Pollito bonito

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Jimin deseo con todas sus fuerzas que la tierra se lo tragase justo en ese momento.

—Que conste que no te estaba espiando, yo solo estaba dando la vuelta por aquí.—Explicó rápidamente Jimin muy nervioso, pero intentado mantener su orgullo.

Las dos personas frente a él lo observaron confundidos y Jimin bajo su mirada a su tobillo con vergüenza. Yoongi observo a Jimin sobar con sus manos su tobillo y enseguida se le acercó, a lo que con sumo cuidado Yoongi lo ayudo a incorporarse.

—¿ Que haces?—Pregunto Jimin viéndolo confundido.

—Parece que te lastimaste el tobillo, así que te voy a llevar a enfermería.—Respondió Yoongi, tomando camino para salir de las gradas y con ello olvidando por completo a una Momo un poco triste al ser fácilmente ignorada por el chico que le gusta.

—Yo puedo solo.—Respondió Jimin de forma cortante, aún algo irritado por la situación que había visto antes.

—Claro que no y lo sabes. Solo te llevo a enfermería y si quieres después te dejo tranquilo—Respondió Yoongi—Solo quiero ayudarte.

Calmándose un poco, Jimin decidió no discutir más y dejó que Yoongi lo llevarse a enfermería en silencio.

Al poco tiempo después Yoongi llego y le explico a la enfermera rápidamente por lo que estaban allí y ayudo con sumo cuidado a Jimin a que se sentará en una camilla.

Yoongi le dio la espalda a Jimin dispuesto a esperar en un rincón de la habitación, pero la mano y voz del rubio no se lo permitieron.

—No te vayas... Por favor.—Pronunció Jimin en un susurro con voz y mirada suplicante.

Yoongi lo observo y con un sin fin de emociones revoloteando en su estómago, asintió.

—No pensaba hacerlo. Se cuanto le temes a estos lugares.—Respondió con una cálida sonrisa el pelinegro.

—Respondió con una cálida sonrisa el pelinegro

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—Ok, solo fue una un torsedura leve. Dentro de los próximos días vas a poder andar con normalidad, pero por ahora se te dificultara un poco. Igual te voy a dar unos analgésicos para el dolor.—Expresó la enfermera.

En todo el rato que habían estado allí ninguno de los dos se había atrevido a ver al otro, habían pasado todo el rato en un silencio incómodo, mismo que hasta la enfermera había sentido.

—¿Eso es todo entonces?—Pregunto Yoongi observando a la mujer, a lo que está asintió y se quitó los guantes.

—Gracias.—Agradeció Jimin intentando pararse de la camilla.

Yoongi en seguida se acercó a él para ayudarlo, con timidez Jimin se dejó hacer y los dos salieron de enfermería.

El silencio los invadió a los dos, pero Jimin no estaba dispuesto a quedarse con las palabras que tenía para su Gigi guardadas.

—Vamos a sentarnos aquí.—Señalo unos asientos en el pasillo.

—¿Te duele?—Preguntó preocupado Yoongi.

—Nop. Lo que me duele es tener que iniciar la conversación.

Los dos jovenes tomaron asiento y se miraron algo incómodos, para después ambos desviar la mirada del otro.

—¿Porque lo hiciste, Gigi?—Pregunto en un susurro triste Jimin.

Yoongi sintió su corazón bombear con fuerza y sus manos sudar. Todos los días se había arrepentido de haber hablado con Jackson de los sentimientos de Jimin.

—Yo solo quería que se te acercara. Sabía que eso te haría feliz.—Respondió agachando su rostro y jugando con sus dedos gracias a los nervios.

—¿Pero sabes que no fue lo correcto, verdad?—Pregunto Jimin en un tono de voz neutro.

—Todos los días me arrepiento.—Confesó Yoongi encarando por fin a Jimin.—Perdóname.

—Está bien. Te perdono.—Respondió Jimin como si nada, con una sonrisa.

Yoongi incrédulo y algo sorprendido se quedó observándolo.

¿En serio era así de facil?

—¿Tan fácil?—Cuestiono el pelinegro, bastante incrédulo.

Riendo con ternura, Jimin respondió:—Pues sí. Se que aunque no era algo que te correspondía, lo hiciste porque me quieres. Aparte ya no podía sobrevivir más tiempo sin mi mejor amigo.

El ver el rostro de Jimin viéndolo con una gran sonrisa cálida, hizo que el corazón de Yoongi latiera a mil por segundo. Sin duda para Yoongi, ver a su Mimi sonreír, era de las cosas que más apreciaba.

—Bonito.—Dejo salir Yoongi de repente con una pequeña sonrisa.

Al momento en que Yoongi dejar salir aquello, Jimin sintió su cuerpo tensarse por completo, a lo que rápidamente dejó ir su gran sonrisa y en cambio, tomó en sus mejillas un fuerte carmesí.

—¿Que?

—El esmalte.—Señaló el pelinegro con nerviosismo—Por fin le diste la oportunidad a el amarillo.

—Sí, debi hacerte caso hace mucho tiempo.—Respondió el rubio, aún muy chocado.

—El amarillo siempre te va a quedar bonito porque eres un pollito.—Halago Yoongi—Un pollito bonito.

Yoongi sonrió con cierta satisfacción cuando al decir aquello, vio cómo el rostro de su mejor amigo se tornó aún más rojo que como había estado hace un rato.

Mientras que por su parte, Jimin sentí como algo extraño se instalaba en su estómago, mientras su corazón golpeaba su pecho con desespero.

—Vamos, tengo unas flores para ti en mi casillero.—Hablo Yoongi, cambiando de tema, mientras su rostro presumía una hermosa sonrisa de goma.

18 |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora