“Uno, dos, tres... ¿cuántos eran?
Problemas, quiero decir.”Elizabeth
Levantarse con resaca era una mierda, incluyendo el hecho de los rayos del sol dándote directamente en el rostro. El sonido estridente de la alarma murió rápidamente al estrellar el aparato contra la pared. Ni siquiera sabía cómo llegué aquí.
Definitivamente no tenía aguante para la bebida.
Gruñí contra la almohada mientras el dolor de cabeza me taladraba el cerebro. De repente oí el sonido de toques insistentes contra la puerta de la habitación.
—¿Elizabeth? Llegarás tarde a clases. —la voz de Kristhian fue suficiente para quitarme la pereza y levantarme de un salto, asustada sin saber muy bien por qué.
O sí sabía. No es importante ahora.
Me pegué a la madera de roble negra de las puertas dobles antes de abrir una de ellas un par de centímetros para ver a Kris enfundado en uno de sus habituales trajes rayados color celeste mientras sostenía una taza con algo humeante en la mano. Le brindé una sonrisa escasa mientras escondía medio cuerpo detrás de la puerta.
—Lo siento, me quedé dormida. —tuve que carraspear segundos después de hablar para que la voz no se oyera tan raspada.
Vi el momento en que crispó la expresión con la sospecha en los ojos mientras me observaba de arriba abajo, deteniéndose en los nudos visibles del cabello enmarañado y la forma en que sonreía tratando de que el olor a alcohol que desprendía no llegara hasta él.
Y noté el momento en que empezó a atar cabos.
—¿Hay algui...?
—No. —lo corté con nerviosismo, respondiendo demasiado rápido y desviando la mirada. Eso fue suficiente para que Kristhian empujara la puerta con la mano abierta y se adentrara en la habitación a pasos largos, dejando la taza en una de las mesitas de noche y deteniendo la mirada en mis zapatos tirados en una de las esquinas de la habitación con una blusa arriba, ropa regada encima de uno de los sofás de cuero negro, yo en ropa interior con el pelo enmarañado, la cama hecha un desastre.
Vi sus hombros cuadrarse con la tensión latente, segundos antes de que ambos oyéramos el sonido de agua corriente en el cuarto de baño.
Kristhian tardó segundos en hacer chocar la puerta con la pared del cuarto del baño, abriéndola de par en par, sólo para ver el grifo abierto con un chorro de agua.
—Te dije que no había nadie. —hablé a su espalda con pena. Kristhian eliminó la tensión al suspirar sonoramente y rodearme hasta quedar frente a mí.
Se rascó la nuca con incomodidad.
—Seguro es que no he despertado del todo aún. —murmuró antes de depositar un beso en mi frente y salir de la habitación con el mismo ímpetu con el que entró.
No sabía lo tensa que estaba hasta que exhalé sonoramente mientras ponía una mano en el pecho. Segundos después, los latidos de mi propio corazón se desbocaron al sentir una mano masculina y húmeda que me tapó la boca antes de arrastrarme al cuarto de baño.
—Me debes una, joder. —cualquier grito quedó atrapado contra la mano presionada contra mi boca mientras sentía un aliento caliente rozarme la oreja. De repente fui consciente del contacto de piel con piel.
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Rompecorazones 1: BROKEN
RomanceEmpecemos por el principio: por el olor de un libro nuevo, por las ansias de conocer la historia que aguarda escrita entre sus hojas. Aventurémonos entre las líneas, saboreando las palabras que nos cuentan sobre la vida de Elizabeth, una chica con t...