Capítulo 15

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Maratón 1/4

"Hagamos algo: Tú sigue tu camino y yo el mío, a no ser, claro, que el destino vuelva a enredarlos."


Elizabeth


-No vuelvo a dejarme llevar por ti, hermanita. -le recriminé de manera divertida a Kim una vez que perdimos de vista a Erickson.

Nos encontrábamos en el mismo centro de la ciudad, respirando agitadamente mientras mirábamos a nuestros alrededores iluminados de color naranja y atestados de personas disfrazadas de todo tipo.

Kimberley sonrió como un angelito.

-La próxima vez no nos acercamos a esa casa y ya. -respondió mientras se enganchaba a mi brazo y sonreía batiendo las pestañas coquetamente en mi dirección.

No pude evitar que se me escapara una pequeña risita porque, simplemente, conocía demasiado bien a mi hermana menor y sabía que quería otra cosa.

-¿La próxima vez? -pregunté mientras enarcaba una ceja y nos hacía caminar hasta un puesto de comida chatarra que había a un par de metros de nosotras. Kim pareció darse cuenta de su error porque amplió su sonrisa hasta parecerse al Gato de Alicia mientras evitaba a toda costa mi mirada.

No pude evitar reírme de la inocencia de mi hermana, pasando a acariciar con cierta ternura las trenzas que se había hecho.

-¿Qué es lo que quieres que haga ahora, Kim? -le pregunté mientras me debatía entre una manzana acaramelada o un dulce local: helado de calabaza con crema montada de chocolate blanco. Al final me decidí por el dulce local-. Como no me des una respuesta ahora, me voy a casa, Kim. -decidí darle un ultimátum a la vez que me volteaba para mirarla a la cara.

Kim suspiró antes de finalmente soltar esa petición que, aunque no lo crea, le cumpliría sin miramientos por sólo consentirla.

-Quiero que me lleves a una fiesta a la que fui invitada. -enarqué una ceja con escepticismo porque no podía ser tan fácil. Kim se sonrojó mientras miraba un punto por encima de mi cabeza, lo que significaba que me iba a sacar de la zona de confort, nada bueno para mí-. El problema es que hay que ir con alguien mayor de edad y esa persona debe ir disfrazada de algo diferente a la persona que lleva.

-Es decir... -la insté a continuar esperando que no fuera lo que pensaba.

-Tenemos que volver a la casona para que te vuelvas a cambiar. -incluso sonrió y todo como un angelito mientras hacía ojitos.

Suspiré tratando de calmarme mientras le hacía un gesto de que me siguiera.

🎗️🎗️🎗️

Y aquí estoy de nuevo esperando a que mi hermana termine de colocar las argollas doradas en algunos mechones de cabello que ella misma seleccionó, porque da la casualidad que esta vez me toca ser Cleopatra.

-Ya terminé. -anunció Kim alejándose un par de pasos mientras esperaba a que diera mi opinión.

La verdad es que me gusta la forma en que la saya blanca con detalles en dorado y abertura en ambos muslos, se ajusta a mi figura; la forma en que tintinean las pequeñas cadenas de los tacones dorados con más de veinte centímetros, y evitan que la saya no se vea mal por su longitud hasta los talones. En la parte de arriba, Kim me obligó a poner un top dorado con escote Bardot y con mangas caídas que se unen por detrás hasta los codos, que combina perfectamente con la faja ancha de color dorado de la saya; mientras que en las muñecas llevo muñequeras anchas de color dorado como la Mujer Maravilla. Kim utilizó colores mates y brillantina dorada para el maquillaje, haciendo que mis ojos se vean felinos y con profundidad, mientras los labios destacan por sí solos con su grosor y el labial negro mate que utilizó. En el cabello, simplemente lo volvió a alisar antes de agregar unas cuantas argollas en algunos mechones y unas cuantas cadenitas finas doradas asemejándose a una de esas tiaras antiguas.

Rompecorazones 1: BROKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora