Satsuki se apresuró a escupir una bocanada de aquellas contaminadas aguas y volvió a ponerse en pie mientras jadeaba. La boca le sabía a una desagradable mezcla entre sangre y sal, con un sucio regusto a algún vertido químico que no era capaz de identificar por su mero sabor. Su agujereado mono de nanofibras se encontraba teñido en su mayor parte de un tono ligeramente azulado. Aquella repugnante sangre de trillador que se mezclaba con el agua había resultado ser mucho más viscosa de lo que parecía a simple vista. Incluso estando diluida por el agua de mar, aquella sustancia seguía ensuciando todo lo que tocaba. Aquellas manchas azules habían salpicado ligeramente a su pálido rostro, y su cabello se encontraba empapado y enmarañado. Aunque no tenía tan mal aspecto como lo había tenido tras perder aquel enfrentamiento contra Alisa varias semanas atrás, la Comandante Aldrich definitivamente no se encontraba en su mejor momento.
La titán se aferró a su espada con ambas manos y continuó respirando a un ritmo acelerado, esforzándose por escupir todo lo que pudiera de aquel asqueroso líquido que le había entrado en la boca. Donde se encontraba, las aguas no debían tener más de cien o ciento veinte metros de profundidad, pero aquello no le había impedido acabar sumergiéndose por completo en ellas tras ser derribada una y otra vez. Aunque su prodigioso metabolismo se apresuraba a estabilizarse y regenerar cualquier daño interno que su carne hubiera podido resistir, lo cierto era que todo el cuerpo le dolía. Por más que odiase admitirlo, la Almirante Nakamura había resultado ser una enemiga mucho más formidable de lo que ella había dado por hecho. Cuatro horas atrás, cuando comenzó a arremeter contra ella, había supuesto que no sería demasiado diferente de destruir un tanque Black. Sin embargo, no podría haber estado más equivocada.
- De nuevo en pie...- Elogió Yomi, simulando cierta condescendencia.
La Comandante en Jefe de Deimos miró con resentimiento a aquel enorme acorazado que navegaba en círculos a su alrededor. Ambas se encontraban a algo más de dos kilómetros de la costa. Satsuki había intentado mantenerse alejada de Brackken, sin llegar a adentrarse tanto en el mar como para que el agua le llegase a la cintura y le impidiese por completo moverse con un mínimo de agilidad. Sin embargo, a pesar de las precauciones que había intentado tomar, había sido prácticamente imposible preservar de todos los daños aquella ciudad costera que había intentado proteger. Durante casi cuatro horas, ella había atacado a la Almirante de Phobos con todo lo que tenía, y aquella máquina no había dudado en responder con contundencia. Ambas habían realizado disparos de artillería psiónica que habían causado ondas de choque y estremecido las aguas con gran violencia. Algunos disparos de los cañones Esper que Satsuki había logrado esquivar habían seguido su trayectoria hacia tierra firme, remodelando violentamente el paisaje. Todas las áreas cercanas a la costa habían quedado prácticamente inundadas por el oleaje que los movimientos de ambas y las ondas de choque residuales de los ataques habían causado. Los disparos de artillería psiónica prácticamente habían desintegrado parte de la línea de costa, provocando seísmos en kilómetros a la redonda y creando nuevos accidentes geográficos donde Argus le ganaba algo de terreno a la provincia de Ebon Enclave.
Naturalmente, la ciudad de Brackken se había visto afectada por el cataclismo que la titán y la IA estaban causando al combatir de aquella forma tan cerca de la línea de costa. Varias olas gigantes habían devorado por completo el puerto de la ciudad y los edificios más cercanos a la orilla. Casi todas las calles de la ciudad habían quedado inundadas, y aquella mezcla de agua y sangre de trillador había arrastrado estructuras, vehículos y personas por igual. Aquellas estructuras de cemento y ladrillos no habían sido mucho más resistentes que un castillo de arena cuando el agua había arremetido contra ellas, como si el mar estuviese furioso y resentido al ser perturbado por aquel conflicto.
Aquel viscoso líquido azul se había impregnado en todo, tiñendo gran parte de la desolada ciudad de aquel color. Los disparos de artillería psiónica errados por los cañones Esper de Yomi habían, en el mejor de los casos, causado algunos patrones lineales de destrucción en el paisaje urbano. En el caso más extremo, un disparo de alta potencia contra la línea de costa había dividido la ciudad entera en dos mitades separadas por un azulado, tóxico y maloliente canal. Aunque la Almirante de Phobos no tomaba la ciudad como objetivo directamente, no parecía contenerse en sus ataques solo por el posible daño colateral que pudiesen causar. Al principio del combate, cuando Satsuki aún daba por hecho que Yomi sería una enemiga fácil de destruir, la titán pensaba que había llegado a tiempo de vengar a su flota y evitar que aquella ciudad se sumase a la lista de bajas de Deimos. Sin embargo, ya no había margen para el optimismo. Resultaba evidente que los daños eran catastróficos. Incluso si la destrucción se detuviese en aquel preciso instante y el agua lentamente volviese al mar, la sangre de trillador probablemente dejaría el área inhabitable durante algunos años. Una vez más, sus intentos por salvar una ciudad habían terminado con la ciudad en ruinas y millones de pérdidas humanas.

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Phobos
Science FictionSatsuki Aldrich es una titán que trabaja para una megacorporación, siendo la Comandante de uno de sus ejércitos. Sin embargo, su tiempo de vida de agota, y para sobrevivir se ve obligada a hacer un trato con un siniestro genetista que le promete sal...