Maratón 1/4
"Hagamos algo: Tú sigue tu camino y yo el mío, a no ser, claro, que el destino vuelva a enredarlos."
Elizabeth
-No vuelvo a dejarme llevar por ti, hermanita. -le recriminé de manera divertida a Kim una vez que perdimos de vista a Erickson.
Nos encontrábamos en el mismo centro de la ciudad, respirando agitadamente mientras mirábamos a nuestros alrededores iluminados de color naranja y atestados de personas disfrazadas de todo tipo.
Kimberley sonrió como un angelito.
-La próxima vez no nos acercamos a esa casa y ya. -respondió mientras se enganchaba a mi brazo y sonreía batiendo las pestañas coquetamente en mi dirección.
No pude evitar que se me escapara una pequeña risita porque, simplemente, conocía demasiado bien a mi hermana menor y sabía que quería otra cosa.
-¿La próxima vez? -pregunté mientras enarcaba una ceja y nos hacía caminar hasta un puesto de comida chatarra que había a un par de metros de nosotras. Kim pareció darse cuenta de su error porque amplió su sonrisa hasta parecerse al Gato de Alicia mientras evitaba a toda costa mi mirada.
No pude evitar reírme de la inocencia de mi hermana, pasando a acariciar con cierta ternura las trenzas que se había hecho.
-¿Qué es lo que quieres que haga ahora, Kim? -le pregunté mientras me debatía entre una manzana acaramelada o un dulce local: helado de calabaza con crema montada de chocolate blanco. Al final me decidí por el dulce local-. Como no me des una respuesta ahora, me voy a casa, Kim. -decidí darle un ultimátum a la vez que me volteaba para mirarla a la cara.
Kim suspiró antes de finalmente soltar esa petición que, aunque no lo crea, le cumpliría sin miramientos por sólo consentirla.
-Quiero que me lleves a una fiesta a la que fui invitada. -enarqué una ceja con escepticismo porque no podía ser tan fácil. Kim se sonrojó mientras miraba un punto por encima de mi cabeza, lo que significaba que me iba a sacar de la zona de confort, nada bueno para mí-. El problema es que hay que ir con alguien mayor de edad y esa persona debe ir disfrazada de algo diferente a la persona que lleva.
-Es decir... -la insté a continuar esperando que no fuera lo que pensaba.
-Tenemos que volver a la casona para que te vuelvas a cambiar. -incluso sonrió y todo como un angelito mientras hacía ojitos.
Suspiré tratando de calmarme mientras le hacía un gesto de que me siguiera.
🎗️🎗️🎗️
Y aquí estoy de nuevo esperando a que mi hermana termine de colocar las argollas doradas en algunos mechones de cabello que ella misma seleccionó, porque da la casualidad que esta vez me toca ser Cleopatra.
-Ya terminé. -anunció Kim alejándose un par de pasos mientras esperaba a que diera mi opinión.
La verdad es que me gusta la forma en que la saya blanca con detalles en dorado y abertura en ambos muslos, se ajusta a mi figura; la forma en que tintinean las pequeñas cadenas de los tacones dorados con más de veinte centímetros, y evitan que la saya no se vea mal por su longitud hasta los talones. En la parte de arriba, Kim me obligó a poner un top dorado con escote Bardot y con mangas caídas que se unen por detrás hasta los codos, que combina perfectamente con la faja ancha de color dorado de la saya; mientras que en las muñecas llevo muñequeras anchas de color dorado como la Mujer Maravilla. Kim utilizó colores mates y brillantina dorada para el maquillaje, haciendo que mis ojos se vean felinos y con profundidad, mientras los labios destacan por sí solos con su grosor y el labial negro mate que utilizó. En el cabello, simplemente lo volvió a alisar antes de agregar unas cuantas argollas en algunos mechones y unas cuantas cadenitas finas doradas asemejándose a una de esas tiaras antiguas.
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Rompecorazones 1: BROKEN
Любовные романыEmpecemos por el principio: por el olor de un libro nuevo, por las ansias de conocer la historia que aguarda escrita entre sus hojas. Aventurémonos entre las líneas, saboreando las palabras que nos cuentan sobre la vida de Elizabeth, una chica con t...