Jimin y yoongi han sido mejores amigos desde muy pequeños, tal y como lo son sus madres. Con el pasar del tiempo su amistad había seguido intacta, haciéndolos muy unidos el uno al otro. Pero esto cambia un poco cuando al llegar a la adolescencia, un...
—¿Momo?—Saludo Yoongi a la pelinegra cuando está se detuvo frente suyo, aunque su saludo había sonado más como una pregunta.
—Por fin te encuentro. Te estuve buscando.—Respondió Momo observando a los chicos frente a ella, con una sonrisa.
Jimin quien prestaba atención a la conversación de la chica y Yoongi, no podía dejar de observar a la pelinegra.
Últimamente la veia muy cerca de Yoongi. No le molestaba, tampoco debía de hacerlo, pero siempre que la veía, no podía evitar sentir un sentimiento extraño al cual temia llamarlo por su nombre.
Celos.
Tal vez se sentía así porque indiscutiblemente, la chica era tan bonita. Momo en serio era muy bonita.
Con su pelo negro como la noche, sus ojos alegres y tan delicada. Yoongi podría fijarse en ella. Y Jimin estaba casi seguro que a ella le gustaba Yoongi.
—Ya ves que estoy aquí ¿Que pasa?—Pregunto curioso Yoongi, tratando de distraer los nervios que sentía al casi contarle a Jimin lo que siente por él hace unos minutos.
—El profesor de Química quiere hablar con nosotros.—Respondió Momo.
—¿En serio?—Pregunto Yoongi, a lo que rápidamente Momo asintió.—¿Y de que?
—Que voy a saber yo. Debe ser por el último proyecto que entregamos.—Respondio Momo nerviosa por las preguntas.
—Bueno. Dile que terminó de almorzar con Jimin y voy enseguida.—Respondio Yoongi tomando ahora de su juego de mandarinas.
Momo lo observó y enarco una ceja mientras se cruzaba de brazos frente al par de mejores amigos. Jimin quien había visto la actitud de la chica y temiendo la posibilidad de que el profesor de química se enoje con su mejor amigo, hablo.
—Deberías ir, Gigi.—Sugirió Jimin.
—Aún no termino mi juego y tú no terminas tú almuerzo.—Destacó Yoongi como respuesta.
—Tú jugo te lo puedes terminar de camino, y a mi me queda ya muy poco almuerzo.—Arremetió Jimin con una dulce sonrisa.
—Bien... —Respondió rendido Yoongi, aunque no muy convencido de dejar solo a Jimin. —¿No vemos luego, Mimi?—Pregunto el pelinegro a lo que el rubio asintió con entusiasmo.
—Tranquilo Gigi.—Expreso Jimin en un tono alegre.
Yoongi le observó con ternura, he internamente se prometió terminar pronto lo que sea que quisiera su profesor para ver si aún podía tener un rato más del receso del almuerzo junto a Jimin.
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Yoongi avanzó por el laboratorio de química junto a Momo. El pelinegro buscaba con la mirada a su maestro, pero al ver que no se encontraba por ningún lado, se giró hacia su compañera.
—¿Y el profesor?
Momo hizo una respiración profunda, intentando con esta tomar valor—El profesor no va a venir, Yoongi.—Confesó con nerviosismo.
—¿Como?—Pregunto Yoongi confundo, pues no entendía nada.
—Te traje aquí por que quería darte algo...—Explicó la pelinegra extendiéndole la pequeña cajita que había tenido en sus manos todo el tiempo a Yoongi.
Yoongi la observó confundido, para después tomar la caja en mano.
Sin mucho que esperar, el pálido la tomo, observando como está era un corazón rosa. Sin mucho que esperar, Yoongi la destapo y observó en ella unas galletas con forma de corazones y pelotas de Básquetbol.
Luego de haber observado el contenido de la caja, Yoongi ahora miraba a Momo aún más confundido.
—Si querías que proba-
—Me gustas Yoongi.—Confesó rápidamente Momo, interrumpido a Yoongi.—M- me gustas desde hace mucho tiempo, pero tenía mucha vergüenza y miedo de acercarme a ti...
Las mejillas de Momo ardían de vergüenza, al igual que todo el rostro de Yoongi gracias a la sorpresa.
—¿Que?—Pregunto atónito el pelinrgro.
—Me gustas, Yoongi.—Repitió la chica frente a él.
—Momo... Y-yo—El mayor no sabía que contestarle a la pelinegra frente a él, la cual le sonreía avergonzada.—Lo siento...
—¿No te gusto, verdad?—Pregunto Momo reteniendo las lagrimas que amenazaban con escapar de sus ojitos.
—Lo siento.—Repitio Yoongi apenado.
Había compartido con Momo por proyectos de ciencia, lo poco que conocía de ella le agradaba, pero lastimosamente no correspondía a la chica de la forma que ella esperaba.
—Está bien.—Con una sonrisa y el dorso de sus manos, Momo se limpió las lagrimas rebeldes que se habían deslizado por sus mejillas—He visto como miras a tu mejor amigo, eso es muy tierno.—Agregó con simpatía.
Yoongi dejó escapar una corta risa y bajo su rostro con timidez—Tanto se me nota?
—Solo un poquito.—Confirmó ella con gracia.
—Lo siento mucho. Espero puedas conocer a otro chico que te quiera mucho.—Expresó Yoongi con empatía, pues entendía el sentimiento.
—Suerte con Jimin. Es muy lindo y dulce.—Confesó Momo con una pequeña sonrisa.
Yoongi le devolvió el gesto y luego observó las galletas en sus manos, sin saber que hacer con ellas, pues se cuestionaba si era correcto tomarlas después de todos o devolvérselas a su compañera.
Momo al ver el rostro de Yoongi, y imaginarse el posible cuestionamiento mental que experimentaba el pálido, respondió:
—Disfrútalas con Jimin.
Yoongi la observó inseguro, para después solo agradecer. No quería hacer sentir peor a Momo, por lo que después de agradecerlas.... Se marchó.
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