EL ÚLTIMO ADIÓS
CARTA
Con los ojos llorosos y el corazón acelerado, comencé a abrir la carta y leerla detenidamente.
En ella, podía apreciar la caligrafía perfecta de mi padre. La misma que por varios años había intentado reproducir.
Para mi pequeña solecito.
Hola.
Empezar a escribir esta carta es más difícil de lo que podría haber imaginado. Me rompe el corazón pensar que, en algún momento, estas palabras escritas terminarán en tus manos. Qué cada pequeño trazo será mi último adiós, mi despedida. Pero, sobre todo, me duele no poder estar allí para entregártela yo mismo. Sin embargo, la vida no siempre sigue nuestros deseos. Incluso si lo deseamos con todas nuestras fuerzas.
Seguro te estarás preguntando la razón de por qué esta carta no se te fue entregada antes. La respuesta es sencilla: tu madre aún estaba procesando todo esto. Le dolía, lo veía en sus ojos. Poco a poco habían perdido su brillo por la noticia. No quería que te sucediera lo mismo. No quería que, en mis últimos días, te viera con la mirada perdida, sin una sonrisa en el rostro. Porque todo mi dolor y sufrimiento se esfumaban cuando te escuchaba reír. Ese era mi antídoto.
Siempre fuiste mi superheroína.
Llegaste a este mundo para hacer brillar mi vida. Para llenarla de color con una infinidad de momentos increíbles y aventuras emocionantes.
Lo siento tanto.
Debí haberte dicho antes que esto iba a suceder. Pero no quería añadir más dolor al que ya sentías al verme tan abatido. No quería que sufrieras. No quería irme de este mundo sin haber visto tu sonrisa genuina por última vez.
Recuerdo cuando saltabas y gritabas a todo pulmón que eras la niña más afortunada del mundo. También cuando bailabas y, aunque te caías, siempre te levantabas de nuevo. O cuando leías tantos libros y te imaginabas como la protagonista de cada uno de ellos. Me encantaba verte hacer aviones de papel, pensando que algún día podrías montarte en uno. Y no olvidaré cómo me hacías reír con esos chistes tan extraños que solías decir, ni cuando brincabas en los charcos, imaginando que eran océanos gigantes.
Todos esos recuerdos los llevaré en mi corazón por siempre.
Me gustaría decirte que, a veces, nos aferramos a la vida con todas nuestras fuerzas, como si pudiéramos detener el tiempo. Otras veces, la evitamos, como si ignorarla la hiciera menos real. Pero al final, todos compartimos ese mismo temor: lo desconocido que nos espera al cruzar esa frontera. Yo fui esa clase de persona. Deseaba que todo fuera un mal sueño, una pesadilla. Anhelaba que nada fuera real, que mi enfermedad no me estuviera destruyendo día a día. Pero solo eran ilusiones mías. Porque en el fondo de mi mente, sabía lo que me esperaba.
¿Pero sabes qué?
Soy muy feliz.
El día que supe que iba a ser papá fue uno de los momentos más maravillosos de mi vida. No podía esperar para verte. Estaba tan emocionado por la noticia. ¡No lo podía creer!
Unos meses después, llegaste a este mundo y, cuando te vi por primera vez, con el cabello pelirrojo y los ojos azules, supe que mi vida había cambiado para siempre. Eras perfecta, con aquellas manos diminutas y frágiles, con los hoyuelos y esa sonrisa tan radiante.
Cuando te tuve entre mis brazos, no podía contener mi felicidad. Era una emoción indescriptible. La mejor de todas.
Hay tantas cosas que me hubiera gustado compartir contigo en persona, tantas aventuras. Aun así, sé que serás muy feliz.
Mi mayor deseo es que encuentres la felicidad y que sepas que, desde donde esté, siempre estaré cuidándote y amándote. Siempre.
Eres mi mayor tesoro y siempre lo serás.
Nunca olvides que siempre fuiste la razón por la que me aferré a la vida.
Espero y continúes siendo esa niña alegre, llena de vida y radiante ante los demás.
Porque…
Tengo un secreto.
Tu apodo se debe a qué eres como un sol, brillante a pesar de todo.
Nunca dejes que alguien te arrebate ese brillo. Y si alguna vez sientes que tus rayos se debilitan, recuerda que siempre estaré aquí para ti.
Te amo.
Te amo, mi solecito.
Siempre viviré en ti. En tu corazón.
Nunca dudes de tu capacidad. Eres maravillosa.
Demuéstrale al mundo que no hace falta ser perfecto para brillar. O que no se necesita tener poderes para iluminar la vida de alguien.
Gracias por irradiar mis días hasta el último segundo.
Gracias.
Me siento profundamente afortunado de ser tu padre.
Con todo mi amor y cariño.
James Cooper.
Papá.
P.D. Si alguna vez te sientes triste, piensa en ese momento en que tu madre te obligó a disfrazarte de jirafa. Funciona, te lo prometo. Y si no, al menos te hará recordar lo divertido que es vivir.
NOTA:
Hola a todos🫂🫂
¿Cómo están?
Quiero comenzar agradeciéndoles sinceramente por su paciencia y apoyo. 💗 Los he echado de menos y lamento no haber podido actualizar antes; mis clases me han absorbido por completo. Ahora que hemos finalizado un parcial, he encontrado un poco más de tranquilidad y me alegra poder compartir con ustedes un nuevo capítulo.
Si, así es. Por fin he publicado la carta. :(
🤍
Gracias a su apoyo, me he sentido motivada a seguir escribiendo y a querer concluir esta historia de la mejor manera posible. Me llena de felicidad saber que hay nuevos lectores que se están uniendo. Valoro mucho a todos ustedes, tanto a los que han estado aquí desde el principio como a los que recién llegan. Todos forman parte de este proceso, y no puedo pedir más que esto: me siento feliz y agradecida.Ahora.
¿Qué les pareció?
¿Cómo los hizo sentir la carta del padre de Hayley?
Los quierooooo 🪄🫶🏻🥰
Saluditos💛
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Mi Chica Francesa
Fiksi RemajaHayley Dufour es risueña, fuerte y simpática. Fred Russell es frío, misterioso e inexpresivo. Ella vive en Francia, y ha seguido adelante después de la trágica muerte de su padre. Él ha crecido con su madre en Melbourne, siempre soñó con...