Cariño
Todas las tardes pienso en ti. A veces me siento aquí por eternidades, deseando ver tan solo una pizca de tu belleza. Cuando miro a través de las cortinas, mi corazón late desesperado: veo tu piel pálida contra la luna vigilante. Ella complementa tu piel tan maravillosamente, cariño.
Recuerdo tus labios de aquella noche. Es una maravilla que esos rojizos labios tuyos hayan sido hechos no solo para la locura de la música y las canciones, sino también para la locura de los besos. Quiero besarte una vez, y otra vez, y más, muchas más veces hasta que tus labios se mojen con los míos.
Desearía hacer más que eso.
Deseo verte con mucha menos ropa encima, quizá con ninguna. Deseo ver tus ojos de miel abrirse más grandes, tus mejillas colorearse aún más rojas. Deseo pasar mi lengua por cada rincón de tu cuerpo, saborear tu piel salada, sentir tu pulso en mi lengua. Quiero llevarte a mi cama y recostarte ahí suavemente.
Deseo tanto cogerte hasta que llores, cariño. Deseo darte la vuelta y ponerte sobre tu suave estómago y cogerte como la hermosura que eres, hacer contigo el servicio de Venus, hacerlo de la forma más sucia, sentir tus labios calientes chupándome, cogerte entre tus dos pechos rosados, y-
Jongho dejó de leer, sus ojos abiertos en sorpresa. ¡¿Que carajo?!
Sus manos estaban prácticamente temblando mientras sostenían el papel, sus mejillas rojas, sus muslos apretados. Su pene se sentía duro contra el resorte de sus pantalones, lo que lo hizo gemir en disgusto. Disgusto hacia sí mismo, quizá aún más confusión.
Se rehusó a seguir leyendo las cosas horribles escritas en ese papel. Estaba tan bien escrito, pero al mismo tiempo era tan ostentoso y descarado. Jongho no podía leerlo.
Dobló la carta y la dejó a un lado, corriendo después a su estudio para terminar cualquier trabajo que tuviera pendiente. Cualquier cosa que le hiciera sacar esa carta de su mente.
Eran las 7:35 y Jongho ya estaba vestido con un abrigo, camisa y pantalones apretados, aunque aún estaba en su casa. Quería irse, pero el pensamiento de tener que enfrentar a Yunho hacía a sus interiores gritar. Su boca se secó. Estaba hambriento. Intentó pensar lógicamente, apretando más fuerte la canasta en sus manos. Tenía que ir.
Jongho salió de la comodidad de su casa y caminó hacia la de Yunho. Llegó hasta la lujosa mansión y tocó la puerta. Se abrió y Yunho apareció ahí, con un cigarrillo en su boca.
– Quiero pensar que tienes un reloj o cualquier cosa que te diga la hora – dijo Yunho, exhalando el humo mientras hablaba.
– Llego tarde, creo que esa es una buena respuesta. – Jongho dijo firme y caminó derecho, pasando a Yunho.
Yunho lo miró de una forma extraña, cerrando la puerta y siguiendo al chico hasta su sala, pero Jongho se fue directo a la cocina, quitándose su abrigo y dejándolo a un lado. – Pareces bastante cómodo en mi casa.
– No pienses mal – Jongho espetó – Solo estoy aquí para cocinar, es todo. – dijo con la cabeza en alto, dejando la canasta en la mesa, inclinándose. – Espero que estés consciente de todo lo que dijiste en esa carta que me enviaste.
– Ah, veo que la leíste. – Yunho dijo, caminando hacia él. Estaba vestido con ropa cómoda, usando una camisa negra y pantalones. – Espero que la hayas disfrutado, Jongho, la escribí contigo en mente. Aunque, por supuesto, estoy seguro de que eso es evidente.
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Somebody to love - 2ho / Yunjong
Fiksi PenggemarEnamorarse de un hombre durante los años 50 nunca fue algo que Yunho o Jongho hubieran imaginado. Especialmente cuando ambos estaban casados con sus hermosas esposas. O, la historia de dos amantes que nunca fueron el uno para el otro, pero el destin...