Extra 10

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Extra 10

El transmigrador y el rey del hielo III

Las visitas de Yang Chen al pico AnDing para llevarles comida, se había convertido casi en una costumbre. Los platos variaban entre deliciosos a majestuosos. Shang Qinghua estaba agradecido con eso y sabía que sus discípulos lo estaban con QingJing, quienes habían comenzado a ayudarlos con algunas entregas, en especial si iban a su pico. En ese caso solían hacerse cargo ellos mismos, cargando las cajas o yendo con algún carro. De alguna forma, ayudaban a que su trabajo se volviera más liviano. Al menos para sus pobres discípulos que eran las mulas de carga de la secta.

No quitaba el hecho de que el sistema lo seguía amenazando, cada día con más ímpetu que antes, pero lo estaba haciendo, advirtiéndole que si no hacía algo para arreglar la actitud de Shen Qingqiu, sería castigado. Shang Qinghua al principio se había preocupado por eso, pero luego, cuando empezó a ver la felicidad de Luo Binghe en QingJing, su sonrisa cada vez que paseaba con sus hermanos marciales o la sonrisa que le veía cada vez que se acercaba con Yang Chen a dejarles postres o bollos al vapor, empezó a flaquear. Shen Qingqiu no estaba siendo agresivo, pero lo estaba educando como Binghe habría esperado que pasara y sus hermanos marciales lo trataban como su shidi.

Durante ese tiempo que estuvo ahí en el mundo de Camino del Orgulloso Demonio Inmortal, Shang Qinghua había pensado en que si Luo Binghe no sufría, sería lo mejor. Sí, había escrito a un semental con un gran harén que se volvía un emperador que, a pesar de las venganzas, las mujeres y el poder, jamás llegaría a ser feliz. Era lo que habían querido sus lectores, pero cuando Shang pensaba en eso se daba cuenta de lo lamentable que era Luo Binghe. Una persona incapaz de ser feliz porque había perdido el rumbo, porque a pesar de todo lo que él fuera capaz de hacer, jamás se sentiría completo. Era un personaje cuyo final jamás sería feliz, porque estaba destinado a sufrir.

Shang Qinghua quería rellenar los huecos de la trama de su propia historia, quería ver a Luo Binghe tener su enorme harén y llegar al poder. Pero también quería que el lamentable Luo Binghe que creó, cuyo final era deprimente, tuviera su final feliz de todas formas. Era su hijo, ¿uno no deseaba la felicidad para su hijo? Él lo quería para Luo Binghe.

Suspiró, saliendo de su despacho para ir por Sun Lian, a quien tenía que explicarle todavía cómo redactar algunos informes para llevar a QiongDing. Sun Lian no llegaría a heredar el título pronto, pero siempre era bueno que aprendiera las cosas que Shang Qinghua aprendió prácticamente ya siendo señor de AnDing. Si bien no estaba feliz con su puesto y con su trabajo, al menos quería que Sun Lian no pasara por lo mismo que él pasó estando en AnDing.

Preguntando a los discípulos del pico, supo que Sun Lian estaba en el patio de entrenamiento (que usaban muy poco para entrenar), así que fue directamente hacia ahí.

Se había acercado lo suficiente cuando se detuvo, viendo a varios metros de él a su discípulo hablando con Yang Chen. Con ellos estaba Ling, uno de los niños que era amigo del pequeño discípulo simpático de QingJing, y Luo Binghe. Los cuatro conversaban, una charla amistosa porque los cuatro se veía felices mientras reían y se compartían la comida que Yang Chen había llevado. Vio a Luo Binghe reír luego de decir algo que hizo que Yang Chen se sonrojara. Su compañero lo regañó y Binghe solo rio más.

¿En algún momento de su novela Luo Binghe se había visto tan feliz como ahora lo veía? ¿En algún momento había sonreído o reído con auténtica felicidad mientras estaba en el pico QingJing acompañado de sus hermanos marciales? Qinghua no recordaba ningún momento feliz para Luo Binghe en su novela, no recordaba que fuera realmente feliz en ningún momento, ni siquiera cuando conquistaba a las distintas flores de su harén. No como veía ahora, estando tan relajado y alegre, riendo con jóvenes de su edad y bromeando con ellos.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora