LA PROMESA DE UN NUEVO CAPÍTULO
No puedo recordar cuántas noches han pasado desde que perdí la capacidad de dormir. Cada vez que cierro los ojos, mi mente se convierte en un torbellino de pensamientos oscuros que me arrastran hacia abismos de desesperación. Ni siquiera he tenido fuerzas para levantarme de la cama y enfrentar el día. La escuela parece un mundo lejano y ajeno, y la idea de asistir se ha vuelto tan abrumadora que simplemente prefiero quedarme aquí, en la oscuridad de mi habitación.
Mi familia está preocupada, puedo verlo en los ojos de mi madre cuando entra y me ruega que coma algo. Pero la comida parece un lujo innecesario en medio de este agujero negro que se ha apoderado de mi ser. La presión en mi pecho es constante, como si algo estuviera aplastando mi alma y cada respiración se convirtiera en un esfuerzo titánico.
-Sasha, por favor, debes comer... -Escucho la voz de mi madre resonar en la habitación, cargada de preocupación y amor. Pero mis palabras salen como un susurro vacío, sin fuerza ni convicción.
-No tengo hambre -respondo, envolviendo mis piernas en un abrazo protector mientras observo el mundo a través de la ventana, buscando respuestas en los destellos de luz que se filtran entre las sombras.
Ella insiste, como lo ha hecho desde que este tormento comenzó a consumirme.
-Cariño, si algo te molesta o te duele, sabes que puedes hablar conmigo, ¿no? -Su voz es un faro de esperanza en medio de la oscuridad, pero me siento tan perdida que ni siquiera sé por dónde empezar a buscar ayuda.
-Estoy bien, mamá, solo estoy algo descompuesta -murmuro, tratando de mantenerla a distancia, tratando de protegerla de esta tormenta que amenaza con arrastrarme.
Cuando finalmente estoy sola de nuevo, me sumerjo en el silencio opresivo de mi habitación. Reviso mi celular y veo las llamadas perdidas de Dante. Su preocupación es palpable, incluso a través de la pantalla fría y distante de mi teléfono. ¿Por qué está tan preocupado? ¿Qué podría decirle que alivie el peso que siento en mi pecho?
Las horas pasan lentamente, como si el tiempo se hubiera detenido para castigarme con su implacable marcha. Me sumerjo en un mar de pensamientos turbios, luchando por encontrar una salida de este laberinto de dolor y desesperación. Si pudiera dejar de respirar y liberarme de esta carga, ¿lo haría? La pregunta flota en el aire, una sombra más en esta habitación saturada de oscuridad y silencio.
Después de días de aislamiento y desasosiego, una chispa de valentía y nostalgia me impulsó a marcar el número de Aksel. Habíamos sido amigos mucho antes de que nuestra relación se convirtiera en algo más, y aunque el tiempo y las circunstancias nos habían separado, su voz seguía siendo un bálsamo reconfortante en medio de mi tormenta emocional.
Con cada tono del teléfono, mi corazón martilleaba contra mi pecho, lleno de expectativas y temores. ¿Cómo recibiría mi llamada? ¿Estaría ocupado, molesto, o quizás ansioso por hablar conmigo? Las preguntas danzaban en mi mente, alimentando la incertidumbre que se había arraigado en lo más profundo de mi ser.
Después de varios tonos, la línea se deslizó hacia el vacío del buzón de voz. Un suspiro escapó de mis labios, teñido de decepción y confusión. ¿Por qué había evitado mi llamada? ¿Acaso ya no quiere saber nada de mí ?
Bajé la mirada, sintiendo el peso de la tristeza y la confusión aplastándome como un manto oscuro. Mis ojos, enrojecidos e hinchados por las lágrimas derramadas en las noches interminables, reflejaban la tormenta emocional que rugía dentro de mí. Cada lágrima era un eco de los tormentos que me consumían, un recordatorio constante de la fragilidad de mi propia existencia.
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Until The Last Breath ©
Teen Fiction[COMPLETADA] Ella desconoce el significado del amor, mientras que él busca comprender la verdadera esencia de la felicidad. Anhelando la capacidad de amar, ella se cruza con él, anhelante de ser amado. Aunque como el agua y el aceite, sus diferencia...