trente-huit.

139 8 0
                                    


"Dios mío." – susurro para mí misma.

"El tiempo estimado de baja son seis semanas."

"Más la rehabilitación." – añade él con voz grave. Levanto la mirada y está cruzado de brazos, así que empecé a rezar para que no le dieran impulsos de asesinar al médico aquí en medio de la consulta.

"Sí, pero con tu historial no creo que haya problema. Seguramente te recuperes bien y solo quede en una lesión puntual."

Messi nos oiga, pienso.

"¿Algo más?"

"No, creo que ya está todo."

"Bien, entonces nos marchamos ya. Gracias, tenga buen día."

"Igualmente."

Yo también me despido y sigo al catalán fuera de la sala.

"¿Te molesto mucho si te invito a mi casa un rato?" – pregunta, aunque ya conocía ese deje de tristeza. Agradecí haber espaciado quedar con Jaume hasta el fin de semana. – "No quiero estar solo."

"Claro que no molestas." – agarro una de sus manos con las mías, trazando líneas inconclusas en su piel oscura, intentando que afloje su fuerza sobre la muleta. Consigue sonreírme.

Salimos del hospital y al llegar a su casa, se queda esperando apoyado en el marco de la primera puerta.

"¿Qué haces ahí? Siéntate, te han dicho que no puedes forzar el tobillo y te vas a cansar." – le regaño. – "Dios, sueno como mi madre."

"Y como la mía." – "¡Oye!" – él se ríe un poco.

"Ven, anda, voy a enseñarte la casa."

"No me vas a enseñar nada, vas a irte al sofá y te vas a sentar."

"Pero-"

"Al sofá." – le miro fijamente.

Él exhibe una sonrisa derrotada y me da un beso en la frente. Mientras yo proceso el gesto repentino, él se mueve hacia delante.

"El salón está aquí, así que me quedaré solo y desamparado mientras tú te das una vuelta para ubicarte."

"No me hagas la pelota, porque sabes perfectamente que voy a pasarme horas contigo ahí tirada. No me das pena, Alejandro Balde Martínez."

"Casi."

Yo suelto una carcajada y él se ríe del sonido. Me acerco a él y me apoyo en la pared contraria. – "Te espero aquí de todas maneras, ¿vale?"

"Perfecto." – le sonrío.

Él empieza a entrar en el salón pero se para en seco a los dos pasos. Se da la vuelta y me mira a mí, que ya estaba dispuesta a ponerme a explorar. – "Espera." – viene a saltos.

"¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Te duele o-"

Me corta con un beso suave.

"Tenía que- No sé, pensaba que sería algo que te parecería bien pero lo entiendo si no y si es lo último, lo sien-"

Ahora le corto yo con la misma acción. – "Deja de sentir cosas antes de tiempo, anda." – le pido cuando me separo. – "Y vete al sofá." – le doy un pequeño golpe en el pecho para moverlo de mi espacio personal.

No es que molestase compartirlo con él, claro, pero todavía teníamos que hablar muchas cosas.

Bueno, solo una, realmente.

Sacudo la cabeza para dejar eso a un lado y el lateral ya se estaba adentrando en el salón cuando volvía la realidad.

Tras dar una vuelta por la casa y más o menos poner sitio a todas las estancias, volví al salón, donde me encontré de frente con un Alejandro apagado.

"A ver, ¿en qué piensa el cabezón ese tuyo?" – pregunto desplomándome a su lado.

"En esta mierda." – dice levantando la mirada a la bota de protección y moviendo un poco la pierna. – "En el tiempo de recuperación. En que no sé si llegaré al principio de la temporada que viene. En que a lo mejor no lo hago bien y recaigo. En lo peor-"

"Lo sé. Muchas cosas, pero me he enterado. Y todo eso no lo sabrás hasta que llegue el momento. Pero cómo sé que eres de las personas más convencidas que he conocido y que esto te lo vas a tomar como una cosa a superar, te recuperarás. Y muchísimo mejor de lo que ningún médico pudiera esperar."

Su mirada, brillante de agua salada, vuelve a mis ojos. – "¿Cómo pude hacerte tanto daño? Y has vuelto. Y sigues aquí conmigo."

Suspiro, quiero evitar el tema de momento. – "Nunca sentí como si me hubiera ido realmente, ¿sabes? La única cosa buena de París fue que pude ir a ver un partido del PSG y vi a Messi marcar un gol en directo. ¿Lo demás? Prefiero mil veces Barcelona, la verdad."

"Ostia." – parece haber recordado una maldición. – "¿Qué?"

"Soy imbécil." – se tapa la cara con las manos.

"¿Qué? ¡No! ¿Por qué?"

Vuelve a mirarme con cuidado. – "¿Tú no estabas con alguien?"

La primera reacción de mi cerebro es inundarme el corazón con ternura ante el recordatorio de que no le haría daño ni a una mosca voluntariamente.

"¿Tú crees que si estuviese con alguien me habría pasado estos dos últimos días contigo? ¿Todo el partido en los vestuarios, acompañarte esta mañana al médico, dejar que me besaras y besarte hace cinco minutos?"

"¡Ay, yo qué sé! Es que ni me acordaba, tío." – se ríe y yo con él. – "¿Entonces no hay problema?"

"¿Me ves que tenga alguno?" – me señalo divertida. – "Claro que no, tonto." – me reafirmo.

"Vale, me he dado un susto yo solo que me iba a morir aquí."

Me río de su ocurrencia. – "No te mueras, home, que aún tienes que jugar muchos años al fútbol sin roturas del ligamento del tobillo."

"Que no me lo recuerdes, Jesús."

"Perdón, perdón." – me disculpo rápidamente. – "Olvidémoslo, mejor, de momento. ¿Qué quieres de comer?"

"¿Tú crees que me echarán mucho la bronca si me como una hamburguesa? Si no fuera por ti, ya habría entrado en depresión. Creo que me la merezco." – vuelvo a reírme.

"Quizá es demasiado radical, pero podemos pedir sushi, si quieres. Y luego nos comemos algo con chocolate."

Él frunce el ceño. – "Pero tú odias el sushi."

"Pero el chocolate no." – le guiño un ojo. – "A ver, qué quieres." – no me contesta. – "¿Alejandro?"

Le vuelvo a mirar y se le ha cambiado la cara. – "Puedes pedir lo que tú quieras si no te gusta, ¿sabes? No tienes que hacerlo por mí."

"Sea por quien fuere, me va a seguir sin gustar. Al menos es por ti y no por... Yo qué sé... Neymar." – me río. – "Así que venga, decídete rápido, que tengo hambre."











🚀🚀🚀🩰🩰🩰

neymar hijodeputa 

en mi casa se odia a la rata esa y con razón

bueno, RECONCILIACIÓN

¿cómo nos estamos sintiendo? a mí me explota el corazón de ternura la verdad 🥺

un abrazo, en seguida acabamos esto pero vienen cosas mejores <33

Question... - Alejandro BaldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora