treinta y nueve.

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"Hoy es el acto de despedida de Busi." – aparezco delante de Natalia, que no parece nada sorprendida.

"Ah, es verdad." – murmura ella. – "¿Has elegido ya lo que te vas a poner?"

"No..." – digo indeciso.

"Como siempre, para variar."

"Perdona, mi estilo de vestir es perfectamente compatible con eventos."

Me mira, se echa hacia atrás en el sofá para apoyar su codo en el respaldo y levanta las cejas. Qué guapa era. – "¿A que no te vas a poner traje?"

"Ni de coña."

Ella hace un gesto con la mano de obviedad y yo ruedo los ojos. – "A veces no soporto que seas tan lista."

"Cosas de la vida, nene."

"Y... otras cosas que quería preguntarte." – me armo de valor, aunque las piernas me tiemblan igual.

"Dime."

Su serenidad me pone más nervioso todavía.

"No se pueden llevar acompañantes al acto, pero me gustaría haber ido contigo, si hubiera podido ser." – me trabo sobre mis propias palabras. – "Así que... si quieres quedar después- Ir a algún sitio juntos o algo, dar una vuelta tras la cena y hablar un rato o algo así." – respiro hondo. – "Me encantaría pasar un rato contigo entonces, si no te va mal."

Cuando me atrevo a volverla a mirar, está sonriente.

"Claro que me gustaría, Alejandro."

"¿De verdad?"

"¿Pensabas que te diría que no?"

"No sé."

Ella sigue sonriendo y se levanta del sofá. – "Bueno, entonces ya te puedo desocupar la casa. Gracias por dejarme estar estos días. Nos vemos a la noche."

Me da un beso ligero en la mejilla y sigue adelante para ir a por sus cosas.

"Un segundo." – ella se gira.

Me espera.

"¿Me ayudarías a elegir la ropa para esta noche?" – le pido. – "Y así te quedas un poquito más. Juro que te dejo marcharte para que puedas comer tranquila en tu casa."

***

"¿Qué tal ha ido?" – me pregunta la bailarina cuando por fin me subo en el coche al despedirme de la última persona que reclamaba mi atención. – "Ah, y que sepas que malísima idea esto de dejarme tu coche. No sé cómo no lo he estampado todavía."

"Por favor, estoy seguro de que conduces decentemente. Ni siquiera sabía que tenías carnet de conducir hasta que me lo dijiste esta mañana."

"Soy una caja de sorpresas, qué le voy a hacer."

"Contármelas, joe'. Yo quiero saberlas."

"Algunas no son bonitas, eh."

"¿Y qué? Son parte de ti."

Se queda callada un momento antes de volver a hablar. – "Calla ya y ponte el cinturón, anda."

"Sí, señora."

"¿La cena y todo bien también?"

"Sí, sí. Ha sido bastante emotivo."

"¿Y has llorado?"

Siento que podía decírselo sin miedo. Con ella todo era más fácil. – "Sí."

"Bueno, normal. Pero si te lo has pasado bien y has echado un buen rato, con eso es suficiente."

Question... - Alejandro BaldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora