Against Myself

ALIANZA INESPERADA

En un rincón sombrío del castillo, Catherine, con una facilidad sorprendente, encontró refugio en el sueño, ajena al caos que los rodeaba. Incluso el resonar de las botas de los guardias y sus voces resonantes no lograban perturbar su descanso en el regazo de Cassiel. Él, a su vez, yacía inmóvil, como una estatua de paja, recuperando su energía poco a poco, con una vigilancia casi imperceptible.

El tiempo transcurría, y el silencio fue interrumpido por el clamor de un combate cercano. Cassiel, revitalizado gradualmente, se levantó cuidadosamente, apartando a Catherine, que dormía en su regazo. Al sentir el frío suelo del callejón, Catherine despertó y vio a Cassiel avanzando hacia la pelea, señalándole que guardara silencio. Recordando sus quemaduras, miró sus manos, sorprendida al ver que las heridas habían sanado, dejando sólo un rastro grisáceo.

El sonido de las armas chocando se intensificaba a medida que Cassiel se acercaba a la salida del callejón. Allí, en el punto donde la luz del día se encontraba con la sombra, se desplegaba la escena de batalla. Una mujer de pelo castaño y ojos oscuros luchaba con furia y precisión contra los guardias, moviéndose con una gracia que desafiaba el peso de su armadura.

-¿Deberíamos ayudarla? -preguntó Catherine, acercándose sigilosamente a Cassiel.

-No, no es nuestro asunto. -contestó Cassiel con decisión.

-Pero está luchando contra quienes nos persiguen.

-No significa que seamos aliados. -replicó, volviéndose para continuar su camino.Un suave tirón en su saco detuvo a Cassiel.

-¿Y si ella luego puede ayudarnos?

Con un suspiro, Cassiel cedió y se dirigió hacia la guerrera.

-¡Hey! -llamó su atención.

La mujer, tras acabar con su último adversario, se giró rápidamente hacia Cassiel y, con una destreza impresionante, lanzó su espada hacia él.

Con una mezcla de instinto y gracia, Cassiel evitó por un margen diminuto la espada que buscaba su cuello. La mujer, con una determinación feroz, no perdió un instante. Su ataque, rápido como un relámpago, apuntó a las costillas de Cassiel, pero él, con una destreza igualmente impresionante, desvió el golpe con un movimiento fluido y calculado.

En el instante preciso en que Cassiel se encontraba en posición para asestar un golpe a su rostro, un movimiento que habría dejado a la mujer inconsciente sin causarle daño mortal, su confianza lo traicionó. Con un ataque rápido, pensó que la tenía, pero la mujer, en un destello de agilidad, se agachó justo a tiempo, evitando el golpe por un pelo. Sin darle tiempo a Cassiel para siquiera procesar el movimiento, ella contratacó con un golpe ascendente desde su posición agachada, golpeando con fuerza la mandíbula de Cassiel.

Fue entonces cuando Cassiel comenzó a tomar la pelea en serio, sintiendo una mezcla de furia por haber sido golpeado en el rostro por un ser humano "común y corriente", pero más que eso, una emoción vibrante y apasionada. Por primera vez en mucho tiempo, experimentaba la velocidad, la fuerza, la agilidad y los reflejos en un humano que le exigían toda su concentración. La pelea se elevó a un nuevo nivel de intensidad, convirtiéndose en un arte de movimientos y contraataques. Ninguno de los dos lograba asestar un golpe decisivo, en una danza de esquivas y bloqueos.

En cuestión de segundos, Cassiel empezó a tomar la delantera, empleando su fuerza sobrehumana para quebrar el equilibrio de Leonor y penetrar su defensa. Cada golpe de Cassiel enviaba los brazos de Leonor en una dirección distinta, desafiándola a esquivar el siguiente ataque. Decidiendo poner a prueba su capacidad máxima, Cassiel incrementó su velocidad, lanzando golpes rápidos y precisos. Leonor, aunque valiente y ágil, no pudo sostener el ritmo durante mucho tiempo. Dos golpes rápidos dejaron su defensa abierta, y Cassiel, aprovechando el momento, usó sus dos manos para golpear con fuerza el abdomen de Leonor, lanzándola varios metros atrás, en un ataque reminiscente del que había usado contra un bandido en el pueblo.