Dylan
—¿Nos dirigimos al culo del mundo o algo así? Porque siento que llevamos años caminando.
Le pregunté en voz baja a Quinn para que la señora Brown no escuchará, pero la ternurita que tenía por acompañante me ignoró. Suspiré y me di por vencido. La verdad era preferible que no habláramos para como estaba nuestra situación, aunque, ¿cómo estaba exactamente nuestra situación?.
Tomándome por sorpresa Quinn por fin se pronunció y no precisamente para responder a la pregunta que le había hecho.
—Esto es tu culpa—dijo haciendo notar toda su rabia con tan solo esas 4 palabras.
Sin dejar de caminar giré la cabeza para mirarla, ella también tenía sus ojos en mí.
—¿Mi culpa?—Tenía que estar bromeando—La loca del frente es la que nos está llevando a detención sin haber hecho nada que lo justifique.
—Pero si no hubieses hecho que nos detuviéramos ella no nos hubiese visto y ahora tú estarías en algún lugar lejos de mí.
—¿Y dónde? ¿En baloncesto?
—Hay otras actividades.
—Pues que le den a las otras actividades que puedan hacer que esté lejos de ti.
—¿Qué sucede ahí atrás?.
La maestra Brown se dio la vuelta hacia nosotros, Quinn y yo poniéndonos mala cara nos giramos hacia el frente de brazos cruzados.
—¿Ninguno contestará?—insistió Brown, pero ninguno contestó.
Yo lo hubiese hecho, pero la realidad es que no tenía ni idea de que acababa de tratar la discusión—si se le puede llamar así— que acababa de tener con Quinn. Lo único que sabía era que se seguían levantando estos muros entre ambos y lo detestaba.
Miré de reojo a Quinn, ni una expresión legible en su hermoso y sencillo rostro.
—Bien, como sea—Dijo la maestra Brown—. Entren aquí.
Me di cuenta entonces de que estábamos frente a la puerta de un salón, ella lo señalaba y antes de dignarme a avanzar, Quinn se me adelantó y entró primero. Fue directo a uno de los pupitres de la primera fila y se sentó de brazos cruzados.
—Que infantil—murmuró Brown y entonces la miré
—Ella no es la que todavía siente recelo por la broma de unos niños de 6 años.
Dicho esto pasé por su lado y a pesar de todo, me senté al lado de Quinn.
La maestra Brown entró segundos después para detenerse frente a nosotros dándole la espalda a la pizarra. Tenía una expresión algo espeluznante; Al momento de empezar a hablar solo se dedicó a observar y dirigir sus palabras a mí, ignorando la presencia de Quinn.
—Ya que eres nuevo te explicaré cómo se pasa la hora de detención bajo mi autoridad...
—¿Tiene de esa?—la interrumpió Quinn, la miré y luego a Brown, la sonrisa se le había borrado.
—Bueno Quinn, si no la tuviera no estarías aquí. No me hubieras obedecido, ¿o si?.
Quinn bufó sin mirarla y eso fue todo, entonces Brown continuó hablando:
—¿En dónde me había quedado? Ah, si—Volvió mirarme—. Te decía Dylan o más bien estaba a punto de decirte que estarás haciendo la próxima hora.
—¿Y qué estaré haciendo?.
—Te la pasarás simplemente encerrado aquí hasta que yo vuelva.
¿Era en serio? No tenía más imaginación.
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Dylan y Quinn
Teen FictionDylan y Quinn. Dos personas tan distintas y tan iguales a la vez que se complementaban a la perfección el uno con el otro. Aunque no estoy tan segura de que uno de ellos lo quisiera creer del todo. Hay veces en la vida que la cosas pueden llegar a s...