Capítulo 5

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CENA PERFECTA

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CENA PERFECTA

FRED

La invitación de la familia Dufour para una cena de agradecimiento me causaba desinterés. No me gustaba relacionarme con personas. Mi madre estaba obligándome a ir, pero por supuesto, no podía negarme. Ella había sufrido bastante, no quería darle un disgusto y mucho menos que yo fuera quien lo causara.

No podía seguir sumergido a un maldito dolor que había sido causado por alguien que no merecía la pena, alguien a quien odiaba, alguien que me había hecho mucho daño, alguien a quien despreciaría hasta mi último aliento...

Porque incluso hasta las personas que dicen amarte pueden hacerte daño.

Eso es lo más doloroso de la vida.

Confiar.

Porque aunque nos guste o no, tenemos que hacerlo en alguna parte de nuestra vida. Arriesgar para ganar.

Y yo no quería arriesgar, no quería sufrir.

—Fred, cariño. ¿estás listo?

Escuché una voz cariñosa.

—¿Debería de estarlo?

Repliqué molesto.

—Fred, por favor. Por un día deshazte de ese mal carácter.

Habló mi madre de manera autoritaria.

—Bien, pero no esperes que entable una conversación con la familia.

Soné firme. Iba vestido con unos pantalones negros, una camisa blanca a juego y unos tenis blancos que combinaban a la perfección con el atuendo, según mi madre me hacía ver como un ángel.

Ella optó por una blusa azul de manga corta casual y unos sofisticados pantalones negros. Siempre lucía hermosa.

—Cariño, solo te pido que seas cortés. ¿Acaso no lo puedes hacer? —Preguntó mi madre, observándome con cierta sutileza.

—Hare lo que me apetezca —Respondí, disimulando la voz cortante.

—Cariño, es hora. No olvides mi sugerencia.

Asentí. Mi madre pulsó el timbre y una suave melodía se hizo presente.

La señora Dufour abrió la puerta, llevaba puesto un vestido verde que la hacía lucir mucho más joven, unos pendientes azules que resaltaban el color de sus ojos, al observarla pude notar que compartía varias similitudes con Hayley; mismo color de ojos, hoyuelos en las mejillas y sonrisa radiante. Nos dio la bienvenida y después entramos en su hogar.

Llegamos a la sala y observé cada pequeño detalle; era increíblemente grande y lujoso. Parecía esas típicas casas de millonarios que ves en televisión. Miré hacia el techo y observé un candelabro con gotas de cristal.

En ese momento salió a asomarse Hayley, que llevaba un vestido largo, color rojo con vino, tacones un poco altos y su melena pelirroja ondulada. Tenía un pequeño lunar en la parte izquierda de su rostro. El color contrastaba perfectamente con su tono de piel. Ella llamaba la atención.

—Hola, tu debes de ser Hayley. ¿No es así?

Mi madre fue la primera en hablar.

—Si, claro. Es un gusto tenerlos aquí —Su voz... No era ese tipo de voz que denotaba felicidad. Lo sabía, porque justamente así me escuchaba yo.

—Pasen al comedor por favor —Interfirió la conversación la señora Dufour.

Caminamos hacia el comedor, era una sala enorme. Estaba repleto de comida y postres, entre ellos; lasaña, pasta y tarta de fresa. Todo era exquisito.

La cena se convirtió en una conversación de recuerdos e historias que la señora Dufour y mi madre relataban.

Me preguntaba que tenían de especial los recuerdos, si solo eran imágenes que tu mente retenía, ¿acaso tenían valor?...

No lo sabía. Porque para mí no, solo me hacían rememorar recuerdos amargos.

Minutos después la cena había concluido, mi madre me había dicho que saliera al patio trasero a decirle a Hayley que su madre la necesitaba.

Metí mis manos en los bolsillos y recorrí el jardín. Me quedé observando el rosal que se encontraba en medio, tenía un tallo espinoso y justo al final del arbusto se hallaban rosas completamente rojas.

—¿Son hermosas, no lo crees? —Escuché una suave voz detrás de mí. Giré mi cabeza y miré a Hayley. Me preguntaba ¿cómo las personas de corazón bondadoso estaban al alcance de personas despreciables?

—Lo son. Tu madre me envió por ti, necesita de tu ayuda —comenté, mientras mis ojos se volvían a posar sobre las rosas.

—Oh, ya entiendo. Creí por un momento que venías para conversar —Habló con una mueca.

"Conversar, en serio. Lo único que evitaba era eso". Quise decirle.
Pero me contuve.

—No. Es hora de que regreses.

Solté, sin pensar. Mis ojos se posaron sobre los suyos y sentí como una corriente eléctrica se deslizaba por mi cuerpo. Esto era extraño, nunca había sentido algo así.

—Fred. Lindo nombre, ¿algún significado especial? —inquirió la chica. Pero esta vez, sobre sus labios se formó una sonrisa verdadera, y eso me gustó.

—Acaso crees que te lo diré, para mí eres irrelevante.

Mi voz sonó cortante, lo único que necesitaba era regresar a mi casa y no salir de ahí.

—Que descortés, ¿alguna vez te lo han dicho? —Sonrió con malicia.

Me acerqué a ella y estuvimos a escasos centímetros. Noté algunas pecas que sobresalían sobre su nariz. La hacían ver más hermosa de lo que ya era.

—¿Nunca te han dicho que eres tan entrometida?

Hayley cerró los ojos, como si pensara en algo.

—No lo soy. Deberías implementar el respeto en tu vida —Aclaró Hayley.

—Tú que sabes, seguro eres la típica chica que cree que el maldito mundo es rosa —Espeté, esta chica me haría salir de mis casillas.

—Me tengo que ir.

La chica se dio media vuelta, lista para regresar a dónde su madre se encontraba. La vi alejarse y quedé ahí, solo, en la penumbra de la noche.

Sus ojos se hicieron presentes en mi mente.

Algo en ella me causaba una pequeña curiosidad. Quizás, ese mínimo sentimiento haría que mi vida diera un giro. Un giro que cambiaría todo.

NOTA:

Hola✨.
¿Cómo están? Espero que bien.
📌Gracias por sus votos y comentarios.
Oooooh. ¿Qué les pareció el encuentro de Hayley y Fred?.
Estaré agradecida de que me compartieran sus opiniones, los leo.
Que emoción. Ya quiero saber que sucederá. ✨

Saluditos❤️.

Mi Chica FrancesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora