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Capítulo 40

El reino demoniaco

Apenas pasó el portal, Shen notó que habían ido a un lugar que no conocía en persona, pero del cual Luo Binghe le había hablado: su palacio en el reino demoniaco. Era tal cual se lo había descrito, con lujos y colores carmesís y negros por todas partes. Un palacio de gran tamaño donde había espacio como para albergar un pueblo entero.

Dos guardias los saludaron al verlos llegar a través del portal. Shen notó que estaban en la sala del trono, una habitación casi desierta de no ser por los dos guardias y, bueno, ellos dos. El portal se cerró tan pronto pasaron y Luo Binghe le indicó que lo siguiera, ignorando los saludos de los guardias.

—Shizun, lamento haberle causado problemas—dijo Binghe mientras lo llevaba por un largo pasillo donde no había nadie, solo unas altas ventanas que daban a un jardín hermoso y cuidado.

—Tú no hiciste nada. El Viejo Maestro de Palacio estaba buscando cualquier excusa para acusarme y encarcelarme—dijo Shen Jiu restándole importancia—. Solo espero que esto no afecte al pico QingJing.

—Por el momento no, Ming shixiong y Ning shijie me mantienen al tanto de la situación a través de Mobei-jun—informó Binghe y Shen se sintió aliviado—. Shizun, he mandado a que prepararan el baño para usted. Hay un cambio de ropa también.

—Este maestro te agradece—dijo Shen deteniéndose junto a Luo frente a una gran puerta.

Binghe la abrió y Shen se dio cuenta que era el lugar donde se asearía. Al dejarlo entrar, cerró la puerta y le dio privacidad.

Shen se sintió mejor al ver que tenía un baño preparado y ropa nueva. La sensación que había dejado la humedad de la prisión de agua en su piel lo había tenido constantemente nervioso, de no ser por la música de guqin que el sistema hacía sonar en su cabeza, se hubiera vuelto loco.

Se tomó su tiempo para bañarse, pasando los aceites perfumados por su cuerpo para quitar cualquier olor de esa asquerosa prisión. El aceite olía a jazmín y Shen recordó a sus amigas en el Pabellón Rojo Cálido. Una pizca de preocupación se instaló en él al recordar cómo había contado sobre el brocado, sin saber si a madame Lin pudiera pasarle algo o no. Quizás debió ser más considerado o haber pensado en enviar a alguien para protegerla a ella y a sus chicas.

El aceite para lavar su cabello tenía un olor particularmente suave y agradable pero que Shen Jiu no podía reconocer. Aun así, lo puso en su cabello, masajeando con suavidad.

Al salir se secó y peinó su cabello húmedo, dejándolo suelto y secándolo tanto como podía con las toallas que le habían dejado. También se vistió con la ropa que le habían dejado, unas sencillas pero hermosas túnicas azules con aves blancas montando en vuelo. No era algo que hubiera usado en QingJing por la simpleza de las túnicas, pero sin dudas eran hermosas y no le molestaría llevarlas puestas. El hanfu se cruzaba en su pecho y no poseía una túnica exterior con mangas anchas para complementar, pero lo prefería así. Era más cómodo y se sentía mejor.

Con el cabello húmedo, salió del baño. Luo Binghe lo esperaba, apoyado en la pared y mirando el piso pensativo. No tardó en alzar la mirada y sonreírle.

—Me alegra que las túnicas que dejé para shizun hayan sido de su talle—dijo mirándolo de arriba abajo—. Aunque este discípulo se disculpa por la sencillez de sus túnicas, pero creí que luego de todo el estrés que pasó preferiría algo cómodo. Si shizun lo desea, puedo brindarle algo más si esto es insuficiente para él.

—No te preocupes, realmente esto está bien, no es necesario más—Shen negó suavemente con la cabeza—. No estoy siendo maestro de todas formas en este momento así que usar algo más elaborado es innecesario.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora