Somebody to love - 2ho / Yunjong

CAPITULO 23-1

Es una pesadilla.

Cuando todo lo que te rodea está en constante caída... Yunho no sabía dónde terminaba el suelo y donde comenzaba el cielo, no sabía dónde estaban sus pies y donde llegaban sus brazos. Su mente estaba confusa, su garganta estaba seca. Solo estaba seguro de una cosa en ese momento, en ese lugar.

Tropezó dentro su propia casa, su mente estancada con pensamientos que creía que había dejado de lado. Jongho. Había dejado a un lado el pensamiento de Jongho durante tantas semanas, pero había regresado, revelando cada uno de los miedos de Yunho tenía tan bien escondidos.

Eres patético, Yunho.

—  Ah, Yunho. Has vuelto. — Se escuchó una voz y apenas miró hacia arriba, vio a Kazuha, bajando los escalones. Llevaba una bata larga y roja. — El terapeuta me sugirió hacer algunas actividades tranquilas, así que estoy tejiendo esto — dijo, con una sonrisa en su rostro mientras sostenía un pequeño suéter rojo, con la aguja de tejer todavía puesta. — ¿No es adorable? Se verá tan hermoso en nuestro hijo — Kazuha se congeló en medio de sus palabras. Yunho tenía lágrimas corriendo por su rostro. Sus ojos se agrandaron. —  ¿Yunho? ¿Qué pasa? — Preguntó ella, acercándose a él. Pero antes de que pudiera hacer un movimiento, Yunho se tambaleó hacia adelante y se derrumbó sobre ella, cayendo en sus brazos, escondiendo su rostro en su cuello.

Kazuha se sorprendió, pero lo rodeó con sus brazos. — Yunho,— dijo gentilmente.

Ya no podía ser dura con él, no podía ser tan dura como solía hacerlo. Tener un hijo era el pretexto perfecto para librarse de su yo pasado y de sus vicios. Siempre recordaba a su propia madre, lo amable que era, lo gentil y cariñosa. Como Kazuha había sido tan ingrata con su amor. No podía hacer lo mismo con Yunho.

— Lo-lo siento, — soltó Yunho débilmente, y ella negó con la cabeza.

— ¿Por qué estás-? No, está bien Yunho, no seas así — Kazuha dijo, sus manos tomando el cabello de Yunho. — No llores. 

— Kazuha — dijo Yunho débilmente, y ella lo hizo callar.

— Tu trabajo es difícil, lo sé.

— Kazuha — Yunho intentó de nuevo, abrazándola con más fuerza.

— No tienes que preocuparte por el embarazo. Estoy perfectamente bien ahora. Sé que he estado bastante enferma los últimos días... 

— Lo-amo, Kazuha — exhaló Yunho. Kazuha se quedó helada. Yunho comenzó a sollozar sobre su cuello. Kazuha se quedó allí, en medio de su vestíbulo, todavía abrazándolo. — Estoy-estoy enamorado de él — gritó Yunho, tan débil que apenas lo escuchó. — Lo siento. Lo s-lo siento.

Kazuha se alejó de Yunho para mirarlo. — ¿Qué? — Preguntó, su voz atascada en su garganta.

Yunho miró hacia otro lado, con los ojos llenos de lágrimas. — Estoy locamente enamorado de él. Sé que es malo, lo sé. Aun así, no pude evitarlo. T-todos los días, finjo como si no lo estuviera- no estuviera enamorado. Sin embargo yo- Yunho la miró, culpable. — Lo siento.

— ¿Estás enamorado de él? — Preguntó Kazuha.

— Lo siento, — Yunho no dijo algo más. Estaba esperando... Esperando ese ataque de rabia, la ira, la dura bofetada en su rostro. 

Pero no consiguió nada. Kazuha solo asintió, mirando hacia otro lado. 

— Me iré a la cama. — Susurró, dándose la vuelta.

— Kazuha, — comenzó a decir Yunho, acercándose a ella. — Esto no cambia nada. No te dejaré, no dejaré al niño.

— Sé que no lo harás. Lo sé — dijo, sin aliento, con los ojos brillantes por las lágrimas. — Y sé que lo amas. No sé qué pasará con nosotros, Yunho. Todos estamos atrapados en este caos, todos. Tú, yo, él, Sana. Estamos atrapados aquí sin salida. No hay final feliz para ninguno de nosotros. — Finalizó, y luego se apresuró a regresar al dormitorio, cerrando la puerta.

Yunho bebió y no durmió en toda la noche.