Jimin y yoongi han sido mejores amigos desde muy pequeños, tal y como lo son sus madres. Con el pasar del tiempo su amistad había seguido intacta, haciéndolos muy unidos el uno al otro. Pero esto cambia un poco cuando al llegar a la adolescencia, un...
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Había pasado exactamente una semana y cuatro días desde que Yoongi había tenido aquella conversación con su madre.
Esa noche el menor no pudo dormir muy bien que digamos, esto porque entre ver que más podía regalarle de regalo de cumpleaños a su mejor amigo, también estuvo un rato en Internet viendo que tanto podía entender los nuevos sentimientos que estaba experimentando.
Llegando así a la grandiosa conclusión de que había quedado más confundido que antes.
Esto porque viéndolo desde el lado científico, se explicaba de una manera en donde mencionaban neuronas y demás cosas que aún no entendía, esto sumado a unas palabras y nombres que le parecían muy raros.
Y es que Yoongi se había propuesto investigar el mismo para así no dejarse de cierta forma "manipular" por el concepto que tienen otras personas respecto a el gustar de alguien. El pelinegro nunca había experimentado ese tipo de sentimientos por lo que quería saber que era lo que podía sentir y de manera autónoma escoger sus desiciones al respectó.
Entonces decidió ver algún foro de internet, esos que tanto mencionan la gente. Pero este tampoco fue de mucha ayuda, porque entre leer las experiencias de la gente allí y demás, descubrió qué hay personas que decían que con los mejores amigos se experimenta un sentimiento muy similar al enamoramiento o de plano atracción hacia ellos. Por lo que esa noche a las tres de la mañana con su cabeza saturada de tanta información por fin decidió irse dormir.
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Para Jimin ese jueves había sido igual a esa semana y cuatro días que habían pasado desde que Yoongi había pasado el fin de semana en su casa.
Jimin había notado raro a su mejor amigo después que habían tenido la conversación en donde le hablo de lo que sentía por Jackson. El castaño había decidido no darle mucha importancia y hasta pensar que era solo cosa suya. Pero los días seguían pasando y notaba a Yoongi igual, distante, pensativo y se atrevía hasta decir que evitándolo.
Lo que lo hacía cuestionarse ¿Que hizo mal?
Jimin había salido del salón de clase con dirección a el comedor, donde esperaba almorzar con Yoongi, esto si su mejor amigo no lo evitaba de nuevo.
Desde siempre habían almorzado juntos, pero ahora parecía que esto a Yoongi ya no le gustaba llegando al punto que hasta para escapar de su presencia Yoongi ni siquiera lo miraba a los ojos.
El castaño había decidido no hacerle caso a sus pensamientos y mejor ver cómo encontraba la forma de hablar con el respecto a lo que le pasaba.
Al entrar al comedor Jimin busco a Yoongi en la mesa que siempre ocupaban y contrario a esto, luego de unos segundos de búsqueda, lo alcanzo a ver en otra mesa junto a una chica. Así que curioso decidió acercarse.
—Hola.— Saludo el castaño con una sonrisa al llegar hasta ellos.
Los chicos, quienes estaba sosteniendo una conversación, al percatarse de la presencia y saludo del castaño, guardaron silencio. Yoongi con su mirada fija en su plató respondió su saludo con un susurro casi inaudible.
—Holaa.— saludó animada la chica que lo acompañaba.
Jimin le sonrió a la chica y rápidamente dirigió su mirada a Yoongi, pero este no hizo lo mismo y solo tomó su bandeja poniéndose rápidamente de pie.
—Mimi, Momo me invitó a sentarme con ella y... Pues, ahora tenemos una clase juntos, por lo que ya nos vamos.— Expresó Yoongi sin siquiera mirar a Jimin pero con el corazón extrañamente triste por toda la situación.
Era consciente que de no estaba haciendo las cosas bien con su mejor amigo, quien contrario a sus acciones, trataba lo más que podía compartir tiempo con él. Pero entonces también estaba el pelinegro y sus pensamientos contradictorios, esos que no dejaban de atormentarlo y hacerlo cuestionar si era un buen amigo.
El tenía muy claro cuánto quería a Jimin, pero por lo asustado que estaba ante la situación, prefería tenerlo lejos por un tiempo.
Para Jimin la respuesta repentina de su mejor amigo había llegado a su pecho como una agujeta pequeñita. Ahí estaba de nuevo, lo estaba evitando otra vez.
—Oki.—Respondió Jimin en un tono apagado mientras miraba y jugaba con los dedos de sus manos.
Al ver de reojo como su mejor amigo permanecía en su lugar cabizbajo, Yoongi decidió mirarlo y dicha acción solo logró que su corazón se estrujara más.
Yoongi estaba seguro que solo necesitaba algo de tiempo.
Tiempo para resolver su conflicto interno, solo eso le pedía en silencio a su mejor amigo.
La chica llamada Momo, quien acompañaba a Yoongi, se despidió de Jimin algo incomoda por ver cómo este había cambiando su bonita sonrisa por un aparente rostro triste.
Así ambos pelinegro salieron del comedor con destino al laboratorio, dejando en su lugar a Jimin.
Solo que....
—¿Jimin, verdad?
El castaño se dio media vuelta al escuchar una voz a sus espaldas, entonces su corazón sin previo aviso empezó a latir de manera acelerada al ver a Jackson frente suyo con una pequeña sonrisa.
—S-sí ¿Por?—Pregunto nervioso el castaño. Estaba hablando con su Crush.
—Bueno, se que eres amigo de Min y te vi hace rato y vi que no buscaste almuerzo, así que... Toma.— concluyó Jackson entendiéndole una pequeña caja de leche de fresa.
Aún incrédulo ante la situación, Jimin tomo la pequeña caja y susurro un "Gracias" al cuál Jackson respondió con una sonrisa.
—¿Nos sentamos?— Pregunto el jugador de baloncesto amablemente.
—Claro.— Respondió el castaño.
Así ambos jóvenes tomaron asiento y los minutos restantes del receso se los pasaron conversando. A Jimin se le hizo raro el repentino acercamiento de Jackson, puesto que este nunca lo había siquiera mirado cuando iba ver a Yoongi jugar, pero al pasar un rato agradable con él y tener otras cosas en mente, decidió no prestarle demasiada atención.
Así fue como un día más de clases había terminado. Uno en donde Jimin tampoco pudo ver a Yoongi a la hora de la salida. Siendo así también como al día siguiente, Yoongi no se presentó a clases.
