Lucía Vas Jiménez es una adolescente de 14 años con cara próstetica debido a un accidente que tuvo en su pasado. Debido a la muerte de sus padres y su hermana, se muda a los Apartamentos Addison, junto a su mejor amigo, Héctor, cuyos padres también...
—Joder... No... —Héctor se cayó de la silla, sentía cómo se quedaba sin fuerzas lentamente, estaba temblando y llorando.
—Parece que no os salido muy bien la jugada. —Kevin se acercó a Héctor en su silla de ruedas, estaba riéndose de él en su cara.
—Cállate, por favor... No... No puedo con esto, no quiero perder a otro ser querido más... —No alzó la mirada, no hacía falta, ya sabía quién era.
—No te molestes en llorar, sólo es una zorra, igualita a su madre. Tantos problemas tenía ella... Sólo quería hacer que se matara, pero vaya, mató a mi familia. Menuda puta... —Dijo orgulloso.
—A ver, gilipollas de turno —Larry se levantó de la silla, imponía respeto por su altura. —, si te dicen que te calles la puta boca, te callas y ya está, no tienes que cuestionarlo, y mucho menos meter mierda. ¿Acaso quieres que hablemos de cómo se sienten ahora mismo por ti tus padres? Ah, es verdad, que están muertos.
—Serás cabrón... Primero, ¿¡quién copó eres tú!? Segundo, no sabes nada de mi, ni de este imbécil. Mucho menos de... ¿Adivina quién? ¡Exacto! ¡La zorra de Vas! —Se notaba cómo se iba poniendo cada vez más nervioso, era una situación dura.
—¿¡Porqué no se lo dices a ella en su cara!? ¿¡Tienes miedo de lo que te pueda pasar, te da vergüenza!? —Héctor estaba perdiendo la razón, no podía aguantar más.
—¿¡Qué me va a hacer a mí esa zo-
Antes de terminar la frase, Héctor se abalanzó sobre Kevin, tirándole de la silla de ruedas, pegándole puñetazos en la cabeza.
—¡Héctor! ¡Para, por favor!
Se giró y vio a Sal, se había quitado la prótesis y estaba llorando, de pronto llegaron guardias a arrestarle también, llevándole en la misma dirección en la que se llevaron a Vas. En ningún momento apartó la mirada de los ojos de Sal. Ojos azules cómo el cielo, estaban llenos de lágrimas. Lágrimas de dolor.
Estaba en una sala, Vas también estaba ahí, les dejaron solos. Ella se percató de que su mejor amigo estaba ahí y corrió hacia él.
—Héctor... No quiero que pase nada... Te vi con Kevin, ¿porqué lo hiciste?
—Vas... No puedo perderte, no podría soportar una muerte más, no puedo estar solo, te necesito...
—Este es mi último día en casa. Mañana vienen y me van a llevar a la prisión más cercana, lo siento...
—No... Prométeme que estarás bien, que no te dejarás tocar ni insultar por nadie, y si lo hacen, les partes la cara.
—Lo prometo, pero... Promete que vendrás a verme todos los días, sin excusas.
—Lo prometo.
En ese momento, Héctor vio algo salir del bolsillo trasero de Vas. Con cuidado lo sacó para no tocar... Dónde no debía. Era la hoja que guardó del libro de almas y así.
—¿No irás a vender tu alma, no? —Preguntó Héctor con ironía.
—Eh... No, sólo me interesó de un libro. —La pregunta dejó extrañada a Vas. —Cambiando de tema. El día del juicio final, me dejarán quedarme a dormir con vosotros.
—Oh, eso está genial, podremos disfrutar ese día, sales de prisión y estaremos de nuevo juntos.
—Héctor... Ya tienen el veredicto, aunque dicen que dudan un poco.
—¿¡Cuál es!?
—Ah, no me lo han dicho, he pedido pistas pero nada, sólo dicen que no va a pasar nada, que todo estará... Bien.
Vas sonrió, intentó dar un abrazo a Héctor, pero tenía las esposas en la espalda, en cambio él las tenía al frente. Entró un señor muy alto que quitó las esposas a Héctor, en cambio, a Vas le dijo que hablasen un momento. Héctor salió y ella y el hombre se quedaron a hablar. Cinco minutos después salió Vas, estaba un poco decaída, era normal por todo lo que había pasado hoy. Afuera estaban Héctor y Sal, Larry tenía que hacer cosas y se fue. Al verles, a Vas se le quitó la mala cara, se alegró al ver a Sal, aunque estaba sin su prótesis. Él mismo rompió el silencio.
—Héctor... ¿Te importaría si hablo a solas con Vas?
—Oh, claro, me alejo y cuando me pueda volver a incorporar me hacéis una señal...
Héctor se alejó dudoso, no sabía si hacerlo o no, mientras miraba a estos dos que estaban hablando por sí alguno hacía caras raras saber sus emociones.
—Oye, Vas... Quiero que sepas una cosa, ¿vale? —Sal estaba mirando a Vas a los ojos, preocupado.
Vas sólo se imaginaba todo lo que le podría decir. Que le iba a dejar, que no hablasen más, que estaba loca... Pero se sorprendió para bien.
—Vas, quiero que sepas que no me importa lo aus haya pasado, yo te apoyaré, no voy a dejarte sola, ni yo, ni Héctor ni Larry, estamos de tu lado. Creo en que tuviste tus razones, sé que no fue culpa tuya... No eres una asesina, no estás loca.
—Debes ser el único que piensa eso... —Vas empezó a llorar, se cubrió apoyando su cabeza en el pecho de Sal. Al ver esto, Héctor se acercó.
—¿Ha pasado algo? —Pregunta preocupado.
—No... Vayamos a casa.
Sal cargó a Vas en su espalda en el camino a casa, ella se quedó dormida. Su muñeca se puso delante de la cara de Sal. Era verdad. Estaba llena de heridas, no sólo cortes sino también quemaduras. Algunas eran nuevas, otras no... Las quemaduras se veían más viejas, pero los cortes... No. Sal se calló y no dijo nada a Hector, no quería preocuparle más. No fueron a casa de ellos dos, sino que fueron a la de Sal un rato, ella estaba dormida y los otros dos de quedaron hablando de lo que pasó en el juicio, de lo que hicieron Héctor y Vas aquella noche y... Un poco del pasado de Vas, muy por encima, pero un poco. Aparte de eso, Héctor se abrió a Sal hablándole un poco de él y de cómo era antes de llegar a los apartamentos. No dejaron de lado el tema del juicio que tendría lugar en una semana. Los dos decían lo mismo, que no iba a pasar nada y que estarían juntos todos después de ello, dándole un final feliz. Vas se despertó, pero al escuchar de lo que estaban hablando, hizo que seguía dormida para poder enterarse. Al oír que estarían juntos después de todo, empezó a llorar, lo que ocasiono que se dieran cuenta de que se había despertado, pero sin que se diesen cuenta de que se había enterado de todo. Ella simplemente dijo que estaba bien, que necesitaba bajar a tomar aire, lo que hizo que los tres fueran juntos al parque que tenían. Hasta que de pronto escucharon una voz.
—Saaally Face, y... Vaaassy Face.
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Dibujo de Vas que hice. Pueden seguirme en Twitter, o como se llama ahora, X, ahí subo mis dibujos. @Lucy_V_19.
De antemano disculpen mi demora, estoy de vacaciones, pero ya mañana me voy a mi casa y podré publicar:D.