El corazón me late a toda velocidad dentro de mi pecho.
Los niños comienzan a agolparse en la puerta de la guardería, pero eso no es lo que me saca de quicio. El verdadero problema es saber que los hermanos de Darien vendrán en cuestión de minutos y tras haber huido de su restaurante, me da pánico volver a ver a su madre.
Cuando diviso la cabellera de Milla y Jay a lo lejos, me reconforta no ver cerca a Darien ni a su madre. En su puesto, hay un muchacho joven, más pequeño que Darien, pero juraría que no lo he visto nunca.
—¡Zane! —exclama Milla al chico mayor— ¡Mira! Es la novia de Darien.
Cuando el dedo de la niña señala directamente en mi dirección, me veo obligada a girarme para comprobar que no haya nadie detrás de mí. Pero no. Está hablando de mí.
El calor se agolpa directamente en mis mejillas cuando compruebo que la entrada a la guardería se está despejando, lo cual significa que estoy sola con todos los hermanos de Darien, que, por extrañas razones, piensan que soy su novia.
—¡Edith! —grita Jay antes de abrazar mi pierna.
Con dificultad, le devuelvo el abrazo, todavía con la respiración atascada en mi garganta. No me pierdo como el tal Zane me repasa de arriba a abajo con la mirada.
—¿La novia de Darien?
—Sí —asiente Milla, yo me estoy ahogando—, es ella. Los vimos juntos.
Me apresuro a negar con la cabeza, angustiada.
—¡No! Para nada.
—Entonces, ¿no os vais a ver esta noche? —la dichosa niña entrecierra sus ojos hacia mí.
—Sí, pero...
—¿Y no estaba aquí el otro día contigo? —prosigue ella.
—Sí, pero...
—¡Entonces sois novios! —interrumpe Jay— Lo dice mi madre.
—No creo que mamá haya dicho tal cosa. —lo contradice Zane. Su hermano le saca la lengua burlescamente.
—¿Cuándo vas a venir a casa? —me cuestiona Milla, tomando las riendas de la conversación de nuevo.
—¿A qué casa? —replico yo, mareada.
—¡A la nuestra! —responde Jay— Allí también vive Darien y como es tu novio...
—Vaya, y yo que creía que seguía colado por Lana. —exclama Zane.
La sangre se hiela en mis venas al instante, aunque trato de no dejarlo ver.
—¿Lana? —le pregunto con disimulo, pero es Milla quien me contesta.
—Es la novia de Darien, pero...
—Milla, no seas chismosa —la reprende Zane—, vamos, entra.
La niña trata de protestar, pero luego ve a su amiga ya en la guardería y deshecha su idea. Ambos hermanos entran corriendo, casi llevándome por delante.
Zane y yo intercambiamos miradas durante unos instantes más antes de que se de la vuelta y se marche sin despedirse.
La conversación que hemos tenido me deja un mal sabor de boca y varias preguntas sin responder. ¿Quién será la tal Lana? ¿Y qué querían decir con que "es la novia de Darien"?
Las próximas horas de mi vida se basan en pintar, poner música infantil y trata de desconectar aunque se me haga imposible. No sé cuántos niños me han dicho hoy que estoy triste. Menos mal que nunca he querido ser actriz o moriría de hambre.
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De corazones rotos y otros desastres ©
RomanceUna competición, un día de lluvia y un conductor en absoluto prudente es todo lo que se necesita para hacer que salten las chispas del odio..., ¿o quizás del amor? Portada realizada por: @Thera_mis.