Al día siguiente, Jongho se fue a su propia casa porque tenía que asistir a su trabajo. Yunho no se molestó ésta vez, solo lo besó tiernamente porque él también tenía trabajo que hacer. Jongho llegó a casa rápidamente y la encontró vacía. Sana ya debía haberse ido a trabajar.
Se preparó para el trabajo, se duchó, se puso una sencilla camisa blanca y pantalones negros con zapatos. Se cepilló el cabello y roció un poco de su perfume, cuyo aroma adoraba. Se aplicó bálsamo labial (Yunho le compró uno después de haberse quejado de lo agrietados que estaban sus labios) y se dirigió al trabajo.
Sentía que su trabajo duraba 19 horas y, sin embargo, de alguna manera, también sentía que duraba 3 minutos.
– Ehm, consigue los papeles la próxima vez. Escríbelo a mano, no puedo lidiar con todas estas tonterías de la máquina de escribir – Su viejo jefe gruñó con voz entrecortada por fumar 3 paquetes de cigarrillos al día. Jongho asintió.
– Sí señor – dijo Jongho recogiendo sus cosas y colocándolas en su bolsa lateral.
– ¿Sabes? en mi época, no teníamos ninguno de estos avances.
Oh Dios, aquí viene su discurso. – Estoy consciente, señor. – Jongho asintió, dándole una sonrisa con los labios apretados. – Debo irme ahora. Nos vemos mañana. – Dijo, y luego se apresuró a salir del edificio.
Salió del edificio y comenzó a caminar por el sendero hacia su casa. Mientras caminaba, cierta boutique de colores brillantes llamó su atención. Se llamaba 'Pink Wall'. Jongho se detuvo un segundo y miró por la ventana.
En la exhibición, los maniquíes llevaban lo que parecía una falda, pero un poco más corta de lo habitual. Debía ser la nueva moda, pensó Jongho, mirando hacia adentro. Una falda de un maniquí llamó su atención. Era de color amarillo pálido, con rosas rosadas bordadas en el medio. Jongho sintió que se revolvía su interior.
No sabía por qué, pero no podía dejar de mirar la falda, parpadeando con interés. Se encontró inclinado, mirando el bonito color, las bonitas costuras hechas en él, lo bonita que se vería si alguien la estuviera usando. Su respiración se entrecortó.
Sacudió levemente la cabeza y se dio la vuelta. Su corazón comenzó a acelerarse, sin gustarle los pensamientos absurdamente ridículos que llenaban su cabeza. Se le secó la boca mientras se alejaba dos pasos de la boutique, pero luego se detuvo. Pensó en Mingi, en esa noche, por una fracción de segundo. Sus entrañas se relajaron. Jongho se dio la vuelta nuevamente para mirar la tienda una vez más. Respiró hondo, permitiendo que su impulso lo dominara y entró en la tienda.
Caminó directo hacia esa falda y pasó los dedos por la tela cuando la tuvo a su alcance. Era maravillosamente suave, con algunas capas debajo, las cuales le daban forma. Su respiración se aceleró, comenzando a ponerse ansioso.
– Buenas noches señor. – Dijo una voz de mujer. Jongho se dio la vuelta al instante, con los ojos muy abiertos y vio a una mujer con una camisa blanca y una falda negra. Probablemente trabajaba allí.
– ¿Puedo ayudarle con algo?
Jongho negó con la cabeza rápidamente. – N-no. Solo me iré– Tartamudeó, el miedo a estar expuesto le preocupaba. Se dirigió hacia la puerta una vez más, pero luego vio la hermosa falda de nuevo y se detuvo. Se llevó la uña del pulgar a los labios, mordisqueándola inconscientemente, nervioso.
– ¿Está buscando un regalo para una dama, señor? ¿Quizás su esposa o su hermana? – Preguntó la mujer. Jongho se detuvo.
Oh, qué coartada más perfecta.
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Somebody to love - 2ho / Yunjong
Fiksi PenggemarEnamorarse de un hombre durante los años 50 nunca fue algo que Yunho o Jongho hubieran imaginado. Especialmente cuando ambos estaban casados con sus hermosas esposas. O, la historia de dos amantes que nunca fueron el uno para el otro, pero el destin...