21. Pillados

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—Vas, tenemos que hablar. —Se notaba en la voz de Héctor que algo no estaba del todo bien.

—Sí, dime. —Contestó Vas, con aún lágrimas en sus ojos.

—No, es algo más... Privado, no podemos hablarlo aquí. Lo siento. —Agachó su cabeza en la disculpa, y bajando el tono de su voz.

—Bueno... Luego me dices. Y, de todos modos, ya que supongo que estará relacionado con esto... Sal, Larry... ¿Queréis venir al juicio? —Eso sorprendió bastante a Héctor. De todas formas, él también quería que fueran, por lo que no comentó nada.

—Yo... ¡Por supuesto que iré! —Sal no tardó en responder. Se notaba que estaba siendo honesto.

—Claro, yo también iré. Lo que sea por vosotros. —Cómo siempre, Larry estaba sonriendo, pero, esta vez, no era una sonrisa burlona, sino una empática.

—Gracias por preguntar por mí, Vas. Yo quería hacerlo pero no tenía el valor... —Admitió Héctor, con una expresión neutral. —Por cierto, le preguntaré a Ashley, la de clase... La que va conmigo a Muay Thai, si quiere venir también.

—Claro, pregúntale. No veo ningún problema. —La expresión de Vas era alegre, estaba feliz de que Héctor tuviese más amigos.

—Oye, Sal... Quiero hablar contigo. —Vas sonó sería y nerviosa, lo que asustó bastante a Sal.

—De hecho... Yo... También... —Eso sí que ella no se lo esperaba.

Se dirigieron a un lugar, Sal estaba agarrando a Vas del brazo, para dirigirla a ese sitio. No había nadie. Estaban solos.

—S-Sal... Quería decirte que... —Se sentía la tensión en el ambiente, pero Vas no podía aguantar más para decirlo. —¡T-ge amo, Sal! Sé que es precipitado y eso, pero me he cansado de aguantarlo para mí. Desde ese día que... Ya sabes. No consigo sacarte de mi cabeza, ya no puedo verte con los mismos ojos siquiera. En verdad... Me gustaste desde que te vi por primera vez, aunque eso fue atracción, pero fui desarrollando sentimientos por ti.—Se sintió bien confesarlo, ya que lo estuvo ocultando desde el minuto cero, pero sentía ese miedo de ser rechazada y humillada.

—Te iba a decir lo mismo, Vas. Me gustas desde el momento en que chocamos. Sabía que este momento iba a llegar desde que te vi. Y no me malinterpretes, pero jamás te vi cómo solo una amiga. Supe que estábamos destinados a ser novios desde que alcé la cabeza y vi tu prótesis. Me gustaste desde que te vi, sin saber cual era tu nombre, sin haber sentido tus brazos y sin haberte besado. —Esa confesión le llegó a Vas al corazón. Los dos se amaban y se veían de la misma manera, que no era como amigos, sino como pareja. —Una cosa... Lo de Larry. ¿Te has acostado con él? —No se sentía que estuviera enfadado, pero tampoco contento.

—E-eh... Te voy a ser sincera, y es que sí. —Sintió mucha vergüenza admitiendo eso, no era culpa suya la vergüenza, estaba admitiendo a su novio que se había tirado a su mejor amigo.

—Bueno... Cómo en ese momento no estábamos juntos, tampoco es de mi importancia. —Puso los ojos en blanco y se quitó la prótesis, tenía una sonrisa pícara, y la miraba con deseo. —Pero no me sirve sólo con eso, niña. Quiero hacerte saber que eres solo mía, —Ahora le estaba susurrando en el oído, Vas se estaba excitando cada vez más —y que no le perteneces a absolutamente nadie más que a mí. Sólo yo puedo follarte hasta dejarte sin caminar, y sólo yo te puedo comer el coño. Ahora, ponte de rodillas, putita. —Esto le encantaba a ella, por lo que le obedeció. Mientras se ponía de rodillas, Sal se estaba desabrochando la bragueta de los pantalones, para bajarse estos junto al bóxer. Sin previo aviso, agarró la cabeza de Vas y la llevo contra su miembro, para que ella pudiera hacerle una felación, a la que claramente no se negó. —Eso es... Joder... Chupa bien. —No podía hablar por sus gemidos, pero hacía lo que podía.

Sal tenía todo el control gracias a que tenía su mano en la cabeza de Vas, provocando todos los movimientos. De un momento para otro, cambiaron la posición, y es que Sal empotró a Vas contra la pared más cercana para bajarle con fuerza la falda y lo que traía debajo, para empezar a tocar y hacerle oral, mientras metía y sacaba sus dedos sin parar. Querían más, pero no había protección.

—S-Sal... Métela, joder... —Pidió Vas, no podía aguantarse más.

—Pero no tenemos protección, lo sabes, ¿No? —Sal también quería, pero no estaba seguro de su hacerlo o no.

—Solo hazlo, luego compro pastillas, pero hazlo por favor, quiero sentirte dentro mía. Fóllame a tu gusto, soy tu puta.

Esas palabras calentaron tanto a Sal que no se lo pensó dos veces. Puso a Vas contra la pared y empezó a follársela. Iba incluso más rápido que la última vez, y más fuerte también. Se sentía tan genial, que no se acordaron de que el recreo había acabado, por lo que mandaron a alguien a buscarles.

—Eh... Me falta por mirar a-

Era Travis. Tenía que ser él, que les pilló en el acto, justo mientras Sal se estaba corriendo dentro de Vas.

—¿¡Qué cojones!? —Exclamó Sal, alterado.

—¡Eso debería preguntaros yo, joder! ¿¡Vas!? —Se dio cuenta de que ahí estaba ella, teniendo relaciones con... Sal.

—¡Nos has encontrado! ¡Tadaaah! —Dijo Vas con tono burlón, lo que provocó confusión en Travis.

La situación era... Incómoda. Sal tenía a Vas agarrada de las muñecas sobre su espalda pegada a una pared, mientras tenía su pene dentro y a la vez caía el semen por haberse corrido, con sus pantalones bajados, los dos sin prótesis. Estaban despeinados y sudando mientras jadeaban al hablar, para mejorar las cosas. No había nada que se pudiera decir en esta situación, estaban jodidos.

—Esto no está pasando... No, no... ¡Estamos en el instituto! —Se repetía Travis. Cada vez que les daba la espalda, Sal seguía a lo suyo con Vas, aún habiendo acabado los dos.

—¿Nos vas a delatar, Travis? —Preguntó Sal. No tenía pensado separarse de Vas en lo más mínimo, no quería que les viese nada. Al menos no más.

—No, no lo haré. —Perfecto, ahora podrían irse y dejarlo todo como estaba. —Pero, a cambio... —Ya soñaba demasiado bueno para ser verdad. —Quiero veros, seguid, esto me gusta.

—Por mí ni hay proble- —Sal le tapó la boca para que no pudiera decir nada más, ya estaba la situación jodida, cómo para joderla más.

—Ya he acabado, no podemos seguir. —Era buena excusa, bastante buena.

—Pues déjame follármela, no creo que ella tenga problema. Total, ya lo hicimos una vez...

—Joder, Vas, ¿A cuántos te has follado? ¡Y de todos tenía que ser con Travis!

—Bueno... Sólo con tres. —Admitió Vas, sin nada de vergüenza encima.

—Sólo. Manda cojones. —Sal y Travis se sincronizaron y dijeron lo mismo a la vez.

—Mira, os dejo en paz, pero me la quiero follar, ¿Vale, Sal? —Travis no dejaba de insistir, él quería lo que quería.

—¡Que no, joder! —Sal se negaba. Era normal.

—Montamos un trío. —La sugerencia de Vas provocó unas miradas. Una buena de parte de Travis, parecía que le gustaba la idea. Y una de Sal, no podía creer lo que estaba diciendo, mucho menos lo que estaba pasando. —Era broma amigos. —Vas se estaba riendo. Súper graciosa la situación.

—Travis, simplemente tomó la primera opción. Seguimos y miras, ¿Sí? —Suspiró Sal.

—Qué aburrido, Saaally Face.

—¿Verdad que sí? Traaavis. Puedes mirar, pero me la voy a dollar yo, ella es de mi pertenencia. Mía, joder.

—Sí, bien... Lo que tú digas.

El momento no fue muy largo, hicieron lo que Travis quería y se fueron, las clases se les hicieron más cortas, y Travis sólo dijo que estaban en el baño y se había cerrado la puerta por fuera.

Al final del día escolar, se reunieron todos en casa de Héctor y Vas, donde estuvieron jugando juegos y escuchando música, esta vez junto a Ashley y... ¡Ashley!

Vassy FaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora