear cuando dijo: -¿Por qué debería hacerlo? Todos podemos ver que él es pobre y se deja follar para--

-Vas a pedir disculpas-, dijo Coronel, su tono peligrosamente suave.

-Cariño, por favor-, dijo Denisse, incómoda. -Eso estuvo fuera de lugar-

-Discúlpate-, dijo Coronel de nuevo. Joseph Coronel estaba observando el intercambio entre su hijo y su yerno, su mirada característica igualmente activa.

-Está bien-, dijo Andrés suavemente. Coronel no le hizo caso y continuó frunciéndole el ceño al esposo de su hermana, quien parecía cada vez más incómodo.

-Él pedirá disculpas o nos vamos-

Andrés pensó que era una amenaza extraña, ya que el esposo de Denisse se deleitaría si se fueran, pero Joseph Coronel frunció el ceño. -Discúlpate. Nadie insulta a mis invitados-.

Excepto usted, pensó Andrés, con ironía.

El esposo dijo secamente, -Mis disculpas si he ofendido a alguien. No fue mi intención-.

Coronel no parecía satisfecho en lo más mínimo, su cuerpo tenso y los ojos entrecerrados.

-Si quieres saberlo,- Andrés dijo. -Soy estudiante, y trabajo a tiempo parcial como camarero. Sí, Ari paga la mayor parte de mis cuentas. No me avergüenzo de ello. Tengo suerte de tener una pareja que me apoya, en quien confiar.- Lo miró a los ojos. -Y si yo extiendo mis piernas para él no tiene nada que ver contigo, y sin duda, no es de tu incumbencia.- Andrés enarcó las cejas. -No estoy seguro de por qué siquiera has sacado el tema. A menos que sientas envidia-.

Sonrió al rostro del idiota lentamente poniéndose rojo. A Andrés ni siquiera le importaba el raro silencio que descendió sobre la sala. Cogió su tenedor y comenzó a comer de nuevo, ignorando a todos.

Podía sentir la mirada de Coronel en él.

Andrés no le devolvió la mirada.

MORBOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora