Lights, camera and secret love! (Yoonmin)

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"We keep behind closed doors
Every time I see you,
I die a little moreStolen moments that we steal as the curtain fallsIt'll never be enoughIt's obvious, you're meant for meEvery piece of you, it just fits perfectlyEvery second, every thoughtI'm in so deepBut I'll never show it on my face"

Secret love song, little mix

La radio parecía ser su enemigo aquella tarde mientras conducía por la solitaria carretera; acompañado de su pequeño gato, Jimin limpiaba sus ojos de vez en cuando, anhelando ver el lugar que tanto ansiaba. La melodía de una triste canción llenaba el ambiente, rompiendo un poco más su corazón.

"Cuando estás con ella, ¿Dices su nombre?
Al igual que haces cuando estás conmigo

¿Se siente igual?¿Estarías dispuesto a dejarla, si estuvieras listo para decir la verdad?
¿O jugarías seguro y te quedarías con ella?"

"Cariño, tú sabes que nos dieron un amor que no tiene esperanza. ¿Por qué no me puedes abrazar en la calle? ¿Por qué no puedo besarte en la pista de baile? Desearía que pudiera ser así ¿Por qué no podemos ser así? Si soy tuyo"

-¡Basta! ¡Ya detente! Dijo apagando el estéreo, -Prince, ven aquí, murmuró abrazándolo a su pecho, sintiendo su calorcito. -Incluso las canciones me ponen más triste...

El pequeño gato naranja ronroneo y maulló tiernamente, dándole a Jimin un momento de paz. Ambos siguieron su camino mientras el sol coloreaba el cielo de preciosos tonos cálidos, acompañando su camino.

La entrada al pueblo pintoresco le dio la bienvenida aumentando la ansiedad en su pecho, condujo por sus calles coloridas hasta llegar a una desviación llena de árboles de melocotón que rodeaban una pequeña elevación, ahí se hallaba una casa tradicional, rodeada de verde césped y un precioso estanque.

Jimin detuvo el auto, dejó caer su rostro en el volante y respiró profundamente, fracasando en el intento de no llorar al estar en aquel lugar. Bajó un poco aturdido, llevó su maleta y la de su gato hasta la puerta y tocó el timbre sin recibir respuesta.

Su miedo creció con cada minuto que esperó en aquella puerta, desesperado ató la cinta de su gato a un pequeño árbol y caminó por la calle que llevaba al centro del pueblo. Había caminado una media cuadra cuando su corazón de aceleró preso de la angustia.

A unos pocos pasos, la señora Min caminaba de regreso con una bolsa de pan en su mano, su cabello negro largo con algunas pinceladas grises ondeaba alrededor de su rostro precioso que se marcaba con algunas arrugas que recordaban su tierna sonrisa; un bonito delantal se sostenía de su cintura, haciéndola ver suave y abrazable.

-¿Mamá Mim? Susurró caminando de prisa hasta llegar a ella, lanzándose a sus brazos, inhalando el aroma de su ángel.

Sus brazos apretaron al pequeño que adoraba, sintiendo sus movimientos, delatando su llanto, -¡Mi niño! Mi Jiminie... Susurró con su voz dulce y acogedora, dejándolo llorar sin pausa alguna, acariciando su espalda y sus cabellos, encaminándose a su casa que se hallaba cerca.