Catherine se alejó con cautela de la bestia que acababa de matar, y buscó la salida de la cueva. Estaba exhausta y herida, pero también aliviada. Había logrado vencer al monstruo que la había perseguido y atacado, ahora solo quería salir de aquel infierno, reencontrarse con Cassiel y poder descansar. Pero la cueva no se lo iba a poner fácil. La niña siguió las vías metálicas, esperando que la llevaran a una salida. Pero al llegar al final del camino, se encontró con un obstáculo. Un muro de raíces azul celeste le impedía continuar su camino. Las raíces eran gruesas y fuertes, y se entrelazaban entre sí, formando una barrera impenetrable. ¿De qué le servía la barra de metal si no podía romper las raíces con ella? Se frustró, y se preguntó cómo iba a salir de ahí.
Catherine miró a su alrededor, buscando otra salida, o alguna pista que le ayudara. Entonces, vio unos dibujos en las paredes de la cueva, que le llamaron la atención. Eran dibujos de flores, pero no eran como las que había visto antes. Eran flores más grandes y más complejas, con más pétalos y cristales de diferentes formas. Algunas tenían forma de estrella, otras de corazón, otras de espiral. Catherine se acercó a los dibujos, y los observó con curiosidad. Se preguntó quién los habría hecho, y por qué. Se preguntó qué relación tenían con las flores y con la cueva. Se preguntó si le estaban dando alguna pista de cómo escapar. Entonces, se fijó en un detalle que le sorprendió. En estos dibujos, los pétalos de las flores recorrían diferentes caminos hacia una flor central, la cual parecía ser más grande y hermosa que el resto, además, su cristal era más grande y algunos trazos alrededor de éste simbolizaban su gran esplendor, junto con unas raíces que se esparcían por todo el mural. Quizás, esa flor central era la que mantenía estas fuertes raíces vivas y unidas, si quería salir, tenía que acabar con esa flor.
Pero no iba a ser fácil. Catherine se dio cuenta de que no estaba sola en la cueva, y que había más aberraciones como la que había matado. Eran seres que habían sido humanos, pero que habían caído bajo la maldición de Tristitia, y que se habían transformado en horrores. Tenían el cuerpo cubierto de raíces, pétalos y tentáculos como látigos, sus cabezas eran grotescas imitaciones de las flores de los dibujos, junto con sus cristales. Eran seres que habían perdido su memoria y su voluntad, y que solo buscaban cazar y matar. Estaban por todos lados, y podían oírla. El silencio de la cueva solo se rompía por el goteo de las estalactitas y el crujir de las raíces. Un olor a humedad y a podredumbre impregnaba el aire. Catherine sentía un escalofrío recorrer su espalda cada vez que rozaba una de las raíces azul celeste.
Catherine tuvo que usar su ingenio para esconderse de las criaturas, y evitar que la atraparan. Estas criaturas eran de terror, todas lucían medianamente diferentes unas de las otras, pero los que se movían torpemente compartían ciertas características: sus cabezas que se abrían como flores dejaban a la vista su cristal en reposo, encima de tentáculos viscosos. Esta especie en particular era menos poderosa que la que se había encontrado anteriormente, pero su falta de poder contrastaba con sus números, ya que se encontraban más frecuentemente. Sin embargo, Catherine era una niña astuta, y estaba decidida a salir de ahí con vida y acabar con esa maldita flor. La niña sabía que las criaturas la escuchaban, pero no podían verla, así que utilizaba su entorno para distraerlos, aguantaba la respiración para evitar hacer ruido, y en momentos decisivos, se escabullía justo delante de las flores y con un golpe feroz y mortal, destruía sus cristales y acababa con sus vidas.
Mientras atravesaba la cueva con confianza, Catherine recordó las palabras de Cassiel, que le había enseñado a luchar y a sobrevivir. No podía fallarle, tenía que salir de ahí y volver a verlo. Entre más flores observaba, más aprendía sobre ellas, dándole más ventaja. Pero su confianza se derrumbaría ante la presencia de un ser peculiar, el cual no había visto en ninguno de los dibujos. Esta criatura era rápida, y usaba sus extremidades con habilidad para trepar paredes.
Catherine estaba impactada pues no había visto ninguna de las otras flores tan siquiera caminar correctamente, pero algo aún más extraño llamó su atención, esta criatura estaba envuelta en una apariencia viscosa, al igual que los sonidos que emitía. Catherine esperó que la criatura fuera como las demás; lanzó una roca lejos de ella para llamar la atención de la criatura y observó. Pero ella no esperaba la reacción de la criatura, la cual retorció los pequeños tentáculos sanguinolentos que rodeaban el cristal y los utilizó como un túnel con el cual enfocó la luz de su cristal hacia la roca que Catherine había recién lanzado, luego, volteó su cabeza hasta donde Catherine se encontraba, ella rápidamente agachó la cabeza y se escondió detrás de una carretilla antes de que la luz la descubriera. Catherine sintió un miedo profundo, pues esta vez descubrió que la criatura podía verla, y la estaba buscando.
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Against Myself
Mistério / SuspenseEn las sombras que anticipan el ocaso de la humanidad, "Against Myself" desvela la mística historia de Cassiel, renombrado por su invocadora, el demonio de la soledad y la melancolía, en el ajedrez infernal de reyes afligidos. Abaddon, el autoprocla...