CAPITULO 23-4

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— Soy gay — repitió Jongho, mirándola y retrocediendo. — Yo-soy homosexual.

— ¿Que? — Exclamó Sana, mirándolo con el rostro serio, las cejas ligeramente arqueadas.

— Me gustan los hombres — susurró Jongho. Sana siguió mirándolo inexpresiva. Jongho tragó saliva. — Me-me gustan los hombres, Sana.

Ella se quedó quieta por un momento, y Jongho sintió... ¿Miedo? Sana no cambió su expresión, solo su respiración se hizo más pesada. Ella parpadeó.

— ¿Qué? — Dijo de nuevo, con el ceño fruncido.

— Sana — . Comenzó a decir Jongho. — Lo-lo siento mucho. No te mereces un marido como yo. Te mereces a alguien que te ame. Alguien que- que se preocupe por ti. Yo... Yo tampoco soy el hombre que quieres, no me gustan las mujeres.

— ¿Que quieres decir con que no te gustan las mujeres? — Sana preguntó, gentilmente. — ¿Cómo es posible que no te gusten las mujeres?

— Simplemente... no siento ninguna atracción por ellas — dijo Jongho, mirando hacia otro lado. — Yo-nunca lo he sentido... me obligué a creer que lo hacía, pero- pero a medida que pasaba el tiempo... no pude seguir ignorando esa parte de mí, Sana. La parte de mí que- que siente atracción hacia los hombres.

Sana dio un paso lejos de él. Jongho la miró. — Fue Yunho, ¿Cierto? — Preguntó con los ojos muy abiertos.

— Sana-

— Fue él... — Comenzó a decir Sana, desviando la mirada. — Fue él. ¿No es así?

— Si. — Los hombros de Jongho se levantaron en defensa. — Estoy-estoy enamorado de él.

Sana levantó las cejas, y muy lentamente, se dio la vuelta para mirarlo. — ¿Qué estás qué...?

— Hemos estado... estuvimos juntos durante meses. Incluso me llevó a Francia. Me enamoré de él. — No hubo respuesta y Sana permaneció en silencio durante mucho, demasiado tiempo. Silencio cortante, uno que hizo a Jongho jadear en un suspiro. — Oh Dios Sana, di algo, — suplicó.

— Te... te gustan los hombres — dijo Sana, asintiendo, mirando hacia otro lado, con los ojos vidriosos. — Y estás enamorado de Yunho. Te gustan los hombres y amas a Yunho. No me amas a mí.

— No. — Jongho chilló.

— Correcto. Correcto, por supuesto. Si. — Sana asintió. Ella lo miró lentamente. Jongho no tenía ni idea de lo que pasaba por su mente en ese momento. — Por supuesto. Por supuesto, Jongho... Tiene sentido.

— ¿L-lo tiene? — Preguntó Jongho, un poco esperanzado. Estaba contra la puerta. Sana se acercó a él.

— Jongho — comenzó a decir Sana gentilmente. — Sabía que algo andaba mal. Debí haberlo sabido — . Ella dijo, susurrando. — Está bien. — Dijo levantando las manos. — Todo está bien.

Los ojos de Jongho estaban muy abiertos. Estaba completamente confundido.

— ¿Lo está? — Preguntó y ella le tomó las manos. Jongho sus manos y luego a ella. Sana sonrió.

— Está bien... No pudiste evitarlo — . Sana susurró. — Sientes que te has enamorado, ¿No es así?

— S-sí, pero- — comenzó a decir Jongho, y Sana lo hizo callar, tomando sus manos con más fuerza.

— Está bien, Jongho — Ella dijo, tan suave, tan gentil. — Estoy feliz de que me lo hayas dicho. No te preocupes.

— Oh. — Jongho sonrió un poco. — O-oh. Yo no- no pensé que reaccionarías así. Yo- creí que- que estarías molesto, o-

— Está bien. No te preocupes. — Sana dijo y luego lo acercó, envolviendo sus brazos alrededor de él. Jongho se quedó quieto por un segundo pero le devolvió el abrazo. Sonrió para sí mismo y se quedó en silencio durante unos segundos, pero luego;

— Te conseguiré lo que necesitas, Jongho — dijo Sana. — Yo te ayudaré. Sé lo que es, lo estudie —. Sana dijo, casi susurrando. — Te llevaré al hospital. Te curaremos. No te preocupes... No te preocupes.

Todo el cuerpo de Jongho reaccionó antes de que su mente se alertara de lo que estaba pasando. Apartó a Sana. — ¿Qué? — Exhaló.

— Está bien — , repitió Sana. — Sé que te sientes tremendamente sensible en este momento, pero es normal. No te preocupes. Estás enfermo, Jongho. Estás enfermo.

— ¿Enfermo? — Preguntó Jongho, sintiéndose mareado cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando. — Oh Dios. Sana, no, no no- no es- no es como-

— Jongho — Sana lo tomó con fuerza por los brazos, llevándolo al sofá. — Está bien. Solo necesitas algo de medicina, un poco de terapia. Necesitas un médico. Yunho-Yunho es un mal hombre, ¿De acuerdo? Lo que te hizo estuvo mal. Lo siento mucho, Jongho. Lo siento. Yunho es un hombre terrible, y estás... estás enfermo de la cabeza...

— ¡No lo estoy! — Jongho gritó, empujándola cuando intentó abrazarlo una vez más. Se levantó del sofá. — ¡No lo entiendes, Sana! Estoy bien, estoy absolutamente bien. No estoy enfermo. Es normal. En serio, es normal que los hombres amen a otros hombres y que las mujeres amen a otras mujeres. Yo solo- no te amo de ninguna manera-

— No puedes amar a otros hombres.

— Si puedo, Sana, yo-sé que suena absurdo, pero- — Jongho dijo mirando hacia arriba. Sana le dio una bofetada en la cara.

Jongho se estremeció y se tambaleó hacia atrás, mirándola con los ojos muy abiertos. — No lo entiendes, Jongho. Si no te ayudo, arderás en el infierno. Arderás en el infierno, Jongho. Te estoy ayudando-

— P-por el amor de Dios, Sana, ¿Qué te pasa? — Preguntó Jongho, con los ojos muy abiertos por el miedo cuando ella lo tomó de las muñecas.

— Se de algo que hicieron en el hospital —. Ella dijo, sonriendo amablemente. — Pusieron a estos pacientes en una habitación y... y les dieron choques con electricidad, Jongho. Ayuda. Escuché que ayuda. Te ayudará, Jongho...

— ¡S-Sana! Estoy bien, estoy absolutamente bien! ¿Me escuchas? — Jongho lloró, empujándola y corriendo hacia la puerta. Se puso los zapatos rápidamente. — T-te has vuelto loca, estás actuando como maniática!

— ¡Estoy tratando de ayudar, Jongho! — Sana gritó y Jongho la miró. — ¡Eres un hombre, por el amor de Dios! No estás destinado a ser como otros hombres, o... ¡Sentir atracción hacia ellos! Está mal, simplemente está mal, ¿Me oyes?

— No-no lo está — Jongho negó con la cabeza. — No está mal.

— Tú- — Sana respiró hondo. — Eres jodidamente repugnante. — Sana soltó y Jongho se congeló. Ella nunca había maldecido antes. — Eres absolutamente asqueroso. Hombres... Con hombres. Podrías haberte matado, eso habría sido menos inmoral que estar con un hombre.

Las palabras de Jongho quedaron atrapadas en su garganta, sus ojos muy abiertos. — S-Sana — Jongho chilló, abriendo la puerta y saliendo de ahí, cerrándola detrás de él rápidamente.

No tenía ni idea de a dónde ir. El bar era un lugar que temía, porque no quería ver a Mingi. No podía ir con San, habría mucho que explicar. Tenía que ir a algún lado antes de que Sana se volviera loca e hiciera algo peor.

Yunho. Solo podía ir con Yunho. 

Somebody to love - 2ho / YunjongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora