Comida.

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Advertencia de contenido: el capítulo trata el tema de una relación no muy sana con la comida. Se recomienda la discreción del lector/a.


—¿Puedes creer que nos enviaron a investigar una "casa embrujada"? —Preguntó Dazai, rodando los ojos mientras dibujaba exageradamente las comillas en el aire—. Al final resultó ser una rata la que hacía todos esos ruidos.

—Qué emocionante —Respondió sarcásticamente Chuya. Dazai apoyó su mejilla en una mano, mientras extendía la otra hacia el plato frente a él.

—Es una lástima el acuerdo de confidencialidad de la mafia —Se quejó Dazai, tomando una papa frita del plato de Chuya—. Seguramente tienes aventuras más divertidas que las mías.

—Siempre te lo he dicho, soy mejor que tú —Sonrió Chuya, aunque la razón no fue el relato. Sabía de la mala costumbre que tenía Dazai de saltarse comidas, por lo que de vez en cuando procuraba que sus agendas coincidieran para comer juntos y asegurarse de que su pareja se alimentara, aunque fuera con comida chatarra— ¿Por qué no pides tu propio plato?

—No tengo hambre —Respondió Dazai, robando otra papa del plato de Chuya. El pelirrojo se sintió satisfecho, viendo cómo su plan salía a la perfección. Sabía que Dazai no comería si lo obligaba, así que su método consistía en pedir un plato lo suficientemente grande como para que Dazai pudiera robarle parte de su comida, creyendo que lo molestaba—. Tampoco tengo ganas de volver al trabajo.

—Tú decidiste trabajar ahí —Le recordó Chuya, mientras tomaba la carta del restaurante—. No sé qué postre pedir.

—Un parfait —Contestó sin dudarlo Dazai, arrancando una sonrisa de su pareja. Probablemente ya se había dado cuenta de su plan para hacerlo comer, pero no importaba. Esta era su manera de contribuir a su propio cuidado.

—Un parfait será —Sonrió Chuya, cerrando la carta y llamando a una mesera. Claramente pidió el más grande, porque su pareja se merecía una recompensa.

Calendario de adviento. (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora