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Capítulo 52

El pico QingJing en silencio

Shen Jiu no sabía dónde estaba. Lo último que recordaba fue que Qiu Jianluo hizo explotar su núcleo espiritual antes de morir para arrastrarlo al infierno con él. Fue rápido y había dejado a Shen escupiendo sangre sobre su cadáver. La voz de Binghe sonó desesperada, mientras lo atrapaba antes de caer e intentaba ayudarlo. Pero ¿cómo podía ayudar a alguien que ya no tenía núcleo espiritual? Poner energía espiritual en un cuerpo que ya no podía recibirlo era como volcar agua en una taza rota. El agua se saldría y jamás llenaría la taza.

Lo mismo pasaba con él. Era una taza rota incapaz de contener el agua que Binghe le vertía.

Discípulo tonto, ¿en serio esperaba salvar la vida de alguien que no tenía salvación? El sistema no había podido salvarlo, ¿qué podía hacer Binghe? Por más poder que pudiera tener, no había manera de evitar la muerte. Había muerto dos veces ya y Luo Binghe no había podido hacer nada para evitarlo, ¿por qué lo haría ahora? ¿Cómo podría? No había manera.

Shen Jiu se removió, abriendo los ojos para encontrarse con una escena del infierno esperándolo. O con suerte no. Todo dependería de que tanto contaran las acciones buenas que había hecho antes de morir por segunda vez.

Pero lo que lo recibió fue su cama con dosel blanco y bolsitas aromáticas colgadas en las cuatro puntas. Su habitación en su casita de bambú, tan impecable e iluminada como la recordaba. ¿Binghe lo había llevado hasta ahí? ¿Lo habían salvado? ¿Algún secreto guardado de Mu Qingfan?

Se sentó en la cama. Vestía sus túnicas verdes y tenía puesta su corona de jade. Incluso en su mesa de noche había un abanico con bambúes pintados, como si esperara a que lo tomara. Lo tomó y lo abrió, antes de salir desconcertado de la cama. Fue cuando se dio cuenta que el único ruido que se podía escuchar en su pequeña casa, eran sus pasos acercándose a la puerta. ¿No se suponía que se escucharan a los demás del otro lado? ¿Por qué no podía escucharlos?

Al salir descubrió que la casa de bambú estaba vacía. Todo estaba limpio y ordenado, pero no parecía ser que alguien hubiera estado ahí antes. Solo él.

—¿Binghe? ¿Yingying? ¿Ming Fan?—llamó caminando por la casita de bambú.

Pero, como era obvio, estaba solo. No parecía ser que estuviera en su casita de bambú en QingJing, a pesar de que la estructura era la misma y de que el paisaje afuera fuera el que recordaba. Todo se sentía raro, familiar y a la vez no.

Cautelosamente salió de la casita de bambú. Afuera el sol estaba agradable, pero el viento no soplaba. Las hojas de bambú tan quietas y muertas bajo el despejado cielo azul. A unos metros, mirando las mullidas nubes blancas, había una persona. El cabello negro caía tras su espalda, como una cascada espesa, y sus túnicas eran tan azules como el mar. Se volteó, unos ojos inusualmente azules lo miraron, una sonrisa dulce en su rostro.

—Lo estaba esperando, querido usuario.

La voz ya no era extraña, distorsionada. Era una voz suave y aguda, agradable a los oídos.

—¿Sistema?

El sistema sonrió más, dándose la vuelta por completo para acercarse a él. Era pequeña, apenas llegándole al pecho, pero no lucía como una niña. O un niño. Su apariencia era tan andrógina que Shen no se molestó en pensar en preguntarle si era mujer u hombre. ¿Realmente importaba?

—¿Le gustaría que diéramos un paseo? Seguro tiene muchas preguntas. Como su sistema, responderé a todas.

Shen pensó en que quería ahora sus respuestas, pero un paseo por ese extraño QingJing no sería mala idea. No tenía nada más que hacer y el sistema parecía ser el único ser vivo en ese territorio con el cual conversar.

Sistema de Redención del Villano Escoria (BINGJIU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora