CAPITULO 3-1

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El octavo sueño fue... particularmente distinto.

Tener a Yunho constantemente rondando en sus pensamientos era demasiado, y no conforme con eso, ahora el hombre se estaba apoderando de su subconsciente también. Jongho comenzaba a pensar en el de forma diferente. Si, era inteligente, bien educado, bien leído y elocuente, pero también era tan guapo. Tanto que su mente comenzaba a jugarle trucos de una forma bastante peculiar.

Jongho cayó dormido alrededor de las 10 p.m. Sana estaba acurrucada cerca de su pecho cuando lo hizo, y en el momento en que se adentró en un sueño más profundo, estaba... haciéndole el amor, se podría decir. Todo su sueño fue demasiado confuso. Todo era tan abstracto, como si se fuera desvaneciendo lentamente. El escenario era completamente blanco, descolorido, cegador ante los ojos de Jongho. Miró hacia abajo y vio a Sana, recostada debajo de él, tenía la boca abierta al igual que sus ojos, su cabello rubio extendido a su alrededor. Estaba desnuda y Jongho se dio cuenta de que sostenía su cintura mientras se movía dentro y fuera de ella. Sus gemidos eran silenciosos, no había sonidos saliendo de su boca. Continuó haciéndolo a un ritmo que pronto se hizo aburrido, pero pronto su mente se llenó de numerosos sonidos, voces y señales, hasta que Sana ya no estuvo ahí. Era Yunho.

Y el ritmo de sus movimientos incrementó, las embestidas de sus caderas contra las de Yunho siendo cada vez más rápidas, y el blanco cegador pronto se convirtió en un suave y cálido tono de naranjas y cafés. Jongho estaba tan cerca de Yunho, admirando su suave piel y sus ojos cafés que lo observaban. Se inclinó, presionando su oreja contra la mejilla de Yunho, hasta que sus gemidos agudos fue lo único que pudo escuchar, hasta que sus gritos llenaron la habitación, embistiendo contra él como nunca antes lo había hecho, hasta que...

– ¡Jongho!

Sus ojos se abrieron repentinamente, su corazón latiendo muy rápido, un bulto en sus pantalones, el cual era más que evidente. Volteó hacia un lado y vio a Sana sentada ahí, con una mano posada en su muslo. 

– ¿Estás bien?

– Yo... – Comenzó a decir, quitando la mano de Sana de su muslo, tragándose la vergüenza, la culpa, el horror de haber soñado algo tan espantoso. – E-estoy bien.

– Te ves muy nervioso – Sana le dijo suavemente y la boca de Jongho se secó.

– Dije que estoy...– Jongho comenzó a decir, pero Sana se acercó a él, presionando sus labios contra su frente.

– Déjame encargarme de eso – Ella susurró. Jongho apretaba las sabanas con fuerza, asintiendo sin ganas, sintiendo tanta vergüenza cuando Sana le quitó las sabanas de encima y vio su miembro erecto.

Sana comenzó a trabajar en ello mientras la mente de Jongho vagaba, unas cuantas sensaciones placenteras entrando a su sistema, dejando salir unos gruñidos leves como respuesta. No podía entender por qué había soñado con eso. Besar era una cosa, pero hacer el amor era demasiado. Quizá lo que necesita es algo de medicina, eso es lo que recomiendan los doctores cuando alguien tiene pensamientos homo-eróticos.

Sana movía su pequeña mano arriba y abajo de su pene, viéndolo comenzar a derramar unas gotas de pre-semen. 

–  Tenemos que ir a la cena de Kazuha esta noche – susurró, siguiéndole acariciando suavemente. Jongho asintió en silencio, mordiendo su labio para reprimir un gemido.

– Yunho estará ahí – Sana continuó como si fuera una conversación casual, la mención del nombre de Yunho ocasionando que Jongho gimiera complacido, saltando hacia adelante para agarrar el camisón de Sana, hundiendo la cara en su cuello.

– O-oh, Jongho, ¿Te sientes bien? – le preguntó ella en voz alta, preocupada, y Jongho asintió, apretándose en su puño.

– S-si, uhmm, tú sigue – susurró débilmente y Sana asintió.

Sana siguió hasta que Jongho se corrió en su mano, inclinándose a besarlo. Jongho la besó de vuelta, ligeramente, no pudiendo evitar pensar en una mano más grande, unos hombros más anchos, y un hombre.

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La noche de la cena llegó. Jongho estaba vestido con una simple camisa negra y pantalones ajustados, mientras Sana usaba un bonito vestido amarillo.

– ¿Crees que esto está bien para una cena? Quizá debí haber usado algo más oscuro... – Sana dijo, mirándose al espejo, esponjando sus mechones rizados – ¿Mi cabello se ve bien? Quise que fuera un poco como el estilo de Monroe... Aunque, ¿Viste lo que decía el periódico sobre ella y Kennedy? Es un montón de basura, en realidad. ¡Nunca van a dejar a esa mujer vivir en paz! Aunque, la forma en la que estaba vestida en la portada de esa revista era algo provocativa. – Continuó y Jongho solo suspiró, pareciendo molesto.

– ¿Te vas a tardar mucho? – Jongho preguntó, sonando innecesariamente rudo. Sana lo miró sin hacer ruido, y Jongho volvió a suspirar – Lo siento, solo estoy asustado de que lleguemos tarde.

Sana asintió. 

– Perdón, no pensé que tardaría tanto – dijo tomando un pequeño suéter y sonriéndole a Jongho – Ya podemos irnos.

Jongho asintió, yendo a abrir la puerta, esperando a que Sana saliera para cerrar. Caminaron hasta la casa de Yunho, pero antes de cruzar el jardín hacia la puerta principal, Jongho se detuvo, girándose a mirar a Sana.

– ¿Me veo bien? – Preguntó y Sana movió la cabeza, confundida.

– ¿Perdón?

– Me refiero a...– Jongho dijo, acercándose a ella – Mi cabello se ve bien, ¿Cierto? ¿No voy demasiado simple? Yunho no mencionó si teníamos que venir formales o no, tengo miedo de que mi atuendo sea demasiado casual. – Jongho dijo chasqueando la lengua, para después mirar hacia el otro lado, golpeando su pie contra el suelo en frustración.  

Sana se mantuvo en silencio, pareciendo un poco divertida 

– ¿Y qué hacemos caminando por aquí abajo? se ve tan poco impresionante – Jongho comenzó a decir y luego jadeó, sus ojos abriéndose más de lo normal. – ¡Vinimos con las manos vacías! Sana- Sana, Sana, ¿Por qué no trajiste la botella de vino nueva? Dios, nos vemos tan miserables...– Vociferó y luego caminó hacia el otro lado del pavimento.

– Bueno- ¿A dónde vas? – Sana preguntó volteando a ver a Jongho, quien estaba mirando hacia el otro lado, mordiéndose el pulgar nerviosamente.

– Ya no quiero ir – Murmuró volteando a ver a Sana, haciéndola reír.

– Suenas como una señora – le dijo con una sonrisa, haciendo que Jongho se sonrojara un poco, deteniéndose de repente.

De hecho, si, lo hacía.

– Estaba bromeando – murmuró mientras tragaba duro y Sana tan solo asintió. – Solo- solo vamos – le dijo y Sana asintió otra vez, aun riendo hacia sí misma.

Caminaron hacia la casa y Jongho dudó un momento antes de tocar el timbre. El sonido se escuchó por toda la casa, al igual que el bullicio que parecía venir de ahí adentro. Oh, Jongho pensó que sería algo silencioso y aburrido, no tan... lleno de vida.

La puerta se abrió y detrás de ella apareció Kazuha, con su cabello recogido, usando un simple vestido rojo esponjoso como el de las muñecas pinup. 

– ¡Oh, aquí están ustedes dos! – se rió, claramente un poco ebria – ¡Pasen!

Jongho le sonrió y Sana avanzó primero para poder abrazarla. Kazuha la abrazó también y comenzaron a hablar de lo que sea que hablaban todo el tiempo, a él realmente no le importaba. Sus ojos deambularon por el lugar hasta ver a un grupo de hombres cerca de la chimenea, todos hablando y riendo ruidosamente, sosteniendo vasos con whisky en sus manos, mientras las mujeres yacían sentadas en los sillones, bebiendo vino y conversando también. 

Somebody to love - 2ho / YunjongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora