8. Casa sola

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—Bien, espera que la traigo y tocamos.—Sal se fue del salón hacia su habitación, dejando a Vas sola.

Fueron pasando los minutos, cinco, diez, quince, e incluso veinte, y Sal no aparecía, se estaba tardando mucho tiempo, cosa que a Vas se le hizo raro, y decidió levantarse e ir a mirar. Estaba Sal en su cuarto, con la mano sobre su entrepierna. Vas se sorprendió e inmediatamente salió de la habitación en la que estaba Sal. Estuvo fuera cómo unos diez segundos hasta que se decidió por volver a entrar.

S-Sal... ¿Qué haces? Te estabas tardando mucho y decidí venir a ver si estabas bien...—Vas miró el suelo mientras hablaba para evitar hacer contacto visual y que la situación no fuese más incómoda de lo que ya era

E-eh... Es que... No sé que me pasa hoy, está muy... 'Despierta', no sé cómo decirlo, y no sé tampoco si me entiendes... Necesito... Dejarlo salir... ¡Qué cojones estoy diciendo! ¡Perdón!

—No te preocupes... Si quieres te dejo un tiempo para que... ¿Lo hagas?

—M-me sentaría mal dejarte sola en el salón mientras que... Yo... ¡No!

—No te preocupes por mí, puedo escuchar música y relajarme en el salón, es tu casa así que puedes hacer lo que quieras.

—En eso llevas la razón, pero... Igual se me haría... ¿Raro?

—A ver, raro se te va a hacer por cojones, pero si no te queda de otra...

—V-Vas... Si no te importa salir y darme mi... Tiempo... Cuándo acabe te digo y salgo.

—Vale, te dejo sólo entonces, no entraré así que no te preocupes.

Vas dejó a Sal solo para que hiciera... 'Eso', mientras se fue al salón y se sentó en el sofá, escuchando Surf Curse y leyendo en Tawppad, una app para leer historias que otros escribían o escribir la tuya propia, ella estaba leyendo su historia preferida, '𝕊𝕠𝕝𝕠 𝔽𝕦𝕖 𝕠𝕣 𝕋𝕦 𝔸𝕞𝕠𝕣', de su escritora favorita, 'LucyV19'. Pasó el tiempo, y mientras leía, empezó a pensar en sus cosas, si la conocías sabías que eran sus cosas. Imaginando escenarios ficticios, de repente se imaginó a Sal y lo que estaba haciendo en su habitación, ella se calentó. Mentiría si decía que no quería ir y ver lo que estaba pasando ahí dentro, pero no lo hizo por respeto. Siguió pensando, y se siguió calentando. Iba a empezar a tocarse, hasta que recordó que no era su casa y era de Sal, y que si lo llegaba a hacer habría dos personas en esa misma casa masturbándose. Por alguna razón le gustaba la idea, pero no lo iba a hacer, no en casa ajena. Se acercó a la habitación de Sal y se quitó los auriculares, sin pausar la música. Quería escuchar a Sal, si salían sonidos obscenos de su boca. No llegó a escuchar nada, por lo que buscó el baño y fue. No le fue difícil ya que era cómo su casa pero en espejo. En el baño solo orinó, y al terminar, después de limpiarse, escuchó un grito proveniente de su habitación. Ella se dirigió rápido allí, sin abrir al completo la puerta, sólo un poco para poder escuchar a Sal.

¿Qué pasa? ¿Necesitas ayuda?—Vas se confundió en lo que quería decir. Quería decirlo de otra forma ya que podía mal interpretarse.—Ósea, si tienes algún problema y necesitas ayuda con el problema...

—V-Vas...—La voz de Sal era agitada, se notaban sus jadeos.—N-no tengo papel... ¿Podrías traerme? No quiero mancharme...

—¡O-oh! Tengo yo clínex... ¿Entro o cómo?

—Mierda... Entra y no mires, ¿Sí?

—V-vale...

Vas entró, desviando la mirada para no ver, igual estaba de espaldas por lo que no vería mucho aunque mirase, pero no lo iba a hacer por si acaso, aunque le hubiese gustado ver. Se acercó detrás suya y dejó los pañuelos a un lado, la habitación tenía ese inconfundible olor de cuando te estás masturbando, un olor... Salado, olor a hormonas, olor indescriptible pero que es fácil de identificar.

V-Vas... Perdón... No sé que me pasaba hoy...

Sal se limpió y se subió los pantalones rápido, a Vas no le había dado tiempo a salir siquiera. Se levantó y tiró el papel a la papelera que tenía en su habitación, para después abrazar a Vas por la espalda. Ella aceptó el abrazo.

¡Mierda! No me lavé las manos.—Dijo Sal apenado.

E-eh... No pasa nada... Te acompaño y te las lavas.

—¿No te da asco?

—B-bueno... No...

—I-igualmente discúlpame...

   Sal fue al baño directo para lavarse las manos, y Vas se aferró a su brazo para ir con él.

   —Cómo se nota que te aferras a lo que te gusta, eh.—Sal sonrió con los ojos, lo dijo en broma, quería hacerse el gracioso.

   Esa frase le encantó, al igual que le encantaba seguir el juego.

   —Wow, ¿Tanto se nota?

   —Sí, se nota mucho que me tienes ganas.—Sal lo dijo en plan coña, no lo decía en serio... ¿O sí?

   —Tendré que aprender a ocultarlo mejor entonces, pero, ¿Qué puedo hacer yo contra las ganas que te tengo?

   —Hm... Qué tal sí...

   Y sin más, Sal agarró a Vas de la cintura y la atrajo a él, que se subió la prótesis. Al ver que Sal hacía eso, Vas hizo lo mismo. Sal la besó tiernamente en los labios, un beso rápido, no se iban a enrollar, no ahora... Acabaron y siguieron amino al baño, por fin sr lavó las manos, por lo que ella le dio las manos, estando mojadas y las metió en las mangas de su sudadera para secarlas, pudo sentir que el contrario estaba nervioso, por su respiración y su corazón.

   Se miraron a los ojos e hicieron contacto visual, se dirigieron a la habitación de Sal de nuevo y Vas arrojó a Sal sobre su cama. Se sentó encima suya, dejando caer su cadera sobre el regazo de éste, sus entrepiernas quedaron pegadas, aún llevando ropa, se podía sentir la entrepierna de los dos, sentían la del otro, y eso les excitaba bastante. Se desabrocharon el enganche inferior de la prótesis para tener mayor movilidad y poder enrollarse mejor.

   Vas le miró a los ojos y le besó, fue aumentando la intensidad del beso cada vez más, metiendo la lengua, mordiendo su labio inferior, lamiendo su cuello... Haciendo casi cualquier cosa para excitarle, y ella excitarse a sí misma. No podía parar, esto le estaba gustando mucho, y a Sal igual, que iba recorriendo con sus manos la espalda de ésta. Quería bajar un ocho más, pero no sabía si iba a molestarle por lo que no hizo nada de eso. Siguió besándola, y escuchó que se le escapaba algún que otro gemido.

   —Joder, Vas... Haces que se me pare más...

   —De eso se trata, Sal Fisher, de dejarte con las ganas.

   —Ah, con que de eso se trata... Ya verás un día de estos que nos pille en tu casa...

   —Sé que no serías capaz de hacerlo.

   —No me subestimes, linda, no conoces lo qué puedo hacer.

   —Vale, cómo sé que no serás capaz, espérate al menos... Dos semanas de que nos conozcamos, y ahí veré si podemos tener un rollo de una noche.

   —No sabes cómo estaré esperando a que pasen dos semanas... Ahora soy yo el que tiene ganas, joder.

   —No te preocupes, la espera valdrá la pena...

1234 palabras, Vas:)

Vassy FaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora