huit.

319 11 0
                                    


"¿Qué tal estás?" – le sonrío.

"Hombre, la protagonista de la noche." – me devuelve el gesto y se apoya en el marco de la puerta. Hoy venía solo. – "¿Qué tal esta semana?"

"Voy mejorando, a tirones, pero vamos."

"Esa es la mejor noticia que he tenido en diez días."

"¿Ha pasado algo?" – me preocupo.

"No, tranquila. Han sido diez días aburridos, nada más."

"Me alegro de haberte podido entretener." – río nerviosa. – "Yo ya no pienso casi en el paso ese." – susurro mirando al suelo.

De repente siento su abrazo y me sobresalto. – "Eso es genial, Natalia."

Mis brazos envuelven su espalda automáticamente.

"Créeme que lo sé." – suspiro.

Después, cuando llevamos andando ya un rato en silencio por las calles de Barcelona, se anima a volver a hablar.

"¿Qué tal tu familia? ¿Viven en Santander?"

"Oh." – no me esperaba ese tema. – "No, viven en mi pueblo. Y mi hermano está bien, hablo con él todos los días. Él sí que está en Santander, porque estudia en la universidad y no quiere quedarse en casa."

"¿Tú tampoco?"

"¿Mm?" – emito un sonido confuso.

"¿Estudiaste allí y viniste a Barcelona?"

"Eh... No, hice el bachiller de artes allí y luego vine aquí con una beca a seguir con la danza." – el tema me era un poco incómodo, pero tampoco estaba haciendo preguntas intrusivas. Sabía que era curiosidad genuina, y no podía culparle. Yo también tenía ganas de hacer lo mismo.

"Qué guay. Yo como he estado desde pequeño en Barcelona y siempre he hecho fútbol, poco más me ha dado tiempo a hacer."

"¿Naciste aquí?"

"Sí, son mis padres los que son de República Dominicana y de Guinea-Bissáu. De hecho, mis nacionalidades son española y dominicana. Te hablo catalán si me lo pides."

Me río. – "Joder, vaya trotamundos."

"Qué va, ojalá. El fútbol no me ha dejado ir mucho a mi bola."

"Ah, ya. Me pasa lo mismo con el ballet. He ido a muchos sitios, pero a bailar en el teatro, ¿sabes? Y es lo único que he visto de un montón de ciudades."

"Literalmente. Me da mucha rabia." – vuelve el silencio unos minutos. – "Estaría guay ir a algún sitio contigo."

"El próximo día libre que tengamos te llevo al Museo Arqueológico."

"Venga."

Terminamos el paseo sonrientes, con la promesa de pasar un rato juntos que no tuviera que ver con mi trabajo o con compañeros del suyo. Que acordándome, tengo que averiguar cuándo juegan para poder ir a algún partido.

"Oye, Natalia..." – me llama cuando estoy a punto de abrir la puerta del portal.

Me giro hacia él. – "Dime."

"Siento si antes... te he incomodado. Con las preguntas de tu familia, me refiero." – se pone la mano en la nuca, nervioso. – "No pretendía hacerlo, lo siento mucho. Es que tenía curiosidad y me he dado cuenta después."

Sonrío.

"No te preocupes, yo habría hecho lo mismo. Ya sé que solo era curiosidad." – bajo los tres escalones que me separaban de él. – "Algún día te lo contaré."

"No hace falta."

"Pero yo quiero contártelo." – le miro a los ojos, pensando mi siguiente acción. Él no aparta los suyos y si él no se corta, porque ya he comprobado que no es tímido, yo tampoco.

Apoyo una mano en su hombro, lo muevo hacia mí y me pongo de puntillas para darle un beso suave al lado del pómulo.

"Buenas noches." – le digo despacio cuando me separo.

"Buenas noches." – me sonríe.

Vuelvo a subir los escalones y abro el portal. Miro hacia atrás y él me dice adiós con la mano.

Hago lo mismo y entro al patio.

Me balanceo sobre mis pies, sonriendo al suelo y jugando con mis llaves.





Question... - Alejandro BaldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora