SANGRE INOCENTE

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Siete años transcurrieron, la devastación era común alrededor de todo el mundo, pero había sobrevivientes. A pesar de que ellos no eran la esperanza ni la salvación, lograban vivir un corto plazo de vida con tranquilidad, ya que los demonios asaltaron y arrasaron primeramente con las grandes ciudades, estos sobrevivientes lograron pasar este pequeño tiempo de vida en llanos y prados, viviendo de sus cultivos y de sus animales, aprovechando los pequeños rayos de luz que lograban atravesar aquellas nubes oscuras.

La familia que pudo huir de la resurrección de Abaddon habría logrado conseguir un lugar al que llamar hogar; ellos a pesar de la difícil situación de la época en la que vivían, llenaban su casa de dulzura y tranquilidad, los padres con sus dos hijos, uno mayor de dieciocho y la niña de siete años, lograron vivir sus vidas con mucho amor. A los dos se les educaba sobre el estado actual del mundo y los reyes sufrientes, pero lograban sosegar el dolor con una hermosa frase, "nosotros somos nuestro propio mundo", la madre le decía a sus hijos "ustedes son mi mundo" haciendo entender que no importa lo que pase, siempre estarán juntos.

Pero nada es para siempre, tal y como todos temían, a pesar de la demora, los demonios aparecieron. Un día cualquiera, rugidos, gritos y lloros se escuchaban en las lejanías, dando paso a uno de los reyes, una bestia carmesí del tamaño de una montaña atravesaba los prados, con cientos de esclavos de piel roja y deteriorada a su merced, dispuestos a seguir su palabra. Desafortunadamente, iban directo a arrasar con aquel pueblo. La familia no tuvo tiempo de huir, pues la armada de esclavos carmesí ya estaban encima de ellos, invadiendo casas y esparciendo el terror. Causaron dolor y devastación en todas partes, venían oleadas y oleadas de esclavos, los cuales eran personas quienes habían sido devorados por la magia negra de la ira, sus pieles se habían tornado de una tonalidad rojo brillante y actuaban como animales, enloquecidos y sedientos de sangre.

Y su líder, aquella bestia gigante, parecía disfrutar de la tortura, el pánico y el sufrimiento que ocasionaba, mientras que con ira descontrolada destrozaba estructuras por doquier. Una de ellas, fue la casa de aquella familia. Arrancando el techo, sin piedad ni duda, tomó con sus manos a los padres de familia y los destrozó en frente de sus dos hijos, arrancando sus cabezas y exprimiendo la sangre fuera de sus cuerpos, pero para los dos muchachos, tenía planes distintos. Al hijo mayor lo transformó en uno de sus esclavos, un ser lleno de ira y furia hacia todo y hacia sí mismo, envolviéndolo en un tono rojizo. La bestia, sabiendo el resultado que se daría, abandonó el lugar, llevando a sus esclavos consigo, probablemente dirigiéndose al siguiente pueblo. La transformación del muchacho era rápida y evidente, sus emociones lo empezaban a controlar y en su ira empezaba a insultar y utilizar palabras hirientes contra su hermana y a medida que su furia escalaba, la empezó a empujar, a rasguñar y a golpear. Ella, sin saber que hacer y en shock por el cambio emocional tan brusco de su hermano, no podía reaccionar ante la maldad que presenciaba, y solo recibía los golpes y el abuso. El muchacho se convirtió en una animal sin control, y sin ya no ser él mismo, intentó matarla.

Pero ella utilizando su pequeño tamaño logró zafarse del agarre de su hermano y se escabulló entre los muebles y los escombros, escondiéndose de él para salir de la casa y huir. Pérdida y desconsolada, huyendo de su hermano y de las personas enloquecidas que la rodeaban, fue a parar en una iglesia, el único lugar en donde no había nadie. Por supuesto estaba abandonada desde hace mucho tiempo, pero además destruida por el caos del rey. Ahí, tras tomar un poco de aire y ver a su alrededor toda la destrucción provocada, apareció su hermano de nuevo, con espuma en la boca y una rabia salvaje simplemente dispuesto a terminar de matarla. Él se lanzó hacía ella, usando sus manos como garras y sus dientes como navajas, actuando como una bestia, le intentaba arrancar la piel. Pero ella se armó de valor, y en un acto cruel hacia sus propios valores agarró una piedra que reposaba en el suelo y golpeó en el cráneo a su hermano, o más bien, lo que quedaba de él. Esa cáscara de furia sin pensamientos ni razonamiento, ella ya sabía que su hermano había muerto incluso antes de ese golpe en la cabeza.

Ella logró sobrevivir, golpeada, rasguñada, herida, pero no solo físicamente, sino también traumada por haber visto a su familia, a su pequeño mundo, destruirse.

La niña, al ya haber sido educada sobre la tristeza del mundo, sabía que no era culpa de su familia, tampoco de su hermano, pero sintió una ira, una tristeza y una desesperación tan profunda que sentía que sus emociones no cabían dentro de ella.

En un momento de silencio el hermano volvió a moverse, el golpe débil de la niña no lo había matado, pero ella estaba dispuesta a terminar el trabajo, y sin piedad, agarró el mismo escombro roto y se lo clavó en la cabeza, arrebatándole la vida a su hermano. Justo en ese momento sintió como algo dentro de ella se encendió, como una llama que la quema internamente y un frío que rodeaba su piel, un escalofrío recorrió su cuerpo y su mente se llenó de memorias ajenas, cosas que nunca había visto y conocimientos que nunca había aprendido, un poder en su interior pasaba a través de su sangre. Al nacer tan cerca del renacimiento de Abaddon, su cuerpo en desarrollo en el útero de su madre se vio abrumado por una poca cantidad de magia negra. No era tanta, pero era suficiente. Como si corriera por sus venas, como si ya fuera puesto en su cabeza, como si estuviera plantado en su corazón. Recordó un viejo libro de una cobertura negra que su madre había escondido dentro de la casa. Una visión que penetraba directamente hacia su mente le mostró la ubicación exacta de un libro de textos en latín y una cobertura negra que su mamá ocultaba en la casa, así que sin poner en duda su juicio volvió a la casa sorteando a las personas hundidas y esclavizadas.

Este es el libro, que según su madre alguna vez le explicó, fue dejado en el umbral de la casa el día que llegaron a su nueva casa, después de huir de la resurrección de Abaddon, la madre pensó que en algún momento le serviría, pero ni siquiera le dio tiempo de usarlo, todo el desastre sucedió demasiado rápido. La niña volvió a la iglesia atravesando todo ese terror y muerte que se encontraba en el pequeño pueblo teñido de rojo. Al llegar, utilizando la sangre de su propio hermano creó un ritual; ella sabía los nombres de los reyes pero, según el libro, faltaba un rey el cual había sido olvidado, el rey de lo que fue dejado atrás, el demonio de la soledad.

Sin ninguna esperanza real, pero como si estuviera hecha para eso, comenzó el ritual del demonio de la soledad, nombrando las palabras del libro como si fueran su idioma natal. Esparció una marca de sangre por el piso haciendo una figura muy extraña y colocó el cadáver de su hermano en el centro de la figura, "un cuerpo recién asesinado por el invocador como ofrenda y recipiente del demonio" especificaba el libro. Pero, a pesar de sus esfuerzos, al terminar el ritual parecía no haber sucedido nada.

La niña se empezó a preguntar si había funcionado, las dudas abrumaban su mente e incluso en un nivel de conciencia no esperado en una niña tan pequeña, se preguntaba si realmente estaba haciendo una locura.

Hasta que de repente...

Against MyselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora