epílogo.

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Noviembre, 2023. París, Francia.

"Meu Deus."

"Ya estamos otra vez."

"Es solo que... Creo que nunca te he visto tan guapa."

"Oh, cállate y reza para que no me tropiece escaleras abajo o algo peor."

"Creo que bailar ballet es bastante más complicado que bajar unos escalones en tacones."

"La palabra clave ahí es creo."

Me río del comentario y le agarro de la mano para colocarla delante de mí.

"Como lleguemos tarde..."

"Pero si es un momento."

"¿Para qué? Seguro que me lo puedes decir de camino." – sonrío mentalmente al verla tan preocupada, aunque la felicidad me hace llevarlo a lo físico.

"De hecho no, no puedo decírtelo de camino."

"No hay nada que me vayas a decir que no puedas hacerlo en el coche."

"Sí que hay. Porque realmente no voy a decirte nada."

"Entonces-"

La beso sin dejarla acabar.

"Como me hayas arruinado el pintalabios no te va a hacer gracia cuando volvamos por la noche."

"Genial, señorita atrevida."

"Que te calles." – suelta una risa y tira de mi mano hacia la puerta de la habitación del hotel. – "Venga, anda, que al final sí haremos tarde."

Me río, dejando que me lleve y disfrutando de su cercanía.

Aunque era mi evento, por decirlo de alguna manera, parecía que iba a tener que compartir la atención.

Pero no me importaba nada. Solo ella y su sonrisa.

"And the Kopa Trophy goes to..." – la persona encargada de dar el premio juvenil abre el sobre en el que está el nombre del ganador. – "Alejandro Balde."

Sonrío ampliamente, contento y liberado de la tensión. Miro al suelo un momento para procesar y me levanto del asiento mullido.

Los primeros brazos que me rodean son unos que llevan enredados en los míos toda la gala, con los mismos nervios que yo y ahora con una alegría juraría que mayor que la mía.

"Te lo mereces tantísimo, Alejandro. Me alegro mucho por ti y estoy super orgullosa." – me dice al oído entre tanto estruendo.

"Muchas gracias, Natalia. El premio también es mitad tuyo, que lo sepas." – le devuelvo el abrazo.

La suelto, me sigue aplaudiendo sonriente y saludo al resto de personas que están a mi alrededor. Hago un gesto hacia el presidente, sentado unas filas más atrás, mientras ando hacia la tarima del escenario.

"Buenas noches." – comienzo algo nervioso. Miro a Natalia un segundo y sus ojos brillantes me devuelven la confianza natural. – "Esto es un sueño para mí... Muchísimas gracias al jurado por otorgarme el premio, es algo increíble poder estar no solo aquí arriba aceptándolo sino también compartir noche con tantos deportistas que admiro del deporte que nos une y que nos apasiona: el fútbol." – toso para aclararme la garganta. – "Pero además, no son solo deportistas: hay más gente que me acompaña hoy y quiero dedicarle este trofeo sobre todo a ellos y ellas. A mi familia, que ha estado ahí desde el primer día animándome y apoyándome, dejándome tomar mis decisiones pero con sus consejos, que me han guiado y ayudado más de lo que podré decir nunca; a mis amigos y compañeros de equipo, que saben que sin ellos no sería nada y mucho menos sería yo; y a..." – me quedo ahí.

Sabía que quería mencionarla en el discurso, pero no sabía en qué nivel. Ni siquiera me había parado a pensar si decir su nombre o no, si quería que lo dijese.

La miro. Tiene un vaho de preocupación en los ojos, no entiende por qué he parado, aunque sigue sonriendo para animarme.

"Me va a matar seguramente, pero bueno, en la vida hay que tomar decisiones arriesgadas." – me río solo, de repente incómodo en el traje y nervioso por toda la gente mirándome. – "Pero lo diré igual. A mi pareja," – respiro hondo y vuelvo a conectar su mirada con la mía. – "Natalia, sin la que nada de esto hubiera sido posible. Gracias por enseñarme a controlar a tus sobrinos pequeños, por compartir conmigo tiempo, logros y cenas; por ser la mejor persona a la que podría darle los pases de invitado a los partidos. Por ser tú, por dejarme ser yo, y porque juntos lo somos todavía más. Esto también es para ti." –le sonrío, los dos estamos al borde de las lágrimas.

"Muchas gracias a todos y buenas noches." – con un asentamiento de cabeza, termino mi discurso, le doy la mano a los presentadores y bajo los escalones de vuelta a la primera fila de asientos.

Justo cuando llego, me da tiempo a soltar el trofeo en el asiento de forma mecánica, coger a Natalia de las mejillas y besarla, volcando todo mi corazón en esa acción.

"Ey." – le digo sin respiración en cuanto vuelvo a mi sitio.

"Estás ido de la cabeza." – ella se ríe, emocionada.

"¿Por qué? ¿Por querer decirle al mundo que soy el tío que más suerte tiene del planeta porque te tengo al lado todos los días?"

Ella vuelve a reírse, las lágrimas se le saltan. Yo se las quito rápidamente, preocupado ahora por si era algo más. – "Ey, no llores."

"Pero si te ha faltado nada para ponerte a llorar como un bebé ahí arriba." – vacila.

"Cállate."

"Me quieres igual."

"Sí que te quiero mucho."

"Yo también te quiero mucho."


FIN.












🚀🚀🚀🩰🩰🩰

bueno, pues ahora sí que sí, hemos llegado al final. 

esto ha sido todo.

espero que hayáis disfrutado la historia de natalia y alejandro tanto como yo disfruté de escribirla. 

ha sido una maravilla poder compartiros esto. desde el fondo de mi alma, gracias a todes que lo habéis leído.

nos vemos en el fic de pedri, así que todo el mundo atento a la noche!!

un abrazo amores, gracias de nuevo por todo <3

Question... - Alejandro BaldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora