quarante.

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"Odio que no puedas venir." – murmura contra la piel de mi cuello.

"Genial, Romeo, pero no te preocupes que voy a seguir aquí cuando vuelvas. Aunque tú no deberías ir."

"Lo sé, pero es mi equipo y son mis amigos. No voy a dejarles solos en el último partido."

Yo suspiro. – "No, si es que al final eres más cacho pan que Gavi." – él ríe ligeramente, aunque todavía triste porque no puedo acompañarle. – "Anda, vete. Te estarán esperando."

"Te veo pronto."

"Nos vemos pronto." – recalco.

Me da un último beso, yo le doy un apretón en la mano y le dejo ir. Me dice adiós con la mano antes de cerrar la puerta y en cuanto no le tengo a la vista, me siento algo más fría.

Dos días después, el domingo, me siento delante del portátil con mi cena al lado, esperando a que diera comienzo el último partido oficial de la temporada.

Sonrío cada vez que enfocan a Alejandro, sentado detrás de sus compañeros con los otros lesionados. Salto en la silla cada vez que hacen una jugada peligrosa cerca de la portería contraria, además de animar a Pablo en mi interior, ya que hoy había entrado en la lista de titulares.

Aplaudo cuando el partido termina con victoria visitante, recojo todo y me preparo para ir a dormir.

Antes de apagar la luz, un mensaje.

"Ojalá hubieras estado aquí, pero Pablo ha dicho que te va a dar su camiseta de recuerdo. Yo te tengo que regalar una mía, por cierto."

Sonrío mientras le contesto, emocionada por saber que había estado pensando en mí y que iba tan en serio como para darme su camiseta.

O al menos supongo que eso es la seriedad para los jugadores de fútbol. Pero era un detalle bonito.

Apago la pantalla, me escondo bajo las sábanas y me doy la vuelta hasta que mi vista se acostumbra a la tenue luz de las farolas de la calle reflejada en las paredes de la habitación.

Recuerdo estar sonriendo antes de caer dormida.

***

"Felicidades, home." – le sonrío cuando está suficientemente cerca para oírme. Me abraza y me levanta un poco del suelo, sé que no puede llevar peso aunque se le nota bastante decidido a poner en riesgo su lesión. Varios de los demás nos miraban fijamente. – "¿Qué tal el viaje?"

"Sí, muy guay. La verdad que ir a Galicia siempre es un regalo." – contesta después de separarse y apoyar su frente en la mía.

"Bueno, a Vigo no tanto, pero entiendo tu punto."

"Ya te vale." – él se ríe.

"Me caen mejor los catalanes, qué te voy a decir."

"Esperaba esa respuesta." – él sonríe y se acerca un poco más, si es que acaso era posible. Levanta las cejas, como para pedir permiso. Yo hago un sonido tan ligero que no sé si me ha oído, pero nuestros labios juntos al segundo me lo confirman.

Cuando se aparta un poco, yo me río cohibida, rodeo su cuello con mis brazos y me apoyo en su pecho.

"Va a ser incómoda la cena de equipo." – musito, él suelta una carcajada.

"No te preocupes, puedo dejar que le tires el vino a Ferran por encima." – sonrío un poquito, él lo nota en la tela de su camiseta.

Quiere decir algo más, se lo noto. Me echo hacia atrás y levanto la cabeza para mirarle.

"Dime."

Él me mira fijamente, indeciso. – "No quiero que estés incómoda, y menos con... ellos mirando."

"Alejandro Balde."

"Natalia Altier."

"Menos mal que a ninguno de nuestros padres nos pusieron segundos nombres."

"Ya ves." – nos reímos otra vez. Con él todo era más sencillo. Podía contar con él para cualquier cosa.

"¿Puedo decirte yo algo, si tú no vas a hablar?"

"Si es malo o es para romper conmigo, no. Otras cosas, claro que puedes."

"Vale." – me preparo entre risas. – "Sé que nuestro camino ha sido... un poquito rocoso." – él asiente. – "Pero tengo mucha suerte de tenerte. Aquí conmigo. Así que gracias por..." – no tenía sentido concretar, así que sacudo la cabeza. – "Gracias."

"¿Natalia?"

"Dime."

"Te quiero."

En ese momento sentí como si el mundo no existiera más, ni siquiera tocábamos el suelo.

No estaba muy segura de que las palabras me salieran firmes, así que hice lo único que parecía correcto en ese momento.

Le besé.

"Esa respuesta sí que no me la esperaba." – sonríe, pillado por sorpresa.

"Tonto."

"Eh, yo también te quiero. Y mucho más de lo que te podrías llegar a imaginar."










🚀🚀🚀🩰🩰🩰

solo tengo una declaración: se quieren 😭

bueno, esto ha sido el final. ya solo nos queda el epílogo.

ha sido super bonito poder compartir esta historia con vosotros. gracias por todo.

os veo en el epílogo!! <3

Question... - Alejandro BaldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora