Capítulo 13

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CURIOSIDAD

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CURIOSIDAD

HAYLEY

—Mañana es el baile ¡Qué emoción!
   
La voz de Maddie me regresó de vuelta a la mesa. Estaba distraída pensando en mi padre.
   
Mentirosa
   
Mi subconsciente me delató.
   
Mis pensamientos eran por alguien en especial.
   
Fred
   
Él era el problema.
   
Uno que siendo sincera me agradaba.
   
Cada mañana que despertaba, él venía a mi mente. Me hacía cuestionarme demasiado. Además de generarme un sentimiento que no podía describir.
   
Sacudí la cabeza, tenía que alejar esos pensamientos.
   
Me encontraba en la cafetería con Ryan y Maddie, estábamos almorzando juntos, ya que ella me había convencido de venir. Y claro, yo acepté.
   
Lo que uno hace por una amiga.
   
Lo bueno de esta situación era que poco a poco estaba dejando a un lado la tristeza, convirtiéndola en diversión.
   
Era como si por fin estuviera respirando y sintiéndome relajada. 
   
Observé a Maddie, estaba sentada a mi lado y Ryan estaba frente a nosotras. La mesa era cuadrada y había simplemente cuatro asientos, los cuales tres estaban siendo ocupados por nosotros.
   
La cafetería estaba decorada con pequeñas hojas artificiales de otoño, recordando que esa estación se acercaba.
   
Mi almuerzo consistía en un sándwich, con un jugo de uva y un yogur. Esta vez, mi madre me había enviado el lunch.
   
—Parece qué nunca has ido a uno —dijo Ryan, pasándose la mano por el cabello, mientras yo le daba un mordisco al sándwich.
   
—Muy gracioso, Ryan.
   
Dijo mi amiga, haciendo una mueca.
   
—¿Tienes pareja, Maddie? —cuestioné.
   
No quería ir, si ella no asistía. Seguro me la pasaría aburrida.
   
Ella meneó la cabeza.
   
—No… es difícil encontrar a alguien.
   
Ryan entrecerró los ojos y sonrió. Maddie era el tipo de chica que todo chico necesitaba, era decidida, hermosa e inteligente, pero tenía varias inseguridades, una de ellas era no sentirse lo suficientemente buena para alguien.
   
Para mí, Maddie, era una persona mágica. De esas que conoces en tu peor momento, pero que se quedan y te sostienen de la mano, animándote para seguir adelante.  
   
—Y dices que yo soy el gracio…
   
Se cortó a sí mismo para empezar a reírse.
   
—Eso dices, porque tú conseguiste pareja muy rápido.
   
No pude evitar sonreír.
   
—Maddie, sigo aquí —le recordé, soltando una risa.
   
Realmente me estaba divirtiendo. Había olvidado la última vez que la había pasado tan bien.
   
—Deberíamos almorzar siempre juntos  —dijo ella, mientras bebía de su jugo.
   
—Suena bien —aseguré.
   
—Lo es —dijo Ryan, tras pensarlo un momento.— ¿Me gustaría saber más sobre ti? —Se había inclinado hacia delante, intrigado.
   
Me quedé en silencio por un momento, dudando.
   
—No hay mucho que contar. Me gusta montar a caballo, lo hacía cuando era pequeña, pero dejé de hacerlo porque me lastimé la rodilla y me dejó una cicatriz —le expliqué.
    
—¿Lo dices en serio? Yo siempre intenté aprender, pero nunca lo conseguí, de hecho le tengo un poco de miedo a los caballos —confesó y noté que se enrojecían sus mejillas—. Bueno, ¿Cuéntanos más de tus talentos ocultos?
   
Él enarcó una ceja.
   
—Miedo a los caballos, eso no me lo esperaba, Ryan —intervino Maddie, bromeando.
   
Ryan puso los ojos en blanco y respondió:
   
—Bueno, nadie decide a qué temerle —contestó, divertido.
   
—Y yo que pensé que eras valiente —ironizó Maddie. Él solo se limitó a ponerle mala cara.
   
Me aclaré la garganta, lista para continuar la conversación.
   
No sabía ni por dónde empezar.
   
—Amo leer historias, de pequeña tenía una librería con pocos libros, entonces le pedí a mi padre que ampliara el espacio; pero no le pareció buena idea, ya que la pasaba todo el día en la habitación, sin embargo, después de unos días aceptó —dije, sonriendo.
   
Él me miró, antes de volver a hablar.
   
—Interesante. ¿Solo eso? —preguntó, riendo
   
—Sí, bueno no. Pero no me daría tiempo de contar todo.
   
Su sonrisa desapareció poco a poco hasta transformarse en un ceño fruncido.
   
—Bien, ya habrá otro momento —respondió Ryan.
   
Durante un rato no dijimos nada. Hasta que escuchamos que alguien se acercaba.
   
—Hola, Ryan. Tanto tiempo sin vernos—. Lo saludó con la mano sonriendo. Era el mismo chico nuevo de la clase. Tenía el cabello rubio y sus ojos cafés brillaban por la felicidad.
   
Observé a Fred con curiosidad y él finalmente me miró.
   
—¿Cuándo llegaste? —preguntó Ryan entusiasmado.
   
—Hace un par de días y justo cuando se acerca el baile —respondió el chico.
   
Me quedé mirándolos. ¿Se conocían?
   
Bueno…, era lógico si estaban hablando.
   
—Es genial, Chase. Me gustaría presentarte a mis distinguidas amigas —Fred se rio un poco y me eché a reír también. Eso había sonado bastante gracioso.
   
—Ella es Hayley —añadió, señalándome —y Maddie.
   
Ambas nos pusimos de pie, él nos miró y después nos saludó con respeto.
   
—Mucho gusto, chicas —Chase estiró su mano y yo la tomé e hizo lo mismo con mi amiga.
   
—Yo ya no presentaré a Fred, porque ya lo conocen, ¿Verdad? —comentó Chase, y se quedó esperando nuestras respuestas.
   
—Si, ya lo conocemos —aclaró Maddie, sonriendo.
   
Fred no dijo nada, solo se limitó a observarnos.
   
—Bueno, hasta luego —se despidió el chico, desapareciendo por los pasillos.
   
Hubo un pequeño silencio.
   
—¿Es tu amigo? —inquirió Maddie, mientras Ryan se pasaba la mano por detrás del cuello.
   
—Algo así —contestó él.
   
El timbre sonó, avisándonos que las clases seguían. Ambas nos levantamos, nos despedimos de Ryan y regresamos juntas al aula.
   
—Felicidades.
   
Me sobresalté un poco al escuchar la voz de Maddie detrás de mí, estaba tan absorta en mis pensamientos.     
   
—¿Por qué? —pregunté, echándole un vistazo.
   
—Es obvio, te has alimentado bien, y eso merece un abrazo.
  
Ella se abalanzó sobre mí, envolviéndome en un abrazo cálido y reconfortante.
   
—Gracias, Maddie —murmuré.
   
—Vamos o llegaremos tarde a clase —comentó con una sonrisa tonta y seguimos caminando.
   
Entramos al salón y nos sentamos en nuestros asientos. Me sentía feliz, había convivido con mis amigos.
   
«Muy bien»
   
Me felicité a mí misma.
   
Dirigí mi vista hacia Fred, él estaba sentado escribiendo algo en su cuaderno, y su supuesto amigo estaba escuchando música con sus audífonos. Suspiré, me sentía un poco cansada, ¿Por qué será?
   
«Tu alimentación no es correcta»
   
Una vocecita en mi cabeza respondió.
   
Vaya.
   
—¿Estás bien?
   
Giré mi rostro y encontré a Maddie observándome con detalle.
   
—Sí.
   
Ella me sonrió.
   
—De acuerdo —murmuró Maddie amablemente.— Estuve pensando… no sé si te gustaría que fuera contigo a tu casa.
   
Asentí.
   
—Está bien —respondí, echándole un vistazo. 

★★★

Nos encontrábamos caminando por las calles de Melbourne, avanzando por calles y doblando esquinas. Ahora el cielo estaba despejado, y las hojas de los árboles caían de sus ramas, los naranjas, amarillos y marrones eran visibles.
   
El otoño iniciaba en marzo, al contrario de otros países, que solía comenzar en los meses de septiembre.
   
Así es.
   
Mi cumpleaños era en el mes del otoño.
   
Para ser exactos, había nacido un diecisiete, ahora que lo recordaba, mi padre me había dejado una carta. En realidad, mi madre la tenía, ella me la daría en la fecha acordada.
   
Me preguntaba que era lo que había escrito mi padre allí.
   
Sentía bastante curiosidad.
   
Suspiré, alejando esos pensamientos de mi cabeza.
   
—Es bueno caminar con una amiga como tú —dijo Maddie, mientras me daba su pulgar arriba.
    
—Sí, tu compañía es agradable —le dije de todo corazón.
   
La amistad era sin duda el mejor regalo de la vida. Tener a alguien con quien desahogarte y divertirte era simplemente maravilloso.
   
Toda persona en algún momento de su vida necesita de alguien para poder sostenerse, y eso no significa debilidad.
   
Tener el valor de aceptar ayuda era sinónimo de valentía.
   
—¿Te gusta Fred? —preguntó de golpe.
   
Ah.
   
No negaba que era guapo y divertido y que sus ojos grises lucían tan hermosos. Mejor dicho, perfectos.
   
Pero…
   
Recordé aquella conversación que había tenido con él.
   
Mentí, eres hermosa.
   
Lo había dicho con toda seguridad y me había dejado desconcertada.
   
¿Qué pretendía?
   
Seguro era una broma. Pero, ¿y si no?
   
Quizás estaba hablando en serio. O no. Necesitaba dejar de pensar tanto en él.
   
Aunque me preguntaba cómo sería besarlo.
   
¡No!
   
Qué estoy diciendo.
   
Vaya que me estoy volviendo loca.
   
—Oh… —No sabía qué decirle.
   
—Bueno, no pienses que soy entrometida. Solo me da curiosidad, te vi mirarlo demasiado tiempo. Además, él también te observaba y jamás lo hace con una chica…     

NOTA:

Hola, ¿Cómo están, solecitos?
Espero que muy bien.
Les tengo nuevo capitulo 💖
¿Que les parecio?
¿Creen que HAYLEY este enamorada de Fred?
¿Qué tal, Ryan?
❤️Dejen sus comentarios, los leo.
Tengan bonita semana.
Saluditos 🌷
   

Mi Chica FrancesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora