Capítulo 11

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Quinn

Era la primera vez que iba a los bolos y no era algo que me llamara mucho la atención. No le veía la diversión a arrojar una bola de casi 3 kilos y saltar de emoción al conseguir tirar los pinos, o como sea que se llamarán.

Pero para mi mala suerte eso era lo que haríamos esa noche, una noche que la verdad no me daba la impresión de que acabaría bien. Para empezar porque iría con Blake y Tommy y estos se habían empeñado toda la semana en ser más cariñosos de lo normal, no era algo bueno para mi azúcar de ver; Segundo porque mi cuerpo, mente y alma solo deseaban quedarse tumbados en mi cama mirando hacia la nada.

—Será divertido, ya verás—dijo mamá por novena vez en el día.

Estábamos en la cocina, ella preparaba una de sus famosas tartas de arándanos y yo estaba sentada en la mesa del desayuno esperando pacientemente que mi hermana se terminara de alistar para irnos a los bolos donde Tommy ya nos estaba esperando.

—¿Con quién has vivido los últimos 15 años mamá?—le pregunté—. No creo que no sepas lo difícil que es que Blake acepte un no por respuesta.

—Eres la hermana mayor—me recordó mientras probaba un raro glaseado.

—Pues eso a ella le da igual.

Mamá lo consideró y luego de asentir el silencio regresó.

Miré mi reloj, ya iban a ser las ocho y nada que salíamos. Se supone que estaríamos ahí más tardar a las ocho y media, pero con el paso que llevábamos la hora de llegada sería a partir de la media noche.

—Quizá Blake solo quiere hacer que te diviertas, ya sabes, por estos días.

La voz de mamá se volvió a escuchar.

—¿Qué quieres decir con eso?—levanté la cabeza para mirarla con el ceño fruncido. Mamá dejó lo que estaba haciendo y se acercó para tomar asiento frente a mí—. Me estás asustando.

Ella suspiró y me miró dulcemente.

—Has estado un poco apagada estos días, cielo.

—Claro que...

—Claro que si—me corta—, no intentes mentir a tu madre. Ni tampoco a ti.

Tenía razón, pero no quería admitirlo; La última conversación con Dylan me había dejado pensando en mi comportamiento hacia los demás. En mis formas de hablarles, de tratarlos y en... todo. Me hizo rememorar todas las veces en que critiqué a Tommy, en los momentos en que fui de los más borde con las personas que trataban de ser gentiles conmigo.

Pensé en Blake, en papá y mamá preocupándose por mí y yo... Siendo tan desconsiderada.

—No es nada mamá, solo cosas de adolescentes—digo al final.

—Yo también fui una adolescente también.

—Hace años, ¿no?

Mamá me dio un pequeño golpecito en las piernas, pero de igual manera se notaba que le había hecho gracia también. Amaba reírse de ella misma.

Al final tomó mis manos y se puso seria

—En serio Quinn, puedes decirme lo que sea y lo sabes.

Me mordí el labio inferior antes de hablar, era algo que había estado haciendo los últimos días.

—Es que, no sé, he estado pensando en...—me corté a mi misma.

—¿En qué?—me alienta a seguir.

Dylan y QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora