El símbolo del ritual, trazado con la sangre de su hermano, se iluminó con un brillo rojo y, segundos después, ella sintió el peor mareo de su vida. Aunque los efectos pasaron rápidamente, la súbita pérdida de energía fue suficiente para hacerla soltar el libro y desplomarse en el suelo.
Tendida en el suelo, al borde del desmayo, escuchó el murmullo de voces susurrando a su alrededor, hasta que convergieron en un solo lugar y se transformaron en el sonido de un suspiro. Con dificultad, abrió los ojos y vio una silueta oscura de pie detrás del círculo ritual. Era él, el demonio de la soledad, observando a su alrededor, perdido, no por el ritual, sino por la destrucción que lo rodeaba, preguntándose quién sería el invocador, ya que la niña yacía inmóvil en el suelo, pareciendo un cadáver junto al de su hermano.
Entonces escuchó la voz débil de la niña:
—¿Eres tú?... ¿Lo logré? — preguntó con voz frágil.
El demonio se dio cuenta de que la niña estaba viva y comenzó con su presentación habitual.
—Soy el demonio de la soledad y la melancolía, desde las tierras de la nada, soy el rey de lo que fue dejado atrás.
La niña articuló una palabra entre sus labios débiles: —Ayúdame...
El demonio guardó silencio por unos segundos, contemplando el sufrimiento de la niña.
—Ni siquiera podría si quisiera. —comentó después de un momento. —El ritual no está terminado; no tengo presencia física.
—¿Qué hace falta para terminarlo? —preguntó ella, recuperando su aliento poco a poco.
—Olvídalo. —el demonio de la soledad comenzó a desvanecerse, regresando a las tinieblas y cerrando el ritual. Nunca había aceptado un ritual realizado por una niña, pero sentía curiosidad por saber cómo había logrado hacerlo. Además, ¿cuánto tiempo había pasado desde la última vez que estuvo en el mundo físico? Quizás miles de años. Estos pensamientos pasaban rápidamente por su mente.
—¡Por favor, te lo suplico! —gritó la niña llorando en el suelo, desconsolada, logrando apoyar sus manos en el suelo y levantar débilmente su torso. —Me duele el pecho, más que el cuerpo —dijo entre sollozos.
El demonio dirigió su mirada hacia ella.
—Me siento sola... no tengo a nadie. —dijo la joven fracturada.
El demonio experimentó un atisbo de empatía. La razón por la que los reyes infligen su dolor a los humanos es por el placer de hacer sentir a otros lo que ellos sufren constantemente; lejos de sentirse mal, lo disfrutaba. Igualmente, era difícil negarse a un ritual; es el pacto que un demonio tiene con el mundo físico, y para romperlo tendría que perder demasiado poder. Así que accedió.
—¿Cuál es el nombre de mi invocadora? —preguntó el demonio tras unos segundos de silencio.
La niña permaneció en silencio, mostrando su ignorancia.
—¿Cuál es tu nombre? —simplificó él.
—Catherine. —respondió la niña.
–¿Cuál es mi propósito? —continuó el demonio. —¿A quién debo matar?
Con poca fuerza, la niña logró levantarse, miró el cuerpo de su hermano, observó a su alrededor y dirigió su mirada directamente a los ojos del demonio para decir:
—Mata al que destruyó mi familia.
—Trato hecho. —dijo el demonio sin dudar.
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Against Myself
Mystery / ThrillerEn las sombras que anticipan el ocaso de la humanidad, "Against Myself" desvela la mística historia de Cassiel, renombrado por su invocadora, el demonio de la soledad y la melancolía, en el ajedrez infernal de reyes afligidos. Abaddon, el autoprocla...