Compras.

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—Espera —Llamó Chuya a Tachihara de la nada, causando que se detuviera en el pasillo del supermercado y se diera la media vuelta, girándose a observar al más bajo. Habían sido enviados a una misión juntos y, después de unas horas, finalmente terminaron, por lo que Chuya se ofreció a que pasaran al supermercado por algo de comer, ofreciéndose a pagar la cuenta. Era su manera de retribuir el arduo trabajo del día, además de solucionar el hecho que llevaban horas sin probar bocado gracias al trabajo.

—¿Qué pasa? —Tachihara siguió a su superior por el pasillo de los dulces, extrañado. No pasaba el suficiente tiempo con Chuya como para emitir un juicio, pero no le parecía el tipo de persona que tendría un paladar dulce. Además, le parecía curioso la atención con la que los ojos azules examinaban los estantes, como si buscara algo en específico.

—Es solo... —Murmuró Chuya, sin llegar nunca a terminar la oración, demasiado concentrado en su búsqueda. Continuó unos segundos más analizando los productos, hasta que una sonrisa se dibujó en su rostro y se estiraba un poco para alcanzar una bolsa de plástico—. Lo encontré.

—¿Qué encontraste? —Preguntó con curiosidad Tachihara, mirando la bolsa que sostenía su superior. Después de leer la etiqueta, se dio cuenta de que se trataban de vitaminas en forma de gomitas—. No sabía que necesitabas vitaminas.

—No lo hago —Respondió Chuya, regresando a caminar. En realidad, los dulces eran para Dazai, pues las gomitas eran la única manera en la que su pareja accedía a complementar su precaria alimentación. Aunque, por supuesto, nadie más que él sabía eso. Se detuvo un momento para voltear a ver a Tachihara, que tenía una expresión confundida en su rostro, arrancándole una sonrisa— ¿Y bien? ¿Ya escogiste algo para comer?

Calendario de adviento. (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora