7. Henry

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Sal
Vas
Larry
Héctor
(El tipo de letra es quién está hablando)

    —Vale, creo que podríamos empezar con Sal Y vas—Lo propuso Héctor, pero quisieron cambiarlo un poco.

    —Buah, que aburrido... Mejor tú y Larry.

   —¿Y esa idea tan buena, Sal?

   —Ya ves, me parece mejor así, nunca sabremos lo que harán estos dos.

   —¡Oye! ¿Por quién nos tomáis?Se notaba a Larry con un tono de enfado, él no quería que le tomasen por gay.

   —Nah, nos toman por gays, no vamos a negarnos porque van a pensar que lo somos, yo acepto.

   —Vale, vale... Tienes razón, yo también acepto.

   Y así de fácil se metieron los dos en un armario, sabían que no iban a hacer nada, y eso es exactamente lo que pasó, sólo estuvieron hablando de cosas varias, contándose sus vidas, lo que planeaban para el futuro y todas esas cosas mínimas, tanto las que tenían importancia cómo las que no. Los minutos se les hicieron cortos, para ellos era cómo si hubieran pasado treinta segundos, se les pasó muy rápido. Eso era bueno.

   Ahora les tocaba a Sal y Vas estar siete minutos ahí dentro, él metió su móvil para poner la linterna y que tuvieran luz, pero ella no se lo permitió, quería estar a oscuras. Empezaron a hablar, tampoco iban a hacer nada, Vas no lo permitiría al no haber protección, eso siempre era muy importante para ella. Se negaría siempre a hacerlo sin protección, ya que estaba muy informada de las ITS y ETS, también era consciente de que podría haber un embarazo no deseado, y no quería, era la única regla que iba a seguir. Hablaron de su vida, al igual que Héctor y Larry, se hicieron peinados y estuvieron un buen rato viendo TikTok o escuchando música. Tenían un gusto musical casi idéntico, por lo que no había problema de lo que escuchasen, ya que les gustaría cualquier canción que pusiesen. Hacía bastante calor ahí dentro, por lo que Vas se quitó su sudadera de 'Adidas' blanca, era de su padre y se la regaló, era la favorita de los dos. Al quitársela se acercó más a Sal sin querer, sus pechos quedaron casi tocándose, y al tener calor él también, se quitó igual su sudadera, ahora quedaron con sus pechos pegados. Aunque llevaban ropa podían sentir los latidos de sus corazones, que cada vez se aceleraban más. Acabaron en un abrazo. El tiempo acabó, por lo que les abrieron la puerta del armario de golpe, se sobresaltaron al no esperárselo, ya que no avisaron por fuera de que iban a abrir.

   —Vaya, vaya... Os falta la sudadera, que está por ahí tirada... ¿Qué hicisteis ahí dentro?La sonrisa pícara de Larry decía todo, no hicieron nada malo, pero Sal se estaba muriendo de la vergüenza.

   —Pues de hecho no hicimos nada, cómo mucho nos dimos un abrazo, pero nada más. Además... Si hubiéramos hecho algo, ¿No crees que se habría escuchado por fuera?

   —Lo peor es que llevas razón... Vale, tú ganas, ¿Qué hacemos ahora? ¿Probamos lo mismo pero con diferentes personas?

   —Venga, hagamos eso, no se ve mala idea.

  —De puta madre. Yo con Vas y tú con Héctor, así nos conocemos más y toda esa mierda

   —Eh... ¿Y si probamos yo contigo y Vas con Héctor?—Se notaba incómodo a Sal, pero, ¿Porqué esa proposición?

  —Tranquilo, celosín, no vamos a hacer nada, es solo que nosotros ya nos conocemos y ellos también se conocen...—Igualmente, Sal le tiró una mala mirada, porque aunque fueran mejores amigos, él sabía cómo era Larry. Era muy virgen y ligaba con cualquiera, siempre sin llegar a nada.

   —Sí, vale... Empecemos, primero yo y...

   En ese momento, Sal se dio cuenta de que Larry estaba agarrando a Vas del brazo dirigiéndola al armario para meterse ahí con ella durante los próximos siete minutos.

   Empezaron a hablar de absolutamente todo, Larry vio que era buena y no tenía malas intenciones. Larry quiso preguntar por el porqué de su prótesis, y ella simplemente lo contó muy por encima. Simplemente dijo que fue un accidente, que no era nada importante. Ella estaba mintiendo, pero claramente no se lo iba a contar. También le preguntó porque se habían trasladado allí, y lo más importante, porqué no había adultos con ellos, ya que cuando Sal y Vas se habían ido al baño y él y Héctor se quedaron solos, estuvieron hablando un poco de esto, ya que sin querer Larry lo mencionó, y Héctor no habló muy poco acerca de este tema. Ella dijo algo parecido a Héctor, que por algunos accidentes, hubo un juicio, en el que acabaron llegando a que eran lo suficientemente independientes y maduros a pesar de su edad, y el gobierno buscó un lugar al que pudieran traspasarse hasta que cumpliesen los 18, que ahí les darían un dinero para que puedan comprar una casa en condiciones, o que siguiesen en esos apartamentos, pero que se independizasen. Larry atendió en todo momento, era un tema que de verdad le despertaba la curiosidad, ya que jamás había visto ni oído que unos niños de trece y catorce años vivieran solos sin adultos, o que tuvieran una casa propia. Él abrazó a Vas, cosa que le puso feliz y aceptó con gratitud. Justo en ese momento se abrió el armario, era Sal, no habían pasado siete minutos, sólo cinco. Éste vio a los dos abrazados, y se pensó de todo. Todas las cosas que podrían haber estado haciendo ahí encerrados se le pasaron por la cabeza.

   ¿Sal? ¿Qué estás haciendo?

   —¡Debería yo preguntar eso! ¿Qué estabais haciendo ahí dentro?

   —Sal, ¿Qué cojones, tío? Estás celoso, ¿Verdad? Tranquilo que no estábamos haciendo nada, no daría ni1 tiempo a acabar, piénsalo.

   —¿Y qué? Podrías haber estado haciendo algo.

   —Por poder podíamos, pero no hicimos nada, no tenemos pensado ponernos a trincar en un armario, hijo mío.

   —Bueno... Es verdad... ¡Pero sigue sin darme confianza! A lo mejor no follar, pero podéis haberos besado, ligado, tocado... ¡No! ¡Ni pensarlo!

   Sal recibió una llamada, era su padre, debía estar ya en casa, por lo que se despidió y se fueron Sal y Vas, ya que Héctor quería quedarse con Larry un rato más, se habían caído bastante bien, por lo que querían conocerse más a fondo, se veían cómo buenos amigos.

   —Bueno... ¿Quieres conocer a mi padre? No es por nada malo, si no para que os conozcáis y se entere más de quienes son mis amigos.

   Claramente a Vas le pareció bien, por lo que asintió con la cabeza y fueron directos a la puerta del hogar de Sal. Giró la llave, y antes de entrar éste le asintió con la cabeza, cómo preguntando si estaba lista, para asegurarse. Ella asintió de vuelta, y entraron. El niño gritó para que su padre se acercase a la puerta, cosa que funcionó. Él se llevó una gran sorpresa gran sorpresa al ver a una niña de la misma altura que su hijo, con una prótesis casi igual a su hijo, con el pelo corto, a la mitad negro y la otra mitad rojo. Sus pestañas destacaban bastante en su único ojo, el izquierdo, era verde, y por el centro era marrón debido a que padecía de heterochromía central, heredada de su padre. Él la invitó a pasar, cosa que hizo. Se sentaron en un sofá y hablaron de porqué estaba allí, y, cómo no, de nuevo, su cara. Por un accidente, siempre iba a decir eso. El padre, Henry había llamado a Sal porque se tenía que ir, asique les dejó solos en la casa.

   —Ahora que estamos solos... ¿Quieres tocar un poco? —Preguntó Sal, a lo que Vas obviamente dijo que sí.



1275 palabras, Vas:)

Vassy FaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora