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Andrés pasó unas horas jugando con Teo y Bruno después de la cena.

Cuando los gemelos finalmente se agotaron y se durmieron, Andrés volvió a su dormitorio.

Estaba vacío.

Sin saber si estaba aliviado o decepcionado, Andrés cogió ropa limpia y tomó una larga ducha. Se quedó por un rato con el agua cayendo sobre su cuerpo desnudo y pensó en el hecho de que iba a compartir la cama con Coronel. Toda la noche.

Andrés miró su miembro medio duro y suspiró. Esto era todo tan confuso. Coronel era un hombre. Era también un jodido idiota, un monstruo del control. Él no podía estar emocionado por compartir la cama con él.

Molesto con su cuerpo, Andrés se secó, se vistió, y caminó de regreso al dormitorio.

Al principio, pensó que Coronel estaba todavía en otro sitio. Entonces vio una figura alta en el balcón.

Despacio, Andrés hizo su camino hacia la puerta, la abrió y salió. Cuando el aire frío le golpeó, se estremeció un poco y envolvió sus brazos alrededor de sí mismo para mantener el calor. Estaba bastante cálido para noviembre, pero no era lo suficientemente caliente para una capa delgada de ropa.

Coronel tenía un cigarrillo en la mano. No volvió la cabeza.

Andrés se apoyó en las barandillas del balcón, reflejando la postura de Coronel. -Él realmente está enfermo, sabes.-

Se dio cuenta de la rigidez sutil de los hombros de Coronel solo porque él lo estaba observando de cerca.

-Sí-, dijo Coronel con la voz apagada. -Se está muriendo.-

Andrés no podía decir que estaba sorprendido.

-Lo siento.-

Se encogió de hombros y Coronel dio una larga calada a su cigarrillo. -No hay amor paternal perdido entre nosotros.-

Andrés miró a la luna. -Cuando mis padres murieron, dejaron deudas enormes. La casa tuvo que ser vendida para pagar a los acreedores, por lo que terminé sin hogar, apenas legal, y con dos niños pequeños que cuidar. A veces los odio. Por morir, por ser tan irresponsables y ponerme en esta posición.- Sentía la garganta cerrarse y tuvo que tragar el nudo. Respirando el limpio aire nocturno, inclinó su rostro hacia arriba para sentir la brisa rozar su piel. -Pero los echo de menos. Mucho-.

Coronel no dijo nada.

-Él es tu papá-, dijo Andrés.

Coronel apagó el cigarrillo. -Yo no te traje aquí para que me puedas dar una conferencia sobre la importancia de la familia.- Su voz entrecortada. Irritado.

-No. Tú me trajiste aquí para molestar a tu padre y demostrar tu punto. ¿No crees que es lamentable y desagradable?-

-Él no es ninguna víctima. Morir no lo hace ser menos mierda-.

-No lo hace-, Andrés estuvo de acuerdo.

-Y tú no sabes nada sobre nuestra relación.-

-Tienes razón: no sé nada. Ya hemos establecido que solo soy un tonto chico bonito con rizos-.

Coronel se volvió hacia él. Andrés podía sentir el calor de su mirada, incluso en la oscuridad.

-Eres molesto-, dijo Coronel antes de tirar a Andrés hacia él y aplastar sus labios juntos.

Varios minutos después, Andrés abrió los ojos y dijo: -Esto es molesto, también. Estás usando esa cosa de mi fijación oral contra mí.-

MORBOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora