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Coronel no regresó en unos pocos días.

Tampoco llamó. Andrés sabía que podía llamar, pero la sola idea le hizo temblar. No quería parecer pegajoso.

Para el viernes, Andrés no sabía qué pensar. No ayudó el que Teo y Bruno continuaran preguntando dónde estaba el Sr. Coronel, la pregunta para la que Andrés no tenía respuesta.

¿Dónde estaba él?

Era un pensamiento persistente en la parte posterior de la mente de Andrés el que Coronel era un compromiso-fóbico. Tal vez lo había dejado porque esta cosa entre ellos le asustó. Si eso era así, bien, que se joda. Andrés estaría condenado si se dejara ser el tipo pegajoso.

-¿Qué te pasa, hombre?- Victor preguntó el viernes por la mañana, mientras que se sentaron en la clase de Coronel.

-Nada.-

-Te ves como la mierda.-

-No dormí bien-, Andrés murmuró, frotándose los ojos. No era una mentira. -Sólo estoy...- Se interrumpió a sí mismo, notando al profesor que entraba en el salón de clases.

No era Coronel.

Su corazón se hundió.

La Profesora se sentó detrás del escritorio de Coronel y sonrió a los estudiantes. -Buenos días-, dijo la mujer alegremente. -Voy a estar reemplazando al profesor Coronel hasta nuevo aviso-.

Una alegría recorrió la habitación.

Andrés levantó la mano.

-¿Sí, señor Saavedra?-, dijo.

-¿Dónde está el profesor Coronel?-

Ella arqueó las cejas. -Yo no creo que sea tu problema, pero si quieres saberlo... El Profesor Coronel está ausente debido a circunstancias familiares-.

-Sí,- la chica sentada al otro lado de Andrés murmuró. -He visto en las noticias que él se estará casando con la hija del mejor amigo de su padre-.

Andrés se quedó mirándola, aturdido.

Victor le puso una mano en el hombro y le dijo algo, pero apenas podía oírlo.

¿Casado? ¿Ari?

-No puede ser verdad-, susurró: más para sí mismo que para la chica. -Él es gay. Y él es...- Mío.

Excepto que no lo era, ¿verdad? No tenía ningún derecho a estar enojado. No eran nada el uno del otro.

-¿Estás bien?-, dijo Victor, quien lo miraba con el ceño fruncido.

-Estoy bien.-

-Sparta-...-

-¡Estoy jodidamente bien!- Andrés respiró hondo y dijo, más suave, -Lo siento. Estoy bien.-

MORBOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora