La gente solía realizar estos rituales cuando la magia negra aceptaba a la humanidad como portadora. Pero, tras un giro desconocido en la historia, la magia negra comenzó a rechazar a los humanos. Desde entonces, los rituales y pactos demoníacos entre el mundo físico y las tinieblas cesaron.
Estos rituales, normalmente ejecutados por venganza, requerían el cadáver de alguien asesinado recientemente por el invocador. El objetivo al que habría que asesinar podía ser cualquiera: monarcas, dictadores, traidores, reyes. El demonio de la soledad supuso que este caso no sería diferente: una niña buscando venganza por la pérdida de su familia, probablemente a causa de un conflicto humano.
—Necesito un cadáver como sacrificio para completar el ritual y entrar en tu mundo físico. —comentó el demonio —Supongo que ese cuerpo junto a ti será suficiente. Sé que fuiste tú quien lo mató.’
—¿A mi hermano? No, él ya estaba muerto… —replicó la niña.
El demonio, sin indagar más, procedió a cerrar el ritual, tomando el cuerpo de su hermano, curándolo y transformándolo en su propia imagen: La figura de un espantapájaros hecho de paja con tiras de tela que lo mantienen en forma humanoide, un saco de papas cubriendo su rostro, un gran sombrero, pantalones rasgados, un cinturón de cuero con una gema negra, unas botas llenas de lodo y un gran saco que llega por debajo de las rodillas, de un color negro tan profundo como la obscuridad de la noche misma. Una figura sin lugar a dudas enigmática.
La niña, asombrada por lo que la magia negra era capaz de hacer, preguntó: —¿Qué sucedió con mi hermano?
—Ya estaba muerto. —respondió el demonio con seriedad.
Catherine bajó la cabeza en tristeza.
—Quédate aquí mientras busco al responsable —dijo el demonio, pensando en voz alta. —Este desastre no pasará desapercibido.
—¡No! —exclamó Catherine. —Iré contigo.
El demonio se giró, su voz profunda e intimidante llenó el aire: —Te quedarás aquí. No te necesito. Busca refugio.
Ella se quedó en silencio, impactada y asustada.
El demonio se alejó, pero una sensación de incomodidad en su interior lo detuvo en sus pasos, pues al ver la oscuridad que se encontraba fuera de la iglesia junto con una tonalidad rojiza que envolvía los alrededores, algo dentro de él se retorció. —Niña, ¿qué hora es?
—Antes de todo esto, eran veinte para las dos. —respondió ella.
—¿De la mañana? —preguntó confundido.
—No, de la tarde. —aclaró ella.
—No puede ser... Es de noche —respondió él impactado.
—Mi padre dijo que se habían comido una parte del sol —comentó ella inocentemente.
Desde la resurrección de Abaddon, el sol había sido oscurecido por las nubes de magia negra, marcando una nueva era sin luz.
Confundido, el demonio salió de la iglesia y contempló la devastación: cuerpos mutilados, casas destruidas y personas enloquecidas, todos envueltos en esta siniestra tonalidad carmesí. Esto no era obra de humanos; algo más siniestro estaba en juego
Sin perder tiempo, el demonio de la soledad se acercó a una de las personas enloquecidas que yacía en el suelo, intentando arrancarse la cabeza a rasguños. Aunque no podía gritar, su desesperación era evidente. La soledad observó desde cerca, y sin precaución alguna, le preguntó a la niña:
—Y a estos, ¿qué les sucedió?
La persona en el suelo reaccionó al instante, y la niña respondió con miedo y voz temblorosa:
—Lo están haciendo sufrir, le duele la cabeza y el corazón.
De repente, la persona enloquecida se levantó con una rapidez inhumana e intentó atacar a la niña.
Pero fue detenido en seco. El demonio, con movimientos simples y serenos, acabó rápidamente con el demente. Desvió el ataque con una mano y con la otra rodeó la cabeza del hombre, quebrándole el cuello con la ayuda de su pierna. Fue un asesinato fácil, quizás el más fácil que había realizado en una invocación, pero la satisfacción que le dio fue tan intensa e intoxicante que pudo sentir su poder emanando del él.
La niña, asustada y sorprendida, se calmó rápidamente y comentó:
—Era mi vecino.
—¿Algún problema? —preguntó el demonio con una ironía palpable.
—No… Al contrario, gracias por protegerme.
—No me agradezcas. —dijo el demonio con un tono que destilaba ira. Ante la impresión de la niña, continuó: —Si el invocador muere sin que se cumpla el propósito de la invocación…
—Tú también morirás —completó la niña, recordando lo que había leído en el libro durante la invocación.
Rituales. Un ritual es un acto poderoso que forma un pacto entre un demonio y el mundo físico. Los demonios necesitan almas humanas para crecer en fuerza e inteligencia, pero no pueden acceder al mundo físico sin suficiente poder. Este poder lo obtienen de las almas perdidas y las emociones negativas de los humanos en las tinieblas. Abaddon, actuando como un dictador, se apropiaba de todas las almas perdidas y creó a los reyes sufrientes, quienes eran alimentados y al mismo tiempo torturados por las emociones humanas.
Los rituales surgieron durante la dictadura de Abaddon. Permitían a un humano hacer un trato con un demonio: a cambio de un sacrificio, el demonio aparecía en el mundo físico, tomaba control de un cadáver y cumplía el deseo de venganza del humano o cualquier otra razón para el asesinato.
El ritual beneficia a ambas partes, pero hay condiciones para proteger a los humanos:
Primero: El invocador debe mantenerse con vida hasta que se cumpla el propósito del ritual. Si el invocador muere antes, el pacto se rompe, dejando al demonio atrapado en un mundo que no es el suyo, lo que lo destruiría por completo.
Segundo: El demonio solo puede matar para cumplir el objetivo del ritual, proteger su cuerpo físico o al invocador. Esto evita que un demonio libre cause estragos sin control.
Para los demonios, matar humanos es gratificante, y algunos rituales les permiten matar a más personas, lo cual prefieren. Sin embargo, siempre matan lo suficiente para cumplir su propósito.
El demonio, carente de preocupación visible, intuía que este ritual no sería como los demás. Una niña pequeña, una mera chispa de vida en medio del caos desatado. ¿Cuánto tiempo podría perdurar un ser tan delicado en un mundo que se desmorona? La apuesta era alta, demasiado alta. Una frase resonaba en la mente de la soledad, —No debí haber aceptado este pacto.
Pero el destino es caprichoso, y a veces, incluso los seres de las tinieblas se encuentran a merced de sus giros inesperados. La soledad se enfrentaba a una encrucijada, un camino oscuro que podría llevar a la redención o a la ruina. Y en ese momento de incertidumbre una pregunta se aferraba a su ser: ¿Qué es lo que depara el destino?
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Against Myself
Mystery / ThrillerEn las sombras que anticipan el ocaso de la humanidad, "Against Myself" desvela la mística historia de Cassiel, renombrado por su invocadora, el demonio de la soledad y la melancolía, en el ajedrez infernal de reyes afligidos. Abaddon, el autoprocla...