Quinn
Nunca fui alguien que prestara mucha atención a lo que decían los demás, solo hacía excepciones con mi familia. Pero con Dylan hacer la excepción no era cansado. Adoraba oírlo hablar, me perdía en su voz y en la ilusión con la que me decía cada cosa.
Ya llevamos como una hora en mi habitación, se nos había ido el tiempo abrazándonos y contándonos anécdotas tontas del tiempo que no nos vimos. Y no me gusta perder, pero debo admitir que sus historias eran mejores.
—¿Entonces tú y tu mamá encontraron la forma de saquear las máquinas expendedoras del hospital?
—Sí.
—¿Y cuándo sospecharon en serio culparon al conserje?
Dylan reprimió una sonrisa.
—Te he dicho mil veces que sí.
Y cada vez mi risa se hacía más fuerte; empecé a reírme mientras él negaba divertido y me observaba fijamente. Estábamos en la cama, él estaba muy tranquilo, recostado con los brazos cruzados bajo su cabeza y yo me encontraba subida encima de él—aún riéndome—y con las manos en su pecho.
—Sabía que tenías un lado malvado—le comenté ya con más calma.
Dylan sonrió.
—¿Ser un chico malo me suma más puntos?—tragué saliva cuando bajó sus manos y las guió hasta mi cintura—. Ojalá hubiera sabido eso antes.
Ojalá yo hubiera sabido antes lo mucho que me gustaría él.
—Hubiera robado caramelos para ti o insultado a más profesoras—añadió seguidamente.
—¡Oye!—le di un pequeño golpe en el hombro—, en primer lugar yo no insulté a Brown y en segundo...—acerqué mi cara a la suya. Él apretó mi cintura cuando rocé mis labios con los suyos sin dejar de verlo a los ojos—, tendrían que haber sido muy buenos caramelos.
—Los mejores—presiona levemente sus labios contra los míos—. Todo con tal de que me hablarás.
Me separé de él un poco y llevé mi mano a su mejilla. Lo acaricié con todo el cariño que tenía en mi interior y le sonreí con él mismo. Dylan, también me sonrió, pero creo que con mucho más; Ese se volvió un momento digno de conservar para siempre.
Pero todo llega a su fin.
Alguien tocó mi puerta y a los segundos se escuchó la voz de Blake.
—Oye papá y mamá están por llegar—no miré a Dylan—. Y Tommy ya se fue.
—Dos minutos, Blake.
Me aparté de Dylan y me bajé de la cama. Él hizo lo mismo y se acercó a mí suspirando.
—Supongo que te veré mañana.
—Supondré lo mismo de ti.
Se aproximó un poco más a mí de seguro para besarme y fue el momento perfecto para oír mi teléfono vibrar detrás de mí encima de la peinadora. En algún momento entre las charlas y los besos lo oí tanto que tuve que levantarme y ponerlo allí para así asegurarme de que Dylan no viera la pantalla o le diera por revisar.
Pero ahí estaba, recordándome lo efímero de las cosas.
No pude besarlo, solo lo abracé y siendo Dylan no se quejó. Únicamente me devolvió el abrazo con todas sus ganas.
Cuando nos separamos lo acompañe a la puerta.
Me miró fijo unos segundos y me pareció que dudaba en decir algo.
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Dylan y Quinn
Teen FictionDylan y Quinn. Dos personas tan distintas y tan iguales a la vez que se complementaban a la perfección el uno con el otro. Aunque no estoy tan segura de que uno de ellos lo quisiera creer del todo. Hay veces en la vida que la cosas pueden llegar a s...