Dylan
Había pasado casi el día entero sin ver a Quinn debido a los entrenamientos, tuve que llegar muy temprano a la escuela, ya que el entrenador junto con Tommy negociaron con el director para que nos diera todo el día solo para entrenar. Mi parte que todavía le huía un poco al deporte, se lamentaba porque nos habían dado el permiso.
Si no nos hubieran adelantado ese juego la preocupación y el desgaste no hubiese sido mucho, pero para mi suerte así eran las cosas. En fin, después de todo un día de ensayar y memorizar jugadas necesitaba ver a Quinn, necesitaba desconectar un rato. Y me alegró mucho que ella no pusiera ninguna objeción a vernos tan tarde a la noche, tanto como me sorprendió que me pidiera que fuera a su casa.
Y ahí seguíamos, en su cocina sentados los dos en la encimera, hablando de nada en específico.
—¿Nervioso por el partido de mañana?—me preguntó Quinn elevando la vista de mis pantuflas, las cuales sí que eran horrendas.
—La verdad es que no.
—Pues te felicito—me dijo con media sonrisa—, yo siempre estoy nerviosa antes de un juego.
Imaginarme a Quinn nerviosa era un poco difícil, pero hice el esfuerzo de desviar el tema hacia cosas menos... personales.
—No es mi culpa que no seas tan perfecta como yo.
Se había distraído unos segundos tomando mi mano y jugando con ella, pero al oír eso levantó la cabeza bruscamente y me miró de una manera realmente escalofriante.
Me hice el inocente.
—¿Qué?
—El egocentrismo no te queda.
—Lo dice la señorita "tu equipo apesta y el mío no"
Me soltó la mano y fue cuando me di cuenta de que quizá no debí decir nada.
—Nunca dije eso y lo sabes.
—Es cierto—le doy la razón—, pero sí que prácticamente insinuaste lo primero.
—¡Y me disculpé!—alza la voz y al darse cuenta cierra los ojos y respira intentando calmarse. Yo la observo en silencio.
Se veía preciosa enojada, tierna.
—¿Sabes qué?—se centró otra vez—. Tienes que descansar para mañana y ya es tarde.
Se bajó de la encimera y se dirigió a la puerta por donde entré, hice lo mismo y la seguí cauteloso. Era más que evidente que estaba un poco molesta por lo que le había dicho. Cuando llegué a su altura y me detuve frente a ella ni siquiera me veía.
No debí sacar ese tema. Esa vez se había mostrado bastante arrepentida y por más que hubiese pasado tiempo de eso, a la mayoría de las personas no les gusta recordar cuando realmente hicieron algo mal.
Por obvio que fuera igual le pregunté:
—¿Estás enojada?
—No.
—¿Y por qué no me miras a los ojos?
Por supuesto lo hizo de inmediato.
—No estoy molesta—repitió
Intenté acercar mi mano a su cara y ella se apartó.
—Quinn...
—Dylan tienes que irte.
—¿Te veré mañana en el juego?
Quería que estuviera allí.
A pesar de todo asintió y pude respirar con más calma.
ESTÁS LEYENDO
Dylan y Quinn
Teen FictionDylan y Quinn. Dos personas tan distintas y tan iguales a la vez que se complementaban a la perfección el uno con el otro. Aunque no estoy tan segura de que uno de ellos lo quisiera creer del todo. Hay veces en la vida que la cosas pueden llegar a s...