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"Ya no quiero tomar el fruto de tu árbol, ya no quiero saciarme de él y luego irme... Yo quiero vivir bajo tus ramas, quiero gritar a los cuatro vientos que yo te pertenezco, quiero que tus raíces y las mías sean una sola...
Quiero ser tus flores para adornar tu preciosa presencia,
quiero ser el viento meciendo tus hojas, porque te amo.
Juro que te amaré cada vez que volvamos a brotar de la suave tierra donde te conocí mi eterno amor..."


La anciana corrió a su cocina, sus manos temblorosas marcaron un número, esperando una respuesta. Había escuchado claramente la petición del chico que se había acercado a hablarle.

—Hijo, ¿puedes venir ahora? Su voz sonó llena de miedo y súplica. —Hay un hombre que está acosando a un cliente, lo ha golpeado... La anciana esperó unos segundos, queriendo llorar. —Corre, no me importa si estás lejos, ¡por favor, tienes que venir!

La mujer colgó y comenzó a grabar con su teléfono, detrás de su puerta, sintiéndose llena de impotencia al no poder ayudar más; sin embargo al ver que el hombre había agarrado fuertemente los rubios cabellos de Jimin, tomó la decisión de ayudarlo aunque perdiera en el intento; la anciana volvió a entrar a su cocina, tomó en sus manos el mazo de madera de su panadería y salió, dispuesta a golpearlo.

Una imagen impactante se dibujó ante sus ojos, un chico vestido de negro con sus cabellos recogidos en una coleta dirigió su mano con fuerza a la cabeza del hombre que se hallaba sobre Jimin; el sonido del metal chocando con su cráneo la sobresaltó, las veces en que el chico repitió los golpes en diferentes lugares, la dejó paralizada. Un instante después, el viejo director cayó al suelo sin moverse más.

Yoongi se dejó caer de rodillas en el duro piso después de haber visto que el director no reaccionó, tiró a un lado un dispensador metálico de servilletas que había tomado del mostrador, el cual le había servido para golpear al degenerado y maldito ser que había ocupado su mente con miedo, los últimos días.

Sus manos temblorosas se acercaron a su dulce chico, su corazón se había convertido en un puñado de angustia, el miedo corría por su sangre en una lucha eterna con la adrenalina que le había hecho correr desde que había vuelto al parqueo para dejar su ticket de pago y había descubierto el auto azul del director.

—¡Estoy aquí mi corazón! Dijo con su voz rota, levantándolo, apretándolo entre sus brazos, inhalando su dulce aroma, moviendo su cuerpo para que Jimin lo viera, sin embargo su cuerpo se aflojó y sus brazos cayeron a los lados sin fuerza alguna.

—¡No! ¡No! ¿Qué te hizo? Suplicó empezando a llorar mientras lo sacudía, presa del pánico.

 —¡Mi amor, si algo te ocurre, jamás podré perdonarme haber tardado tanto en encontrarte! No debí soltar tu mano cuando te fuiste, ¿Cómo pude hacerlo? Si desde niños jamás la solté, si siempre me quedé a tu lado; tú fuiste lo único que me mantuvo cuerdo, fui un tonto en dejar que esto pasara...

Su voz rota salió en un frágil susurro que nadie escuchó, y el silencio le respondió con una dura bofetada.

—Ese hombre no pudo hacerle lo que quería, Jimin se defendió bien, murmuró con pena, una anciana detrás de él, —Tengo las pruebas aquí en mi teléfono, he llamado a la policía. Yo quise ayudar, pero no tengo fuerzas, yo quería... 

Yoongi limpió sus mejillas, viéndola con sus ojos inundados de lágrimas, sintiendo muy en el fondo de su alma una punzada al escuchar aquellas palabras.

—¿Entonces por qué no despierta? Susurró, —¿Qué es lo que sucede?

—Yoongi querido, él está así por el miedo y la crisis nerviosa; necesitas respirar profundo, ¿De acuerdo?— Dijo la anciana sintiendo algunas lágrimas llegar a sus ojos por tantos recuerdos al ver al chico. 

Lights, camera and secret love! (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora