XIII

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CULPA

-¿Por qué? -pregunté con la voz quebrada-. ¿Por qué no me lo dijiste? Todo sería más sencillo si lo hubieras hecho. Creí que éramos amigas; te conozco mucho antes que a todas ellas. No entiendo.

La decepción y la confusión se entrelazaban en mis palabras, buscando respuestas que parecían esquivarse en medio de la frustración. En ese momento, el peso de la traición y la falta de explicaciones se hacía evidente, dejándome con un nudo en la garganta y la incertidumbre de lo que vendría a continuación.

-Lo... Lo sien..-intentó disculparse, pero sus palabras se perdieron en el vacío, ensordecida por la traición que sentía. Era una sensación abrumadora, como si él mundo se desmoronara a su alrededor.

-¿Sabes, una cosa? No me sorprende que tú madre haya caído internada, todo es por tu culpa -le solté con amargura sin medir las consecuencias de mis palabras. La rabia me consumía, y mi único objetivo era devolverles algo de su propia medicina. Sin embargo, no me percate de la crueldad de mis expresiones hacia ella.

Tiana quedó paralizada, en shock, como si un rayo hubiera caído sobre ella. En ese instante, me sentí arrepentida al observar cómo las expresiones se transformaban en pura desolación. A pesar de ellos, Amara se levantó sin pronunciar palabra y abandonó el aula, dejándome sumida en la soledad que yo misma había causado. El arrepentimiento se apoderó dentro de mí, comprendiendo tarde la magnitud de mis palabras hirientes.

Después de ese impactante intercambio de palabras, la cotidianidad retomó su curso. Logré contener las lágrimas y dejar de lamentarme por la situación, convenciéndome de que lo peor ya había pasado. La ilusión de una calma duradera se instaló en mi mente, creyendo que no habría más motivos de preocupación. Sin embargo, desconocía por completo que este episodio marcaba apenas el prólogo de una experiencia que cambiaría mi vida de manera irremediable, y lamentablemente, no sería un cambio placentero.

Los días transcurrían aparentemente normales, pero bajo la superficie de mi rutina se gestaba una tormenta que aún no había mostrado su verdadera magnitud. Ignoraba las señales que anunciaban la inminencia de nuevos desafíos, sumergiéndome en la ilusión de la estabilidad recién recuperada. A medida que el tiempo avanzaba, esa tranquilidad se volvía efímera, cediendo espacio a un susurro constante de incertidumbre.

Mis pensamientos oscilaban entre la esperanza de un futuro mejor y el temor latente a lo desconocido. Cada día parecía traer consigo un peso adicional, como si el universo estuviera tejiendo una compleja red de acontecimientos que se manifestarían cuando menos lo esperara. A pesar de mis esfuerzos por relegar la ansiedad al olvido, presentía que algo significativo se gestaba en las sombras, acechándome con su inevitable llegada.

Inadvertida ante lo que se avecinaba, continué mi vida diaria, ajena a las señales que, en retrospectiva, revelaban la proximidad de un giro trascendental. Este sería el preludio de una serie de eventos que transformarían mi existencia de maneras imprevisibles, marcando el inicio de una travesía que, aunque desafiante, me llevaría a descubrir la fortaleza que yacía en lo más profundo de mi ser.

FIN DEL FLASHBACK

Llegué al lugar destinado para realizar el examen, una mezcla de ansiedad y expectación inundaba mi ser. Enfrenté las preguntas con la incertidumbre de

si mis respuestas estaban a la altura, consciente de que la suerte desempeñaría un papel crucial en el veredicto final. Al salir, la tensión persistía, exacerbada por las miradas furtivas que me seguían como halcones, escrutando cada uno de mis movimientos. Siempre me sentía observada, como si cada paso que daba estuviera bajo un microscopio de juicio implacable.
Caminé hacia la salida con la pesadez de la evaluación aún aferrada a mis pensamientos. Fue entonces cuando noté múltiples llamadas perdidas en mi celular, todas provenientes de Dan. Una oleada de preocupación se apoderó de mí, como un eco inquietante de que algo urgente demandaba mi atención. Decidida a disipar la incertidumbre, opté por devolverle la llamada, buscando respuestas en la voz de Dan al otro lado de la línea:

Until The Last Breath ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora