EL ARDOR DE LAS CICATRICES
Al llegar al final del camino, justo antes de adentrarme en el próximo capítulo de mi existencia, decidí cerrar los ojos, como si buscara refugio temporal de la realidad. Fue en ese momento preciso donde esas memorias, como sombras del pasado, se desplegaron en mi mente, envolviéndola con una intensidad abrumadora. Cada detalle, cada emoción, se manifestó con una nitidez sorprendente, como si el tiempo se detuviera para recordarme la complejidad de aquel día que se resistía a desvanecerse en el olvido:
FLASHBACK
En el amanecer, con las pestañas cargadas de sueño, aprecio la frescura matutina que abraza mis sentidos. Me encanta el frío, y estas mañanas son como un bálsamo para mi alma. Mi celular descansa en mis manos, aguardando ansiosamente el mensaje de Harry, mi novio encantador de nacionalidad español y con rasgos asiático; alguien que ha compartido mi vida durante aproximadamente un año.
Navegando entre mensajes, mi atención se eleva repentinamente hacia una escena que hiela mi corazón: una de mis amigas, parte de mi círculo más íntimo, entregándose a besos con Harry. La incredulidad se apodera de mí, y la fuerza involuntaria con la que aprieto mi celular refleja la intensidad de mis emociones en ese momento.
Harry, hasta ese momento, era mi refugio después de las inseguridades que enfrentaba con los chicos, quienes se burlaban cruelmente de mi apariencia. Cada palabra hiriente, cada risa mordaz se desvanecía en la seguridad que Harry me brindaba. Era mi soporte, mi confidente, y ahora, enfrentaba la traición de quienes creía eran mis amigas más cercanas.
En este crudo despertar, me doy cuenta de la fragilidad de las conexiones que creía sólidas. No solo confronto la deslealtad de Harry, sino también el dolor de la traición de amistades que creía inquebrantables. En medio de la conmoción, resuena la voz interna que me recordaba las burlas pasadas, exacerbando el dolor de la traición con el eco de antiguas heridas. La búsqueda de aceptación y amor se ve empañada por la dura realidad que se despliega ante mí, y me enfrento a la difícil tarea de recomponer los fragmentos de mi confianza y autoestima.
-¡Espera, Sashi! -resuena en mis oídos, una ironía descarada en su llamado, como si no hubiera presenciado el despliegue de traición que acababa de suceder. Mientras avanzo, Harry no es el que me sigue, sino Sansa.
Sansa, con sus rizos juguetones y una apariencia que, según los estándares convencionales, la colocaría en un pedestal más alto que el mío. Su piel, impecable como la seda, evoca la perfección de los cánones de belleza, y sus ojos rasgados reflejan similitudes con los de Harry.
-¿Qué quieres? -detuve mi paso, sintiendo el peso de la traición en cada huella dejada en el suelo. Al girarme, mi voz emergió con un dejó de frustración.
-No es necesario que te pongas así, Sashi, fue simplemente un beso -ella responde con una indiferencia que hiere más que cualquier palabra afilada, su risa sarcástica, como una nota discordante en medio de la desolación, hace que mi estómago se revuelva, enfrentándome a la realidad cruda de la situación.
En este tenso encuentro, las sombras de la traición y la inseguridad bailan en el aire. La respuesta superficial de Sansa revela una falta de comprensión, o peor aún, una insensibilidad hacia el dolor que se agita en mi interior. Mientras la brisa fría de la mañana corta el ambiente, la confrontación se convierte en un enfrentamiento no solo entre individuos, sino entre las percepciones distorsionadas de la belleza y la autoestima.
-Eres increíble -mis palabras escapan con un toque de sarcasmo, una respuesta aguda a la hipocresía que se desarrolla ante mis ojos-, ¿acaso no te quedan suficientes neuronas en ese cerebro tuyo?
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Until The Last Breath ©
Teen Fiction[COMPLETADA] Ella desconoce el significado del amor, mientras que él busca comprender la verdadera esencia de la felicidad. Anhelando la capacidad de amar, ella se cruza con él, anhelante de ser amado. Aunque como el agua y el aceite, sus diferencia...