I

193 21 77
                                    

EL INICIO

Amar.

Una de las palabras más fuertes de las que he oído, porque amar, puedes amar lo que sea, amar a tu familia, amar a tus amistades más cercanas, amar cada uno de tus hobbies, incluso amar a tu mascota, y yo conozco casi todas, hay una que me falta, ¿qué se sentirá amar a alguien de manera romántica?, es decir, sentir mariposas en el estómago, que los latidos de mi corazón retumben en mi pecho descontroladamente, ¿será esté el amar del que hablan?, el querer dar la vida por alguien o la forma es que describen cuando hablan de la idea de "morir por amor", ¿querer dar la vida por alguien es amar?, no lo sé, porque nunca he amado de esa forma a alguien y las esperanzas a medida que pasa el tiempo se van desvaneciendo, o eso creía hasta que te conocí.

Es aquí donde comienza nuestra historia.

-Sasha -alguien me habló, pero yo estaba perdida en mis pensamientos mientras reposaba mi mejilla en el puño de mi mano, mirando por la ventana del salón.

-Sasha -escuché nuevamente, pero seguía inmersa en mi mundo de pensamientos filosóficos.

-¡Sasha! -insistió con un tono más enérgico.

Salté del asiento al oírlo, todos mis compañeros comenzaron a reírse por mi reacción. Había olvidado por completo que estaba en clase; estas cosas solían sucederme con demasiada frecuencia.

-Sasha, ¿en qué clase estamos? -El profesor me miró expectante, cruzando ambos brazos.

-Eh... ¿matemáticas? -Murmure con cierta inseguridad. La expresión de decepción en el rostro del profesor fue evidente mientras dirigía mi mirada al pizarrón. Horrores, eran clases de lenguaje. Mis compañeros disfrutaban de la situación, riendo ante mi despiste. Me fui haciendo pequeña en mi asiento, deseando que la tierra me tragara.

«Que la tierra me tragué»"


El profesor continuó la clase con indiferencia, ignorándome por completo. Con cierta incomodidad, saqué el cuaderno de lenguaje que había permanecido olvidado en mi mochila, colocándolo sobre la mesa. Mientras intentaba concentrarme en las lecciones, mis pensamientos derivaban hacia mi diario, donde plasmaba cada emoción y pensamiento. Escribir, ya sea en el cuaderno de apuntes o en Wattpad, se convertía en un escape. A veces, perdía la noción de la clase, sumergiéndome en la creación de poemas e ideas que fluían en mi mente. En mi diario más íntimo, expresé:

«Querido diario: ¿Existen los príncipes azules? Y si es así, ¿no merecen ser salvados también? Me pregunto si hay un príncipe para mí, pero el miedo a salir herida en el proceso me detiene. Quiero amar, pero la incertidumbre me envuelve.»


El día avanzaba rápidamente, así que guardé mis cosas, incluyendo mi diario, y apresuradamente agarré mi mochila. Al salir, alguien me tomó del brazo, era Anna, lo cual me desconcertó, ya que no estaba acostumbrada a que mis compañeros se dirigieran a mí de esa manera.

-Oye, Sasha.

-Anna, ¿qué sucede? -pregunté confundida, sintiendo la inusual directa interacción.

-Pensé que tal vez... querrías unirte a nosotras en una salida de chicas -comentó, con una expresión dubitativa, como si se cuestionara su propia invitación.

Until The Last Breath ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora