GOLPE DE REALIDAD
-¿Qué?
No podía caer en cuenta de lo que estaba sucediendo; los latidos aumentaban, un nudo en el estómago y en la garganta se me formaba, las piernas me temblaban como las manos, sin siquiera poderse detener. El golpe de realidad era demasiado cruel.
-Además, se vendrá a vivir conmigo a México -nos contó tan alegremente. Busqué la mirada de Ryu, esperando que me lo desmintiera, pero con esa expresión triste miró hacia otro lado.
-¿Es en serio? -Mi voz salió medio aguda, algo en mí se desgarraba poco a poco. Sentí como si me hubieran pegado un puñetazo en el estómago; simplemente imaginar la idea de él y ella juntos me generó un dolor físico e intenso. Mi corazón estaba hecho pedazos.
-Sí -me confirmó Emma, muy feliz por esa noticia. Traté de procesar la información, pero las emociones tumultuosas se apoderaron de mí. La habitación parecía más pequeña, el aire más denso.
No dije nada, un dolor inmenso apretó mi pecho y las lágrimas brotaron por sí solas, como un torrente incontrolable. Supe que todos me miraban sorprendidos; sentí mi mano sobre mi estómago, un gesto instintivo de protección. Las lágrimas caían al suelo, creando un rastro salado que marcaba mi desolación. Mis manos temblaban, incapaces de contener la tormenta de emociones que rugía en mi interior.
La expresión de Ryu al verme así fue como si le hubieran dado un bofetazo. Parecía haberse quebrado en ese momento, no por Emma, no por el instante, no por sus palabras; solo por verme en ese estado. Su mirada reflejaba impotencia y remordimiento, como si hubiera presenciado el desmoronamiento de algo preciado.
Entonces, en medio del silencio roto solo por sollozos ahogados, tomé mis cosas y escapé de ese lugar. Ni siquiera me tomé el tiempo de ponerme las prendas que aún estaban sobre el sofá, ni de despedirme. Abrí la puerta con un estallido y me lancé fuera, corriendo sin rumbo fijo. No podía parar de llorar, no podía dejar de correr, por más agitada que me encontrara.
Cada paso parecía hundirme más en un abismo de desesperación. Las lágrimas borrosas nublaban mi visión, pero la urgencia de escapar de aquel dolor me impulsaba. La ciudad se desvanecía a mi alrededor mientras corría sin aliento, sintiendo cómo mi corazón se desgarraba con cada latido.
Fue entonces, en medio de mi carrera desenfrenada, que tropecé con la realidad. Mis pies se enredaron en la tormenta emocional que me arrastraba y caí, golpeando la fría superficie del suelo. La oscuridad de la noche se mezclaba con mi propio desconsuelo, mientras permanecía allí, caída y quebrada, en el rincón más oscuro de mi propia desdicha.
Cerré los puños con fuerza, clavándome mis propias uñas mientras yacía tirada en el suelo boca abajo. Los relámpagos alumbraron el cielo, iluminando mi desesperación, y los truenos retumbaron por encima de mí. El presagio de la tormenta que se avecinaba reflejaba perfectamente el caos que se estaba desatando dentro de mí.
Los primeros indicios de la lluvia empezaron a caer, pero mi mundo ya estaba empapado por las lágrimas. Intenté levantarme lentamente, poniéndome de rodillas, pero lo único que salió de mí fue un grito desgarrador. Era la liberación de todo lo que tenía adentro, un torrente de emociones que se precipitaba desde lo más profundo de mi ser. Nunca había experimentado un dolor tan abrumador, era como si mi alma se desgarrara, dejando al descubierto capas de vulnerabilidad que ni siquiera sabía que existían.
Los truenos resonaban en sintonía con mi tormento interno, mientras la lluvia empezaba a caer con más intensidad. Cada gota que golpeaba mi piel era como un eco de mi propia desdicha. El viento susurraba secretos de desamor, llevándose consigo los pedazos rotos de mi corazón.
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Until The Last Breath ©
Teen Fiction[COMPLETADA] Ella desconoce el significado del amor, mientras que él busca comprender la verdadera esencia de la felicidad. Anhelando la capacidad de amar, ella se cruza con él, anhelante de ser amado. Aunque como el agua y el aceite, sus diferencia...