"¡Álex!" – me llama Ferran al entrar al vestuario.
"Dime, hermano."
Mientras se acerca, voy buscando en la bolsa mi camiseta, la saco y la desdoblo.
"¿Desde cuándo te gusta a ti tanto el ballet, eh?" – dice riéndose, ya le conocía ese tono.
Ruedo los ojos y le doy la vuelta a la camiseta.
"Me gusta ir a verlo. Son gente de admirar."
"Ya me lo ha dicho Eric, ya." – me pone un brazo alrededor de los hombros.
"Pregúntale a Eric si le gustó o no. Puedes apuntarte la próxima vez."
"¿Va a haber próxima, eh?"
"Bueno, quizá no. Depende de cuándo nos dejen los días libres."
Empiezo a ponerme la camiseta pero paro cuando le oigo volver a hablar. – "¿No habrá una chica por ahí, no?"
Giro la cabeza tan rápido como cuando Natalia hacía muchos giros seguidos.
Natalia.
"¿Qué?"
"Oh, venga. No te hagas el loco."
"¿No tienes suficiente con enterarte de con quién se lía Pedri, semana sí y semana también?" –ironizo.
"No, porque de él me lo espero. ¡Tú eres la novedad! Cuenta algo."
Niego con la cabeza y termino de ajustarme la camiseta. – "No te interesa nada lo que yo haga con mi tiempo libre, Ferranet. Tienes tus cosas, interesantes en sí, así que a mí no me vengas. Además, he hablado cuatro veces con ella. No es mi amiga siquiera."
"Entonces hay alguien."
"Adeu, Ferranet."
Me despido de los demás y salgo del vestidor, contesto al mensaje del grupo de mi familia que preguntaba cómo me había ido hoy y llego al coche. Dejo la mochila en el asiento del copiloto y entro al del otro lado.
En cuanto me dejo caer, en mi móvil salta una notificación de un mensaje de Natalia.
"Hola." – leí. – "¿Estás libre esta tarde? Para ir al museo."
Sonrío y abro el chat para contestarle bien, mientras ella seguía escribiendo.
"No sé si estás entrenando o qué. Ya me contestarás cuando puedas :)" – escribía.
Contesto a su pregunta con un monosílabo afirmativo y que acababa de salir de entrenar.
La hora acaba siendo las cinco y media en su portal, así que me toca contar los minutos agonizantemente hasta que la vuelva a ver. Me moría de ganas de pasar un rato tranquilo con ella.
Uno de tú a tú. Como en su casa. Sabiendo que no iba a esconder nada intencionadamente.
Sonrío pensando en su cara de ilusión cuando se puso a contarme mil cosas del ballet.
Espero que en el museo sea la misma, porque me gustaba mucho verla contenta.
Y a las cinco y veintiocho, con la precisión de un reloj suizo, estaba delante de su portal.
Junto las manos a la espalda, dando pasos hacia delante y hacia atrás, intentando matar los dos minutos que quedaban. Cualquiera pensaría que los aguantaría bien después de seis horas mirando obsesivamente el reloj, pero se me estaban haciendo mucho más largos.
Pongo una mano delante de mí y miro la hora: las cinco y veintinueve. Resoplo y subo la mirada, pero me corto a mitad al verla salir del patio.
Llevaba una camisa de color crudo que resaltaba su pelo, suelto por una vez. Una falda de cuero que se le ajustaba a la cintura y dejaba a la vista sus piernas. La americana también negra, un pañuelo al cuello y unas botas de tacón.
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Question... - Alejandro Balde
FanfictionAlejandro Balde, futbolista del equipo más famoso del planeta, reúne el valor para acercarse a la bailarina protagonista de la representación que ha ido a ver al teatro y felicitarla por su actuación. Natalia, que lleva haciendo ballet desde que tie...